Himnología

La Caja de Crayones

David Alves padre

Imagen tomada de Wikipedia

Un buen evangelista hará todo lo posible para que su mensaje sea entendido claramente por aquellos que le escuchan. Tendrá muy en mente la cultura, la edad, y el nivel de educación de su auditorio.

Tal fue el caso con el renombrado predicador inglés de perfil Bautista, Charles Haddon Spurgeon. Un jueves, 11 de enero, de 1866 le tocó predicar a centenares de huérfanos en la ciudad de Londres. Su texto bíblico fue la segunda parte da Salmo 51:7, en el que el rey David oró a Dios así: “Lávame y seré más blanco que la nieve”. Para ilustrar su mensaje de manera objetiva, se le atribuye a Spurgeon haber creado lo que ahora llamamos “El Libro Sin Palabras”. Simplemente tenía tres hojas de colores diferentes. Mostrándoles la hoja negra, les habló a los niños del pecado y de sus graves consecuencias en esta vida y en la eternidad. Pasó a la hoja roja para hablarles de la sangre de Cristo derramada en la cruz. Y, finalmente, enfatizando su texto leído, les habló de la virtud que la sangre de Cristo tiene para emblanquecer el alma del más vil pecador. Es la sangre de Jesucristo que nos limpia de todo pecado (1 Jn. 1:7).

A otro predicador de la época le pareció muy buena idea, el estadounidense Dwight Lyman Moody, y él le añadió al librito una página color oro para representar el cielo, el destino glorioso de todo creyente. Dicho sea de paso, Moody trabajó tan arduamente con niños en Chicago que su escuela dominical llegó a ser una de las más grandes en sus días.

Hudson Taylor (1832-1905), contemporáneo de Spurgeon y Moody, también se valió de este librito en su impresionante trabajo misionero en la China.

Asimismo, recuerdo que cuando era niño en Venezuela, hace más de cincuenta años ya, mi abuelo materno, Santiago Saword, usó “El Libro Sin Palabras” más de una vez para darnos una clase en la Escuela Bíblica Dominical. Son lecciones que no se olvidan.

No se sorprenda, entonces, si me ve un día usándolo también. Es fácil de siempre llevar a la mano, ha sido muy útil en clases bíblicas en locales y casas, en centros de rehabilitación para alcohólicos y drogadictos e, incluso, en la predicación al aire libre. La versión que uso tiene la portada de color verde para introducir un mensaje que es para todo el mundo.

Otro método muy parecido al del “Libro sin Palabras” ha sido el coro “La Caja de Crayones”. Pasemos, entonces, a considerar este coro que se canta con niños y jóvenes en clases bíblicas, y en el que se escogen los colores de cuatro crayones para ilustrar cuatro grandes verdades del del evangelio.

Veamos la primera estrofa y el coro:

Cuando era yo pequeño mi mamá me regaló
una caja de crayones que a mí me emocionó,
pues vi allí colores que me hicieron recordar
de la cruz en que Jesús, por mí, su vida quiso dar:

Coro:
ROJO, es la SANGRE que en la cruz Él vertió;
el CAFÉ* describe las ESPINAS que llevó;
también AZUL, pues Cristo pronto va a reinar;
de AMARILLO brillará … mi eterno hogar.

*En algunos países el color café se dice marrón, como en Venezuela, pero funciona igual.

Previo a su crucifixión Cristo sufrió el vil maltrato de soldados romanos. Dice Juan 19:1-3, que “tomó Pilato a Jesús, y le azotó. Y los soldados entretejieron una corona de espinas, y la pusieron sobre su cabeza, y le vistieron con un manto de púrpura; y le decían: ¡Salve, Rey de los judíos! y le daban de bofetadas”. Cuando Cristo murió sobre la cruz, Juan también nos dice en ese mismo capítulo de su Evangelio, que “uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua” (v. 34), y añade: “El que lo vio [Juan mismo] da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis (v. 35).

Este coro se publicó por primera vez, en inglés, en 1972. El autor de las palabras y compositor de la música fue un hermano estadounidense, también de perfil Bautista, llamado William V. Mason. Lo escribió en 1965, cuando sólo tenía unos 17 años. William, o Bill, como le decían con cariño, apenas había confiado en Cristo como su Salvador personal el año anterior y no tardó en querer ganar a otros para su Señor.

Dice la segunda estrofa:

Coloreaba y coloreaba, y mi caja la acabé
y ya crecí bastante, mas jamás la olvidaré;
por eso al ver a un niño que comienza a colorear,
con su caja de crayones, yo le empiezo a contar:

Coro:
ROJO, es la SANGRE que en la cruz Él vertió;
el CAFÉ describe las ESPINAS que llevó;
también AZUL, pues Cristo pronto va a reinar;
de AMARILLO brillará … mi eterno hogar.

La segunda estrofa nos recuerda de cosas que aprendimos en la niñez que no hemos olvidado. Esto debe animar a todo creyente que evangeliza a los niños. “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”, dijo el sabio Salomón (Pr. 22:6).

Creo que los colores no necesitan más explicación. En inglés circulan dos versiones con diferentes significados para el amarillo. Una versión usa el amarillo para representar a creyentes a quienes les da vergüenza testificar para Cristo. Necesitan leer las palabras de Pablo, cuando dijo: “No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación” (Rom. 1:16). Por cuestiones de rima y métrica esta versión usó amarillo en vez de oro para representar el esplendor del domicilio eterno de los creyentes. Dice Ap. 21:21, que “la calle de la ciudad era de oro puro”.

Algunas escuelas bíblicas han hecho unos crayones grandes, y llaman a cuatro alumnos al frente para que levanten cada color conforme se vayan mencionando al cantar. Otro método es de simplemente pedirle a los alumnos que estén vistiendo ropa de cada color que se pongan de pie al momento que se menciona dicho color.

Este coro fue traducido al español en el 2005 por David R. Alves, en Puerto Vallarta, México. Como era propio, el traductor contactó al hermano Mason para avisarle de la traducción y para pedirle permiso para incluirlo en un himnario para niños en México. Muchos autores y compositores no responden a tales peticiones o no otorgan permiso a menos de que involucre pago de derechos. La respuesta del hermano Mason, viviendo en ese tiempo en California, fue inmediata y conmovedora: “Por favor usen el coro en cuantos himnarios puedan. Me emociona que niños en México, algunos quizás muy pobres, canten con entusiasmo del brillo amarillo que tendrá su eterno hogar”, y añadió, “por favor, envíenme una copia del himnario”.

La tercera estrofa enfatiza la urgencia de compartir el mensaje del evangelio, ya que Cristo pronto viene otra vez:

A todos en el mundo hoy hablemos del Señor
pues en la cruz su vida dio por todo pecador,
y viene por segunda vez, pero para reinar;
de la caja de crayones, esto vamos a cantar:

Una versión anterior de la traducción decía: “A todos, sin vergüenza hoy, hablemos del Señor”, pero el traductor ha hecho este ajuste: “A todos en el mundo hoy hablemos del Señor”.

Y repetimos el coro de nuevo:

ROJO, es la SANGRE que en la cruz Él vertió;
el CAFÉ describe las ESPINAS que llevó;
también AZUL, pues Cristo pronto va a reinar;
de AMARILLO brillará … mi eterno hogar.

Uno trata de visualizar cuántas millones de personas estarán en el cielo eternamente, habiendo aceptado a Cristo cuando eran niños y jóvenes. Hacemos eco una vez más a la s palabras de Salomón: “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento” (Ecl. 12:1).

La tonada de este coro puede encontrarla abriendo este enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=Xb9iobqk6Ag


Recibe contenido bíblico para tu edificación. Sigue nuestro canal de WhatsApp:
https://whatsapp.com/channel/0029Va4byrd2f3EFIOGEQx1A

Dejar un comentario