Cristo en toda la Biblia

David Mata a Goliat

David Alves hijo

1 Samuel 17

La historia de David matando a Goliat es una de las más conocidas en toda la Biblia. Cautiva la atención del más pequeño y al más grande. Cuando llegamos a una cierta edad, no solo consideramos lo ocurrido entre David y el gigante, pero comenzamos también a ver esta historia como prefigurando a la historia de historias. Nos estamos refiriendo a la historia de la redención. En específico, nos llama la atención pensar en el relato de David y Goliat como prefigurando a Jesucristo derrotando a Satanás.

Somos buenos estudiantes de las Escrituras cuando buscamos a Cristo en sus páginas del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento. Pero la clave es hacerlo responsablemente. No queremos anteponer algo sobre el texto inspirado que el Espíritu Santo no quiso comunicar en una porción de las Escrituras.

Encontramos el significado de un pasaje al preguntarnos: ¿Cuál fue la intención del autor en lo que él deseó dar a entender en la porción a la que nos aproximamos? Si tomamos 1 Samuel 17 como ejemplo, es muy obvio y claro que este relato no tiene como función primaria anticiparnos algo sobre nuestro Señor y Salvador. No es como la serpiente levantada en el desierto en Números 21 que Jesús confirma que es una figura de su muerte en la cruz (Jn. 3:14). Esto quiere decir que David venciendo a Goliat no prefigura directamente a Jesús venciendo al diablo en esta porción. No hay ningún pasaje que indique que David simboliza a Jesús y que el filisteo representa al diablo. El contexto inmediato de este pasaje hace ver que el propósito de esta historia es hacerle ver a la nación de Israel el poder que solo Dios posee y demostrar las formas en las que el Señor obró en aquel que ocuparía el trono de Judá.

Anteriormente hemos considerado la diferencia entre mirar al Antiguo Testamento de manera cristocéntrica y cristotélicamente. Estudiar la Biblia cristocéntricamente es decir que absolutamente todo lo que se parezca al Señor le simboliza a él, aún si no hay una porción bíblica que así lo confirme. El problema con interpretar el Antiguo Testamento de esta manera es que pudiéramos caer en la exageración y encontrar a Jesucristo donde él realmente no está. En cambio, interpretar la Biblia cristotélicamente es ver al Hijo de Dios como siendo el fin de las Escrituras. La palabra telos significa: “fin”, “propósito”, “meta”. Cuando interpretamos la Biblia cristotélicamente entendemos que no todo representa directamente a Cristo, pero que toda la revelación divina sí tiene como fin revelarnos a Jesús.

Con todo eso en mente, ¿podemos ver a Cristo en la historia de Goliat? Claro que sí. Pero tenemos que seguir haciéndolo responsablemente. Decir que las cinco piedras de David representan los cinco libros del Pentateuco, no es ser responsables. Es ir más allá de lo que el texto nos presenta. Debemos evitar querer ver a Cristo en absolutamente todo detalle que nos presenta el Antiguo Testamento. Esto nos hace caer en la alegorización. Busquemos una idea central y enfoquémonos en eso para no interpretar la Biblia irresponsablemente.
Entonces, ¿podemos pensar en la victoria de Jesús sobre Satanás en el encuentro descrito aquí? Sin ninguna duda. Podemos llegar a esta conclusión porque sabemos que todas las Escrituras dan testimonio de Cristo Jesús (Lc. 24:27, 44-47). Come ya hemos dicho, toda verdadera historia forma parte de la historia de Dios salvando al hombre pecador.

Al meditar en David derrotando a Goliat, podemos contemplar lo siguiente en relación a Jesús venciendo al diablo al morir y al resucitar de entre los muertos. 



  1. Jesús venció al que gobernaba la muerte. “Por cuanto los hijos participan de carne y sangre, también Jesús participó de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo, y librar a los que por el temor a la muerte, estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida” (Heb. 2:14, 15).
  1. Jesús venció al que poseía cierta autoridad. “Habiendo despojado a los poderes y autoridades, hizo de ellos un espectáculo público, triunfando sobre ellos por medio de él” (Col. 2:14).
  2. Jesús venció al enemigo de los hijos de Dios. “El Dios de paz aplastará pronto a Satanás debajo de los pies de ustedes” (Rom. 16:20).
  3. Jesús venció al que le hirió. “Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y su simiente; él te herirá en la cabeza, y tú lo herirás en el talón” (Gn. 3:15).
  4. Jesús venció al que siempre ha obrado para mal. “El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras del diablo” (1 Jn. 3:8).

El triunfo de Jesucristo sobre el diablo debe resultar en que vivamos en pureza por causa de que el maligno ha sido vencido. La victoria de nuestro Rey debe resultar en que le sirvamos y le adoremos en gratitud por causa de todo lo que él ha realizado por nosotros. Bendito sea el nombre de Cristo Jesús.


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