Ensayos

El Bautismo en el Espíritu Santo

David Alves Jr.

Introducción

Es imperioso que la doctrina del bautismo en el Espíritu Santo sea comprendida acertadamente por la iglesia actual por causa de por lo menos dos motivos. Primero, por lo significativo que es para el corazón de Dios en cuanto a los propósitos que él tiene para el cuerpo de su Hijo Jesucristo. Entender lo que significa que todos los cristianos han sido bautizados en el Espíritu Santo, resultará en que se comprenda la cercanía que debe haber entre la iglesia y el Señor Jesús; y entre cada uno de los miembros en su cuerpo. Esto se demostrará al analizar lo profetizado por Juan el Bautista y el Hijo de Dios en cuanto a este evento. También se observarán los sucesos que se llevaron a cabo al inicio de la iglesia, los cuales fueron registrados en Hechos, como cumplimiento de las promesas hechas sobre el bautismo en el Espíritu Santo.

La segunda razón por la que es importante que se discierna de manera precisa este tema, es por la confusión que existe en la iglesia sobre el bautismo en el Espíritu. En el mundo carismático se enseña que el bautismo en el Espíritu Santo es una segunda bendición que reciben los cristianos después de su conversión. Enseñan que este acto es ejercido sobre ellos de manera continua por parte de Dios; y resulta en que puedan seguir llevando a cabo obras sobrenaturales, como hablar en lenguas. Se llegará a la conclusión que esto no es lo que hay detrás del bautismo en el Espíritu Santo. Se buscará afirmar que una comprensión adecuada de esta bendición, resultará en que los creyentes se admiren de la gracia de Dios manifestada en el bautismo de su Espíritu. 


La promesa del bautismo en el Espíritu Santo

Juan el Bautista y Jesucristo fueron quienes prometieron a los que se arrepentirían la bendición del bautismo en el Espíritu Santo. Este evento fue algo anticipado por Dios a través de su profeta y de su Hijo. Es importante analizarlo, ya que esto introduce el tema desarrollado en el Nuevo Testamento.

I. Anticipado por Juan el Bautista

Los cuatro evangelios registran lo que Juan el Bautista dijo sobre este tema (Mt. 3:11; Mr. 1:8; Lc. 3:16; Jn. 1:32, 33). Juan profetizó el bautismo en el Espíritu al querer establecer la gran diferencia que había entre él y Jesús. Juan se consideraba muy por debajo de él, porque solo bautizaba en agua y no era digno de desatar la correa de su calzado. Juan exaltó a Jesucristo por encima de él al señalar que era más poderoso y que su bautismo sería en el Espíritu Santo y en fuego. 

Es importante señalar antes de proseguir, la forma gramática en la que el Espíritu articula sobre el bautismo que él lleva a cabo en los pasajes señalados. La preposición griega en debe ser traducida en castellano como «en» o «con».1 Por lo tanto, no es bíblico, estrictamente hablando, hablar del bautismo del Espíritu Santo. Este evento debe ser más bien mencionado como algo que se realiza en el Espíritu o con el Espíritu.

Al analizar lo que anunció Juan, es indispensable que se conteste la pregunta, ¿A qué se refiere Juan cuando él habla del bautismo en el Espíritu Santo? Hay una variedad de opiniones al respecto entre los estudiantes de las Escrituras. Leon Morris considera que ser bautizados en el Espíritu conlleva un sentido positivo y ser bautizados en fuego es algo negativo. Sugiere que el primero se refiere a lo que el Espíritu Santo hace con los justos, y el bautismo en fuego como siendo el juicio que vendrá sobre los perversos.2 Hiebert señala distintas profecías del Antiguo Testamento que anticipaban la venida del Espíritu en la era mesiánica (Isa. 44:3; Joel 2:28, 29) y él determina que su venida se cumplió en el Día de Pentecostés. Él también recalca que el bautismo de Juan simbolizaba que los que eran bautizados por él, serían bautizados por el Mesías al venir después de él. El bautismo en el Espíritu lo considera como siendo algo en un sentido espiritual.3 Gideon le da un enfoque al bautismo en el Espíritu y en fuego como siendo parte del proceso de purificación en aquellos que creerían en el Mesías, por causa de que el contexto menciona una era, figurativamente hablando, para describir a los no convertidos siendo quemados como la paja.4 Darrell L. Bock presenta cuatro distintas interpretaciones que se le da comúnmente a este bautismo. Basándose en la profecía de Isaías capítulo cuatro, Bock no considera que se refiera al Día de Pentecostés, ni al juicio del Señor, ni a los dos aspectos dados al bautismo; sino  él considera que esto se refiere al Señor purgando a su pueblo de su maldad.5 

La promesa hecha por Jesús, lo descrito en el libro de los Hechos y lo enseñado por Pablo en sus epístolas; demuestran que el bautismo en el Espíritu Santo se refiere a lo que él hace para el bien de los creyentes. Esto también mostrará que el bautismo en fuego no es algo que experimentan los santos, sino que es el juicio de los inicuos en el lago de fuego.

II. Anticipado por Jesucristo

El Hijo de Dios también le anticipó a los suyos que después de su partida, el Espíritu Santo vendría sobre ellos. Jesucristo prometió que él vendría sobre aquellos que así lo desearan (Lc. 11:13). Los discípulos aprendieron la noche antes de la crucifixión del Salvador, que él rogaría a su Padre para que el Espíritu Santo viniese a estar con ellos (Jn. 14:16). Él les sería enviado en su nombre (Jn. 14:26). El Señor Jesús les aseguró a sus seguidores que el Espíritu Santo vendría para convencer al mundo “de pecado, de justicia y de juicio” (Jn. 16:8) y le guiaría a ellos “a toda la verdad” (Jn. 16:13). El Hijo de Dios adelantó la venida del Espíritu Santo al decirle a sus apóstoles: “Yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto” (Lc. 24:49). Cuando Jesús sopló sobre ellos y les dijo que recibieran al Espíritu Santo (Jn. 20:22), esto era un anticipo de lo que haría el Consolador unos días después.

Si combinamos lo enseñado por Juan y lo explicado por Jesucristo en cuanto al bautismo en el Espíritu, se puede determinar que esto sería un evento de bendición para los creyentes, y no de juicio. La otra conclusión a la que se puede llegar es que el bautismo del Espíritu Santo se llevaría a cabo después de la muerte, resurrección y ascensión del Señor de una manera sobrenatural.

Foto de Jonas Degener

El cumplimento del bautismo con el Espíritu Santo

Lo prometido por Juan y por el Hijo de Dios se cumplió cuando el Espíritu Santo bautizó a los cristianos judíos en Jerusalén y a los creyentes gentiles en Cesarea. Esto puede observarse en lo escrito por Lucas movido por el Espíritu Santo en Hechos 2:1-13; 10:44-47.

I. A judíos en Jerusalén

Cincuenta días después de la resurrección de Jesús, unos ciento veinte discípulos fueron bautizados en el Espíritu Santo al estar reunidos en un aposento alto en la ciudad de Jerusalén. Esto fue confirmado a través de diversas señales. Hubo “un estruendo parecido como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados” (Hch. 2:2). Otra señal fue que “aparecieron lenguas repartidas, como de fuego” (Hch. 2:3) que se asentaron sobre ellos. De esta manera fueron “llenos del Espíritu Santo”. Una señal más que se llevó a cabo, fue que “comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen” (Hch. 2:4). Las señalas eran para afirmar que lo que estaba ocurriendo era algo muy único y particular.

Todo esto resultó en que se congregara una multitud alrededor de los apóstoles. Estaban maravillados de que hombres galileos y del vulgo pudiesen hablar en los idiomas y dialectos que hablaban todos ellos. Pedro se puso en pie para explicarles el motivo por el cual hablaban en lenguas al citar al profeta Joel, y también les predicó la necesidad que tenían de arrepentirse y de creer en el único Salvador. Pedro les prometió que si lo hacían, recibirían también el don del Espíritu Santo. La Escritura señala que tres mil personas experimentaron estas realidades al recibir la Palabra de Dios.

II. A gentiles en Cesarea

El Nuevo Testamento narra otro evento en el que se hizo manifiesto el bautismo en el Espíritu Santo. Pedro fue enviado por el Señor a la ciudad de Cesarea para predicarle el evangelio a un hombre gentil llamado Cornelio y a sus allegados. El Señor le convenció que debía hacerlo al darle a entender por medio de una visión con animales limpios e inmundos, que él deseaba que el evangelio ahora se predicase a personas de todas las nacionalidades. El apóstol obedeció, fue a casa de Cornelio en Cesarea, anunció a Jesús a todos los presentes y ellos obedecieron el evangelio. Todos en la casa de Cornelio creyeron en el Cristo y esto resultó en que “el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso” (Hch. 10:44).

Los hermanos judíos testificaron estando atónitos “de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo” (Hch. 10:45). Pedro preguntó al verlo todo: “¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros?” (Hch. 10:47). Esto es una clara muestra que el mismo bautismo que experimentaron los hermanos judíos en el día de Pentecostés, fue el mismo bautismo que fue aplicado a los hermanos gentiles. En Hechos 11:16 es claro que Pedro identificó este bautismo con lo que había predicho Juan y que lo ocurrido comprobaba que los hermanos gentiles no eran de un nivel más bajo que los creyentes judíos. El apóstol también se convenció de que si los gentiles habían sido bautizados en el Espíritu, también debían ser bautizados en agua.6

El presente del bautismo en el Espíritu Santo

Al considerar lo profetizado por Juan y Jesús, y al haberse contemplado lo que ocurrió en los primeros días de la iglesia, se debe puntualizar de manera específica lo que significa ser bautizado con el Espíritu Santo. La iglesia de hoy no debe buscar otras manifestaciones de este bautismo como lo presenciaron los primeros cristianos. Hechos no debe ser considerado como siendo normativo, ya que es un libro de transición.7 Lo normativo para la iglesia actual, en cuanto al bautismo en el Espíritu, es lo que enseñaron Cristo y sus apóstoles.

John MacArthur señala que actualmente el bautismo en el Espíritu Santo es una de muchas cosas que el Consolador hace en aquellos que han confesado el nombre de Jesucristo. Él también les sella como muestra de que son propiedad de Dios y para darles la garantía de su salvación (Ef. 1:13). Mora permanentemente en ellos (1 Co. 3:16). Llena a los que han creído (Ef. 5:18). Produce fruto espiritual en las vidas de aquellos que han abrazado las doctrinas del evangelio (Gál. 5:22, 23). Otra cosa que Él también hace es que le brinda dones a la iglesia para su edificación (1 Co. 12:4).8

I. Unidad con Jesucristo

En Juan 17:20-23 Jesús habló de la venida del Espíritu sobre los suyos y lo relacionó con la armonía que él deseaba ver en su iglesia. Cristo quería que todos los creyentes fuesen uno, así como él y su Padre son uno solo. Enfatizó que la unidad perfecta que hay entre ellos, debía ser vista entre los miembros de la iglesia de una manera perfecta. Esto indica que un entendimiento claro de la doctrina del bautismo en el Espíritu Santo promueve que haya armonía entre aquellos que son miembros del cuerpo de Jesucristo. La unión de cada persona con Cristo, resulta en una unión muy especial con los demás que gozan de esa misma posición.

II. Unidad con los demás miembros de la iglesia

Pablo en 1 Corintios 12:13 escribió: “Por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean todos judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu”. El contexto de este pasaje es la iglesia siendo el cuerpo de Jesús, lo cual indica que debe haber unidad entre sus miembros. Pensando en su cuerpo, el bautismo con el Espíritu Santo es cuando una persona es transformada “por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente” (Tit. 3:5, 6). En específico, este bautismo se refiere al acto realizado por Dios para añadir a los que son regenerados al cuerpo y a la iglesia de Jesucristo. En Gálatas 3:27 escribió acerca de los salvos siendo bautizados en Cristo para ser revestidos con él.

Kent Jr. señala que hay aquellos que consideran el bautismo mencionado en 1 Corintios 12 como refiriéndose al bautismo en agua. Él no concuerda con esta perspectiva, porque no todos los que han sumergido en el agua, son necesariamente convertidos genuinos. Él escribe lo siguiente al bautismo en el Espíritu Santo: “Se refiere al acto del Espíritu Santo a través del cual el creyente is colocado espiritualmente en el cuerpo de Cristo y es hecho partícipe de la vida de Cristo (1 Co. 12:13). Denota a todas las personas que han nacido de nuevo… La regeneración por el Espíritu viste al creyente con Cristo en una unión vital (Rom. 13:14; Col. 3:4)”.9

John MacArthur concuerda con esto al explicar este bautismo de la siguiente manera: “En pocas palabras, el bautismo en el Espíritu ocurre cuando Jesucristo, Señor de su Iglesia, desde Pentecostés en adelante, por medio del Espíritu, coloca a los cristianos en su cuerpo, la Iglesia, en el momento en que una persona pone su fe en Cristo como Salvador y Señor. Al hacerlo, los cristianos son sumergidos y participan en el cuerpo universal de Cristo por la voluntad soberana del Salvador”.10

Conclusión

Es muy claro en las Escrituras que el bautismo en el Espíritu Santo no es lo que muchas veces se enseña en la actualidad. Para la iglesia de hoy, ser bautizado con este bautismo no es realizar actos sobrenaturales como ver una manifestación física del Espíritu, tener la habilidad sanar a los enfermos o poder hablar en lenguas. Este bautismo no es la segunda bendición que experimentan supuestamente los cristianos para llevar a cabo todo tipo de obras sobrenaturales. Esta forma de pensar se origina cuando no se realiza una exégesis adecuada de las Escrituras.

La Palabra de Dios enseña muy puntualmente que Jesús sería aquél que bautizaría a sus seguidores en el Espíritu Santo, y que él bautizará a los inicuos al enviarlos por siempre al lago de fuego. El Señor enseña que el bautismo en el Espíritu Santo se manifestó de maneras muy singulares durante el inicio de la iglesia, y que estos eventos son irrepetibles. Dios explica comprensiblemente en las Escrituras que el bautismo en el Espíritu Santo se lleva a cabo en la actualidad cuando personas son transformadas y añadidas a la iglesia de Jesús al creer en el evangelio. El Nuevo Testamento puntualiza que el bautismo en el Espíritu Santo enfatiza la unidad que los cristianos tienen con Cristo y la armonía que debe existir entre ellos mismos.


  1. Daniel B. Wallace, Greek Grammar Beyond the Basics: An Exegetical Syntax of the New Testament (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1996), 374. ↩︎
  2. Leon Morris, The Gospel According to Luke: An Introduction and Commentary (Grand Rapids, MI: William B. Eerdmans Publishing Company, 1974), 97. ↩︎
  3. D. Edmond Hiebert, The Gospel of Mark: An Expositional Commentary (Greenville, SC: Bob Jones University, 1994), 30. ↩︎
  4. Virtus E. Gideon, Luke: A Study Guide (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1973), 31.  ↩︎
  5. Darrell L. Block, Luke 1:1-9:50, Baker Exegetical Commentary of the New Testament, vol. 1 (Grand Rapids, MI: Baker Academic, 1994), 322, 323. ↩︎
  6. I. Howard Marshall, The Acts of the Apostles: An Introduction and Commentary, Tyndale New Testament Commentaries, (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishing Company, 1980), 197. ↩︎
  7. John MacArthur, ed., Essential Christian Doctrine: A Handbook on Biblical Truth, (Wheaton, IL: Crossway, 2021), 198. ↩︎
  8. MacArthur, Essential Christian Doctrine, 196. ↩︎
  9. Homer A. Kent, Jr., The Freedom of God’s Sons: Studies in Galatians (Winnona Lake, IN: BMH Books, 1976), 106. ↩︎
  10. MacArthur, Essential Christian Doctrine, 197. ↩︎

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