Himnología

“¡Bendita Paz! Ya Mío es Jesús!”

David R. Alves

En 1915 se colocó una lápida muy sencilla sobre una tumba en un cementerio en el estado de Connecticut, en el este de los Estados Unidos. La palabras esculpidas en la piedra decían así: “Tía Fanny. Esta ha hecho lo que podía. Fanny J. Crosby”.  ¿Quién era? ¿Qué hizo? La frase: “Esta ha hecho lo que podía”, fue tomada del Evangelio de Marcos 14:7, y fueron palabras del Señor Jesucristo en referencia al aprecio que expresó hacia una mujer que lo ungió pocos días antes de su muerte. Consideraremos ahora a otra mujer que sirvió a Cristo de manera singular.

Cuando Fanny Jane Crosby murió en 1915, a los 94 años, había escrito unos 8,000 himnos y poesías. Lo impresionante es que había quedado ciega apenas 6 semanas después de nacer. Un doctor se equivocó en el tratamiento que le dio para una inflamación en los ojos. A los ocho años escribió una pequeña poesía que expresaba cómo rehusaba sentir resentimiento y amargura por su ceguera, y decía algo así: “Una alma muy contenta soy, y aunque yo no puedo ver, en este mundo en que estoy, feliz resuelvo ser”. No tardó en manifestar una mente increíblemente precoz. A los 10 años podía recitar de memoria los primeros cinco libros de la Biblia (El Pentateuco), y también los cuatro Evangelios. 

Durante las primeras cuatro décadas de su vida escribió excelentes poesías, pero aunque era una mujer cristiana, no escribió su primer himno hasta tener unos 44 años. Le debemos a un reconocido músico y compositor de la época, llamado William Bradbury, (él compuso la melodía para el famosísimo canto para niños: “Cristo me ama, me ama a mí”), que animó a la invidente a que escribiera himnos. Por los siguientes cincuenta años, Fanny Crosby bendijo al mundo cristiano con miles de himnos. En Español resaltan: “Con Voz Benigna te llama Jesús”; “A Dios sea la Gloria”; “La Débil Cuerda Cederá”; “Salvo en los Fuertes Brazos del Tierno Salvador”; “Ama a tus prójimos, piensa en sus almas”, y más.

En 1955, conocidos de Fanny, en gratitud a la bendición que fue a sus vidas, cambiaron su lápida por una más grande y más elaborada que, entre otras cosas incluye la primera estrofa del himno, conocido en inglés como: “Blessed Assurance, Jesus is mine”. Es una traducción reciente hecha por este servidor en México y se titula: “Bendita paz. ¡Ya mío es Jesús”.

Es posible que la música de este himno le sea muy conocido. Los que usan el himnario “Himnos del Evangelio” conocen bien el himno #525 “Grande promesa, oh pecador”, escrito en Venezuela por William (Guillermo) Williams, adaptado a esta misma tonada. Otros seguramente conocen un himno titulado “En Jesucristo, mártir de paz” (o “… fuente de paz”, “… el Rey de paz”. Son variaciones de un himno escrito en español, y adaptado a esta música, que apareció en 1914, escrito por un hermano de apellidos Monfort Díaz. 

Es de notar que la composición original de la música fue hecha por otra mujer cristiana de nombre Phoebe Kapp, conocida de Fanny Crosby. Me atrevo a decir que la mayoría de las veces, primero se escribe una poesía o himno, y luego se busca que algún músico le dé una buena tonada para cantarlo. En este caso sucedió al revés, Knapp compuso la melodía y en 1873 le pidió a Fanny Crosby que escribiera palabras adecuadas para la música. Curiosamente, la Sra. Knapp fue la esposa del fundador de una compañía, hoy en día multimilloria, de seguros en los Estados Unidos, y también fue madre del presidente de un enorme consorcio publicitario, pero se le recuerda, no por sus parientes o por su fortuna, sino por esta melodía que compuso. Aprovecho para preguntar si hay algo en su vida que es fruto que Dios aprecia. La cosas del mundo son vanas y temporales. Solamente lo que se hace para Dios tendrá resultados eternos.

La primera estrofa y el coro dicen así:

¡Bendita paz! Ya mío es Jesús;
tengo un hogar en gloriosa luz.
Soy heredero, Dios me compró;
he renacido, Él me lavó.

Esta es mi historia, es mi canción:
“Gracias, Señor, por la salvación.”
Esta es mi historia, es mi canción:
“Gracias, Señor, por la salvación.”


“Tía Fanny. Esta ha hecho lo que podía. Fanny J. Crosby”

Como puede notar, el himno trata acerca de la enorme bendición que es saber que uno es salvo, o sea, que uno ha nacido de nuevo, que todos los pecados han sido lavados en la sangre de Cristo y que por delante hay un futuro seguro y glorioso cuando esta vida se acabe. El creyente en Cristo no solamente disfruta de paz para con Dios (Ro. 5:1) sino también de la paz de Dios. Pablo escribió a los Filipenses (4:7): “La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.

Leí hace años que en la conmemoración del Bicentenario de la Independencia de los Estados Unidos, en 1975, en una de las celebraciones donde estaba presente el Presidente Gerald Ford, se le pidió a la ciudadana de más edad en el país dirigir una palabras a la nación. Cuando acercaron el micrófono a su silla de ruedas, ella miró al presidente y le dijo: “Si me permite, en vez de hablarlo, voy a cantarlo”. Con un rostro que irradiaba mucho gozo, comenzó a cantar “¡Bendita paz! Ya mío es Jesús… Esta es mi historia, es mi canción: “Gracias, Señor por la salvación”.

La segunda estrofa dice:

Sumiso a Él, deleite total;
mi alma disfruta el don celestial.
Desde Su trono corren la voz
de lo amoroso y bueno que es Dios.

La sumisión del creyente a Dios es en devoción o gratitud por este regalo tan grande, el don celestial, que ha recibido sin merecerlo. Pablo escribió: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8). En esta estrofa Fanny Crosby quiso enfatizar el carácter amoroso y bondadoso de Dios para con la humanidad, comenzando con el anuncio angelical a los pastores en Belén: “No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. (Lc. 2:10-11).

La última estrofa dice:

Sumiso a Él, descanso tendré;
en Cristo estoy, feliz andaré.
Hasta el momento en que Él vendrá,
su gran amor mi asombro será.

El hecho de ser cristiano no exime a uno de aflicciones en la vida. Pero el creyente que disfruta plenamente su salvación no permitirá que las circunstancias dicten el estado de ánimo. Más bien, encontrará en Cristo su fuente de felicidad todos los días de su vida. Pablo escribió a los Corintios, en su segunda carta (5:14-15), y cito la Versión Dios Habla Hoy: “El amor de Cristo se ha apoderado de nosotros desde que comprendimos que uno murió por todos y que, por consiguiente, todos han muerto.Y Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí mismos, sino para él, que murió y resucitó por ellos”.

En su lecho de muerte, en 1949, William Vine (el autor del reconocido Diccionario Vine: Un diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento) mandó a llamar a uno de sus mejores amigos, Harold St. John, otro caballero inglés y conocido siervo de Dios. “Haroldo”, explicó Vine, “pedí que vinieras porque quiero que te encargues de los arreglos para mi funeral”. “Bien”, dijo Haroldo”, sacando su libreta de apuntes: “Comencemos. ¿Cuáles son los himnos que quieres que cantemos?”. “El primer himno”, dijo Vine, “será ‘Cristo me Ama, me Ama a Mí’”. “¡Pero, William, ese es un coro para niños!”, exclamó Haroldo. “Sí”, contesto William, “y que sería de mi si Cristo no me amara”.

Nuestro himno de hoy termina con este resumen: “Hasta el momento en que Él [Cristo] vendrá, su gran amor mi asombro será”. Sí, el amor de Cristo es asombroso, es un amor inmerecido, pero ojalá que en el corazón suyo no sea un amor no correspondido. Él te ama, por eso sufrió tanto, y murió. Pero hoy vive, y pronto viene. Acéptale y ámale. Podrás decir también, como le dijo Pedro: “Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo” (Juan 20:17). Quizás nunca podamos hacer algo como lo que hizo Fanny J. Crosby, pero qué maravilloso sería, si al llegar ante Cristo en la gloria, Él pudiera decir de ti y de mi: “Esta [o, este] ha hecho lo que podía”.


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