Cristo en toda la Biblia

Palabras que Llegan

David Alves hijo

Has hablado al corazón de tu sierva. 
Rut 2:13 

La moabita había escuchado a muchos hablar, pero posiblemente no había escuchado a nadie más hablar como lo hizo Booz. Después de que Booz le prometió el empleo y las provisiones que ella tanto carecía, Rut le dijo que él le había hablado a su corazón.

En la literatura hebrea, el corazón representa todo lo que una persona es internamente. Es su mente, voluntad, entendimiento, alma, conciencia, emociones, pasiones, resoluciones. Esto quiere decir que las palabras de Booz navegaron hasta las fibras más profundas del corazón de Rut e impactaron hondamente todo su ser.

Hay uno que excede a Booz infinitamente en Su habilidad de hablar a los corazones. Únicamente pudiésemos decir de nuestro bendito Señor, “¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!” (Jn. 7:46). Solo de Su boca podemos declarar, “Sus labios, como lirios que destilan mirra fragante” (Can. 5:13). Dirigimos a nuestro Rey nuestro canto y le decimos: “Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; la gracia se derramó en Tus labios” (Sal. 45:2). Nadie como Él tiene “lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado” (Isa. 50:4).

Pensemos en algunas palabras que Jesús habló a los corazones de distintas personas. Por causa de la continua vigencia de Sus dichos, sentimos confiadamente que esas frases pronunciadas hace dos milenios, las habla a nuestros corazones el día de hoy a cada uno de los que hemos sido redimidos.

I. Palabras al corazón del atribulado. Marta estaba desconsolada por la muerte de su hermano Lázaro y estaba acongojada de que el Señor no hubiese llegado antes. El corazón atribulado de Marta habrá sido grandemente confortado cuando vio al tierno Salvador llorando con ellos y cuando le dijo a ella: “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?” (Jn. 11:40). La gloria de Dios no siempre es vista como una luz deslumbrante. La gloria de Dios es vista cada vez que ves una manifestación de Su poder a tu alrededor. La gloria de Dios la miras cada vez que Él obra para tu bien. Cuando ponemos nuestra fe en el Señor, le glorificamos a Él, y Él permite que admiremos la gloria de Su omnipotencia.

Ryan ‘O’ Niel

II. Palabras al corazón del cansado. ¿Estás cansado de seguir en la maldad? ¿Estás cargado por todas las cosas que has hecho que ofenden al Dios santo? ¿Es el descanso lo que más anhela tu corazón? Fíjate lo que Jesús te ofrece en las siguientes palabras, “Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar. Tomen Mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí, que Yo soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas. Porque Mi yugo es fácil y Mi carga ligera” (Mt. 11:28-30). Cree en Él y dejarás de sentir las consecuencias que hay para los que viven para la injusticia y experimentarás la verdadera paz.

III. Palabras al corazón del confundido. Los apóstoles estaban desconcertados y desorientados. El Señor a quien habían seguido por unos tres años estaba a punto de dejarles. Esto les tenía muy turbados. Se habrán preguntado, ¿Cómo continuaremos sin que esté a nuestro lado? Algo parecido suele suceder con nosotros. Padecemos aflicciones y sentimos que el Señor nos ha dejado. Dudamos que podremos continuar. Las palabras de Jesús, llenas de consuelo y esperanza para Sus discípulos, son también dirigidas a ti. Él les dijo: “No se turbe su corazón; crean en Dios, crean también en Mí. En la casa de Mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, se lo hubiera dicho; porque voy a preparar un lugar para ustedes. Y si me voy y les preparo un lugar, vendré otra vez y los tomaré adonde Yo voy; para que donde Yo esté, allí estén ustedes también” (Jn. 14:1-3).

IV. Palabras al corazón del temeroso. Todos hemos estado allí. Vamos en una barca que está siendo terriblemente azotada por los vientos, las lluvias y las olas de adversidad. Nos asustamos. Nos llenamos de miedo. De pronto el Señor camina sobre las mismas aguas que nos llenaban de tanto pánico y nos dice con plena seguridad: “Tengan ánimo, soy Yo; no teman” (Mt. 14:27). Calma nuestra tempestad y nosotros respondemos adorándole, como hicieron los que iban con Él. El que estuvo en control del Lago de Galilea, es el que está en control de las tempestades que hay en tu corazón.

Ciertamente nuestro Señor habla a nuestro corazón. Sus palabras van más allá de nuestras frustraciones, decepciones y tristezas, para tomar cabida en lo más profundo de nuestro ser. Habla a nuestro corazón, recibimos la fuerza que necesitamos y nos ofrecemos a Él en adoración.

Lo que Rut encontró en las palabras de Booz, nosotros lo hemos encontrado mucho más en aquél que derramó Su sangre por nosotros.

Alabado sea el que Sus palabras llegan al corazón.