Ensayos

El Libro de Isaías

David Alves hijo

Robin Vet

Introducción 

Isaías presenta varios temas sobresalientes en su libro inspirado por Dios. Él detalla eventos relacionados a la liberación que gozaron los hebreos de los asirios. Él explica cómo sería la invasión babilónica, el exilio de Judá a un país foráneo y el regreso del remanente a su tierra después de que pasasen setenta años. Isaías hermosamente describe el reino milenario de Cristo el Rey y cómo será la nueva tierra y los nuevos cielos donde morará su pueblo por siempre. Pero la cúspide de todo lo que escribió Isaías es comúnmente llamado el “Canto del Siervo de Jehová”. La sección que recibe ese nombre en esta profecía, predice poéticamente la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. La presentación que Isaías hizo del Señor es muy llamativa porque lo presenta como un siervo. 

El canto del Siervo puede ser encontrado en el capítulo 42, donde se describe el carácter del Siervo; en el capítulo 49, donde se describe la recompensa del Siervo; en el capítulo 50, donde se describe la entrega del Siervo; y en los capítulos 52 y 53, donde se describen los sufrimientos del Siervo. El Espíritu Santo brinda a los lectores de la Biblia, a través de los escritos de Isaías, una asombrosa descripción del Hijo de Dios como el Siervo de Jehová. Lo que también deja pasmado al estudiante de las Escrituras es que Isaías profetizó todo esto unos siete siglos antes de que el Mesías naciera. 

El Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento tienen una correspondencia perfecta. Una de las maneras en la que esto puede ser visto, es al considerar la manera en la que los escritores del Nuevo Testamento citaron a los autores del Antiguo Testamento. El propósito que se tiene por delante es analizar las ocaciones en las que el apóstol Pedro citó pasajes del canto del Siervo escrito por Isaías y aprender las lecciones prácticas que Dios tiene para los Suyos. 

De igual manera es importante tomar en cuenta el contexto en el que Pedro hizo las citas de Isaías. En un contexto general, la primera carta de Pedro está dirigida a cristianos que sufrían persecución. En su contexto más particular, donde son hechas las citas de Isaías, en 1 Pedro 2:11-25 las instrucciones del apóstol son sobre cómo deben vivir los que son siervos de Dios. En los versículos 11 y 12 les pide que vivan puramente. En los versículos 13-17 les exhorta a que se sujeten a las autoridades terrenales. En los versículos 18-20 hace la petición de que estén dispuestos a sufrir por causa de la justicia. En los versículos 21-24, que es específicamente donde Pedro incluye los pasajes de la profecía de Isaías, Jesús es presentado como el máximo ejemplo de lo que es sufrir injustamente. Al mencionar los padecimientos de Jesucristo, esta sección en los escritos de Pedro concluye en el versículo 25, donde él explica el efecto que había tenido la obra de Jesucristo a favor de los cristianos. Esto debe animar a todos a vivir correctamente, a pesar de todo lo que pueda ocurrir a su alrededor. Pedro aplicó los pasajes de Isaías para que los siervos de Dios fuese como Jesús, el Siervo perfecto que honró a Dios en el sufrimiento que él experimentó. 

La obra vicaria de Cristo

A. Anticipada por Isaías 

Dios movió a Isaías para que escribiera acerca de los dolores que padecería el Mesías. En los capítulos 52 y 53 él detalló que Jesús sufriría emocionalmente a lo largo de su vida y en su muerte por causa del terrible rechazo que sufrió a mano de los hombres. En cuanto a su muerte, el profeta predijo que el Hijo de Dios agonizaría por lo que los hombres le harían y por lo que Dios también le haría. Padecería físicamente al ser torturado por los hombres. “De tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres” (Isa. 52:14). Sufriría vicariamente al ser castigado por Dios cuando él cargó en su Hijo la maldad del hombre. “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isa. 53:5).  

El Espíritu Santo revela en las palabras de Isaías que habría uno que sufriría en el lugar de la nación de Israel. Los judíos consideran que el sufriente aquí se refiere a Israel como nación. Esto no puede ser, ya que Israel no puede expiar su propio pecado a través del padecimiento. El contexto del canto del Siervo de Jehová y el panorama amplio de la profecía de Isaías, hace totalmente claro que el sufriente es Cristo Jesús. J. Flanigan afirma esto al escribir: “Si bien se usan términos físicos para describir los sufrimientos del Señor Jesús, se refieren a sus sufrimientos en la oscuridad del Calvario”.1 El profeta Isaías anticipa que Jesús sería herido por las rebeliones de la nación, sería molido por sus pecados, sería castigado a favor de su paz  y que serían curados a través de Su llaga. 

B. Explicada por Pedro 

Pedro citó estas palabras escritas por Isaías en 1 Pedro 2:24 donde él escribió, “quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero”. La palabra llevó da la idea de una carga que es soportada. A través de la guía del Espíritu, Pedro enfatiza lo mismo que puntualizó Isaías. Pedro presenta a Jesucristo llevando la carga de los pecadores al sufrir vicariamente sobre el madero. Él señala que los pecados que llevó Jesucristo fue “en su cuerpo”. Esto corresponde a lo anunciado por Isaías en lo que ya fue citado; pero también se relaciona a lo que el profeta escribió en Isaías 53:6, “Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”. 

La cita de las palabras del profeta en el Nuevo Testamento, enfatizan que Cristo sufrió vicariamente para ser ejemplo a los cristianos que sufren injustamente por causa de su fe y para que los que crean en él puedan vivir “a la justicia” (1 Pe. 2:24). Isaías presenta la profecía de la obra vicaria de Jesús y Pedro la explica de una manera práctica. La cristología no es algo que debe afectar solo las mentes de los que siguen a Cristo, sino que también debe impactar sus vidas de todas las maneras posibles. 

El teólogo William MacDonald explica esto de la siguiente manera: “Los sufrimientos del Salvador no sólo fueron ejemplares, sino también expiatorios. No podemos imitar sus sufrimientos a este respecto, y Pedro no sugiere que debamos hacerlo… Debido a que él ha sufrido por nuestros pecados una vez y para siempre, nunca debemos permitirnos llegar a la posición en la que tengamos que sufrir por ellos también. El hecho de que él murió por ellos debería hacer que nosotros muramos a ellos. Y, sin embargo, no se trata simplemente de una cuestión de piedad negativa. No solo debemos morir al pecado sino vivir para la justicia”.2

Martín Lutero, usado para la gloria de Dios en el tiempo de la Reforma, también comentó en cuanto al ejemplo que la iglesia perseguida tiene en el Hijo de Dios al escribir lo siguiente: “Todo lo que Cristo hizo y habló en la predicación, en el consejo y en la disciplina ha sido bueno, útil, consolador y bendito; y por eso en verdad mereció que todos cayesen a sus pies y lo llevaran en sus manos; tenía también en verdad el poder y el derecho de quitar venganza de sus adversarios; sin embargo, les permitió injuriarlo, burlarse de Él y blasfemarlo y finalmente darle muerte. Este es el ejemplo que deben seguir, y si con razón lo consideran y aspiran con fervor a imitarlo, entonces cantarán alabanzas y acciones de gracias a Dios por haber sido dignos de ser como Cristo, y no murmurarán ni se impacientarán cuando los hombres les causen sufrir, ya que su Señor no volvió a injuriar, ni amenazó, sino que oró por Sus enemigos, como está dicho”.3

La obra salvífica de Cristo 

A. Comparación entre los textos 

En segundo lugar se considerará otra cita que Pedro hizo de los oráculos de Isaías. En 1 Pedro 2:24 él escribió lo siguiente: “Por cuya herida fuisteis sanados”. Estas fueron palabras que él citó de Isaías 53:5, “por su llaga fuimos nosotros curados”. Ambos escritores escribieron bajo la dirección divina, señalando que lo realizado por Jesucristo sobre la cruz tendría un efecto sobre las personas que creyesen en él. Ambos establecen que serían sanados a través de la llaga del Mesías. En hebreo, la palabra llaga utilizada por Isaías puede traducirse como “moretón”, “latigazo”, “herida”, “golpe”. En griego, la palabra herida es muy parecida en su significado a la palabra empleada en hebreo. Isaías y Pedro establecen el hecho de que lo experimentado por el Mesías resultaría en que personas serían sanadas y llegarían a ser saludables. La pregunta es: ¿Es esta una sanidad física o espiritual?

B. Malentendido común en el texto 

Los que pertenecen al movimiento carismático, consideran que lo enseñado por Isaías y Pedro garantizan una sanidad física. Estas personas creen que los que confían en el Hijo de Dios no deberían enfermarse. Llegan a esa conclusión al mirar las palabras ya citadas del profeta y del apóstol, pero también al leer la cita que hizo Mateo de Isaías 53:4, donde él escribió: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores”. En Mateo 8:17 el autor de este evangelio citó las palabras de Isaías sobre el Hijo de Dios en relación a que él sanó a muchas personas enfermas. Un estudio de la Palabra de Dios claramente demuestra que Mateo sí se refiere a la sanidad física de las personas al describir el ministerio particular de Cristo en la sanidad de los enfermos en su tiempo. Esta sería la aplicación parcial de lo profetizado por Isaías. 

C. Interpretación adecuada del pasaje 

Lo escrito por Isaías y por Pedro no se refiere a una sanidad física, sino a la sanidad espiritual. Esta es la aplicación completa de lo escrito por estos hombres. Ambos escritores se centraron en describir el efecto salvífico que tiene la obra de Cristo sobre cada persona que se arrepiente de sus pecados y cree que Jesús es su Salvador. El escritor John Martin lo explica muy claramente cuando él establece: “Su curación de las enfermedades físicas de muchas personas (aunque no de todas) en su ministerio terrenal anticipó su obra mayor en la cruz. Aunque hoy sana dolencias físicas (aunque no todas), su obra más importante es sanar almas y dar salvación del pecado”.4

Todo esto puede verse más detalladamente en lo que Isaías describió a la nación de Israel al inicio de su profecía, al decir: “Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite” (Isa. 1:6). Espiritualmente hablando, el hombre está llagado por causa del pecado. La obra salvífica de Cristo la encontramos en lo escrito por Isaías cuando le hizo un llamado a la nación. “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta; si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, verán a ser como blanca lana” (Isa. 1:18). Esto quiere decir que la llaga espiritual del hombre por causa de su corrupción moral, solo puede ser sanada por la llaga que Cristo padeció en su muerte. Este es el énfasis que le da Pedro en lo que él escribió a los cristianos del primer siglo. Él deseaba que los creyentes que estaban siendo perseguidos, no olvidaran el poder que había tenido en ellos la obra salvífica del Salvador. La sanidad espiritual que ellos gozaban debía ser claramente vista en sus vidas por la forma en la que se comportaban, aún si eran maltratados injustamente. 

La depravación total del hombre 

A. Exégesis de lo escrito por Isaías 

Al describir los padecimientos vicarios de Cristo, el profeta Isaías después describió la depravación total del hombre de una manera muy particular. Él dijo: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino” (Isa. 53:6). El Espíritu enfatiza en este texto el hecho de que la humanidad se ha alejado de Dios y anda por caminos que son errados. La palabra descarriamos en hebreo significa: “vagar”, “extraviarse”, “tambalearse”. Esto lo hace para explicar el motivo por el cual tuvo que sufrir Cristo vicariamente y la razón por la que el hombre requiere su obra salvífica. La palabra descarriamos indica la debilidad de las ovejas; y “cada cual por su camino” señala la voluntariedad de las ovejas a cometer aquello que es impropio. Una oveja descarriada requiere del Buen Pastor que dé su vida por ella y que la rescate. 

B. Exégesis de lo escrito por Pedro 

Este texto es la tercera cita que hizo Pedro de la profecía. En 1 Pedro 2:25 dice: “Vosotros que erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras”. El Espíritu de verdad guió a Pedro a utilizar estas palabras del profeta para también describir el asombroso cambio que el Señor de gloria ha llevado a cabo en cada uno de ellos que son hijos de Dios. Al describir la depravación total de hombre en este contexto, Pedro deseaba que sus lectores actuaran de acuerdo a ese cambio que había ocurrido en ellos al ser tratados cruelmente. Ya no eran ovejas descarriadas, sino que ahora eran ovejas que habían vuelto a Cristo, el Pastor y el Obispo de sus almas. Su conducta debía ser muy diferente a los demás. 

J.B. Nicholson en su comentario sobre 1 Pedro comenta lo siguiente al respecto: “Pocas cosas en la naturaleza son más lamentables que una oveja perdida lejos del pastor y del redil. Al no tener instinto de localización, puede vagar hasta la muerte. Al no tener colmillos ni garras, está indefenso frente a sus enemigos. Ésa era la imagen del pasado del pecador: ‘erais como ovejas descarriadas’. Pero habían regresado, no al templo ni siquiera a la iglesia, sino a los brazos del Pastor mismo. Ni el templo ni la iglesia pueden sostener a los cansados y sanar a los enfermos. Sólo el Buen Pastor puede hacer esas cosas”.5

Conclusión 

Es asombroso leer a Isaías prediciendo lo que Cristo Jesús sufriría unos sietes siglos antes de que se esto sucediese. Es admirable considerar cómo Pedro confirmó que esas profecías se cumplieron al pie de la letra. Es impresionante como el Espíritu Santo a través de Pedro, aplicó los padecimientos de Jesucristo a la vida de los cristianos que estaban sufriendo por causa del evangelio. Todo esto debe tener efectos claros en las vidas de los que pertenecen a la iglesia de Jeucristo.

En primer lugar, la Biblia siempre debe leerse cristológicamente. En segundo lugar, el cumplimiento de las profecías de hombres como Isaías fortalece la confiabilidad del cristiano en la veracidad de las Sagradas Escrituras inspiradas por el Espíritu de Cristo. En tercer lugar, la Biblia siempre es el mejor intérprete de la Biblia. Se ha demostrado cómo una comparación con otro pasaje evita que el estudiante de la Palabra de Dios crea en una falsa doctrina. En cuarto lugar, el estudio cristocéntrico de la Biblia hecho de una manera acertada, siempre resulta en que los redimidos vivan piadosamente y justamente delante de Dios y delante de los hombres. Estos son los resultados de estudiar las citas de Pedro en su carta del Canto del Siervo en la profecía de Isaías. 

  1. T. Wilson y K. Stapely, eds., What the Bible Teaches- Song of Solomon and Isaiah, (Kilmarnock, Escocia: John Ritchie Ltd., 2005), 523. ↩︎
  2. William MacDonald, Believer’s Bible Commentary: New Testament, (Wichita, KS: A & O Press, 1989), 1081. ↩︎
  3. Martin Luther, Commentary on the Epistles of Peter and Jude, (Grand Rapids, MI: Kregel Publications, 1982), 181. ↩︎
  4. John F. Walvoord y Roy B. Zuck, eds., The Bible Commentary: Old Testament, (Colorado Springs, CO: Cook Communications Ministries, 2004), 1107. ↩︎
  5. T. Wilson y K. Stapely, eds, What the Bible Teaches- 1, 2 Peter, 1, 2, 3 John, Jude, vol. 5 (Kilmarnock, Escocia: John Ritchie, Ltd., 1987, 83.  ↩︎

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