David Alves Jr.
Introducción
Jesucristo dijo que las Escrituras dan testimonio de él (Lucas 24:27). Ya sea un libro en el Antiguo Testamento o en el Nuevo Testamento, cada uno se centra en mostrar al Hijo de Dios como siendo el telos o el fin de la revelación divina. Esta no es la excepción de Apocalipsis. Sus primeras palabras le aseguran al lector que esta es “la revelación de Jesucristo” (1:1). La Biblia concluye llevando a la iglesia a mirar al Hijo de Dios en toda su gloria presente y futura. Hodgkin lo dice tan acertadamente: “La majestuosa presencia del eterno Hijo de Dios llena el último libro de la Biblia con la visión que nos da de su gloria a lo largo del futuro eterno.”1
El apóstol Juan guiado por el Espíritu Santo escribió Apocalipsis con el propósito de siempre resaltar a Jesús. Habla acerca de su pasado, presente y futuro. Expone sobre su humillación y su exaltación. Alude a su cruz y describe su trono. Una de las cosas que también realiza es presentar al Salvador de distintas maneras. Se demostrará que en Apocalipsis Jesús aparece como el Hijo del Hombre, el Cordero, el Juez y el Rey. Se demostrará lo que cada sección del libro acentúa en cuanto a cada una de estas revelaciones del Mesías.
La revelación de Jesús como el Hijo del Hombre
I. La visión vista por Juan
El libro de Apocalipsis comienza con el apóstol Juan recibiendo una visión del Señor Jesús en el cielo (1:12-16). Juan afirma que miró “a uno semejante al Hijo del Hombre” (v.13), describe su apariencia y lo que había a su alrededor. Robert H. Mounce señala que el trasfondo de este título de Jesús es Daniel 7:13 donde el Anciano de Dios es también el Hijo del Hombre.2 Los pasajes muestran que este título denotan la humanidad y la autoridad de Jesucristo.
Juan de igual forma vio que estaba en medio de siete candeleros de oro (v.12) y que “tenía en su diestra siete estrellas” (v.16). La Escritura misma señala que los candeleros representan a las iglesias y las estrellas simbolizan a los ángeles (1:19). Por este motivo es que podemos mirar a Jesús siendo revelado como el Hijo del Hombre en Apocalipsis 1-3. Cada detalle resalta la grandeza del Hijo del Hombre.
II. Los siete mensajes a las siete iglesias
En Apocalipsis 2-3 el Hijo del Hombre quien está entre los siete candeleros de oro tiene siete mensajes que le comunica a la iglesia a lo largo de la historia. Aquí él debe seguir siendo visto como el Hijo del Hombre que presenta un aspecto distinto de su Persona en cada mensaje que él manda a las siete iglesias. Esto denota la importancia de su Ser. Su exaltada posición como el Hijo del Hombre también es vista en la capacidad que él posee de reconocer lo bueno y de señalar lo malo en cada una de las congregaciones mencionadas. Lo mismo aplica cuando se consideran las amenazas y las promesas que él realiza a cada iglesia.
La revelación de Jesús como el Cordero
I. El Padre del Cordero sobre su trono
En Apocalipsis 5 Jesús es manifestado como siendo el Cordero. En el capítulo anterior, Dios Padre es visto como estando sobre su trono. Su trono es descrito como estando “establecido en el cielo” y como él encontrándose sentado sobre él (4:2). Su aspecto es descrito como siendo “semejante a piedra de jaspe y de cornalina” (4:3). Se habla de un arco iris color esmeralda que está alrededor de su trono (4:3). El Espíritu Santo también señala que habían veinticuatro ancianos sobre sus tronos alrededor del trono de Dios (4:4). Juan vio que “del trono salían relámpagos y truenos y voces” y que “delante del trono ardían siete lámparas de fuego” (4:5).
Al apóstol también se le mostró que “delante del trono había como un mar de vidrio” y que “junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes” (4:6). Estos cuatro seres vivientes simbolizan el gran hecho de que todo se postra en adoración delante del Padre del Cordero. Juan escuchó a esos seres vivientes y a los veinticuatro ancianos adorando al Señor. Le adoraron por su santidad, su ilimitado poder, su inmutabilidad (4:8) y por ser el Creador de todas las cosas (4:11). Es importante considerar esta visión del trono de Dios Padre porque esto da lugar a lo que ocurre en Apocalipsis 5 al Cristo ser revelado como el Cordero. Resalta su supremacía y grandeza.
II. El Cordero sobre su trono
La escena del capítulo cinco comienza con Dios teniendo en su mano derecha “un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos” (5:1). Juan oye que “un ángel fuerte” preguntaba: “¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?” Después Juan derramó lágrimas porque nadie fue hallado digno para abrirlo. Un anciano lo consoló haciéndole ver “que el León de la tribu de Judá, la raíz de David” había vencido “para abrir el libro y desatar sus siete sellos (5:5). Esto denota el poderío y la realeza del Cordero al ser como un león, al provenir de la tribu de los reyes de Judá y al ser descendiente de David. El Espíritu Santo seguramente presenta al Cordero de esta manera para que nadie malinterprete el uso de esta figura para de alguna demeritar al Hijo de Dios.
En Apocalipsis 5:6-14 el enfoque es puesto sobre el Cordero encontrándose sobre su trono. De entre un número de cosas que Juan vio, se puede resaltar el hecho de que los veinticuatro ancianos se postraron ante el Cordero (5:8) y que entonaron un canto para alabarle por ser digno y por haber sido inmolado para redimir a los suyos (5:9). Juan también tuvo la dicha de escuchar “a millones de millones” (5:11) decir “a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza” (5:12). El apóstol también escuchó que “todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay” oyó que decían: “Al que sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria, y el poder, por los siglos de los siglos” (5:13).
John F. MacArthur señala dos cosas en cuanto a Jesús siendo descrito como el Cordero. Hace ver que Jesús no pudo haber sido el León de juicio o el glorioso Rey sin primero ser “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Jn. 1:29). Dicho autor también hace ver que la palabra cordero en griego es en diminutivo. Esto debe hacer a los lectores pensar en Cristo siendo como el cordero pascual de Éxodo 12.3 Esto también debe ser asociado con el comportamiento del Hijo de Dios como cordero manso y enmudecido siendo llevado al matadero en Isaías 53.

La revelación de Jesús como el Juez
I. Juicio sobre la tierra
La mayor parte de Apocalipsis revela a Jesús como el Juez que juzga por causa de la iniquidad. En los capítulos 6-18 se detalla sobre lo que se llevará a cabo durante la tribulación en el juicio que el Cordero-Juez desatará sobre la tierra, los moradores de la tierra y el reino de Satanás. Primeramente se detallará sobre Jesús como el Juez juzgando a la tierra. Se debe tomar en cuenta que la tierra también se ha visto afectada severamente por la maldad del hombre (Génesis 3:17-19; Romanos 8:22). En los juicios enviados sobre la tierra antes de la segunda venida de Cristo, se ve claramente cómo la maldición del pecado ha afectado en gran manera todo lo que Dios creó.
Algunos ejemplos del Juez juzgando a su creación son los siguientes. Al abrirse el sexto sello Juan vio lo siguiente: “Hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar”. (6:12-14).
Al tocarse la primera trompeta, a Juan se le mostró que “hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó, y se quemó toda la hierba verde” (8:7). La cuarta copa derramada sobre la tierra resultará en que el sol queme severamente a la personas (16:8, 9).
II. Juicio sobre los moradores de la tierra
En los capítulos 6-18 también se puntualiza lo mucho que se serán afectados los moradores de la tierra por causa de los castigos que Dios desatará sobre este mundo durante la tribulación. La frase: “los moradores de la tierra”, se repite a lo largo de Apocalipsis (11:10; 12:12; 13:8, 14; 14:6; 17:2, 8). Siempre se refiere a aquellos perversos que seguirán y adorarán a la bestia. Son estos individuos que padecerán grandemente por causa de su pecado cometido contra Dios. Se considerarán algunos ejemplos de esto.
Al desatarse el segundo sello, Juan vio que “salió otro caballo, bermejo; y al que lo montaba le fue dado poder de quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada” (6:4). Al abrirse el cuarto sello, apareció un caballo amarillo “y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía” (6:8). Couch señala: “El Hades es personificado como una persona quien está lista para tragar las víctimas de la muerte. La Muerte y el Hades trabajarán juntamente para asegurarse que las personas mueran”.4
La Escritura también recalca que a este Juez “le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra” (6:8). En la tercera trompeta que será tocada, del cielo caerá una gran estrella que amargará las aguas, y las personas morirán al beberlas (8:10, 11). En la primera copa que será derramada sobre los moradores de la tierra, “una úlcera maligna y pestilente” devastará a aquellos que adoren la imagen de la bestia (16:2).
III. Juicio sobre Satanás y sus emisarios
Jesús como Juez en Apocalipsis 6-18 también es presentado como destruyendo a Satanás y a aquellos que se rinden a su autoridad. En Apocalipsis 12 se describe una escena que nos hace ver que el diablo procurará derrotar al Señor en el cielo. A través del arcángel Miguel, Dios derrotará a Satanás y lo expulsará del cielo. Al sonarse la quinta trompeta, el Juez hará que el reino de la bestia se llene de tinieblas y que sus habitantes se llenen de gran dolor (16:10). La bestia es descrito en Apocalipsis como operando bajo la influencia del diablo.
En Apocalipsis 19 el Juez es presentado como viniendo al mundo y derrotando al anticristo y a todos sus seguidores. En ese mismo capítulo se describe a la bestia y al falso profeta siendo apresados. En el siguiente capítulo el dragón es apresado durante el reino milenario de Cristo sobre la tierra y al final de ese periodo de tiempo; el diablo, la bestia y el falso profeta serán enviados al lago de fuego. Allí serán por siempre juzgados por Cristo el Juez. Lo mismo hará Dios con todos los demonios.
La revelación de Jesús como el Rey
I. La venida del Rey
El libro de Apocalipsis concluye recalcando que Cristo es el Rey que viene a vencer a sus opresores, a establecer su reino terrenal por mil años y para después gobernar sobre los redimidos en la Nueva Jerusalén. En Apocalipsis 19 Jesús es descrito como descendiendo sobre un caballo blanco. Una serie de descripciones de su apariencia recalcan su realeza. Es descrito como viniendo con una vara de hierro y como aquel que pisará “el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso”. Juan vio que el nombre que Jesús llevará “en su vestidura y en su muslo” será: “Rey de Reyes y Señor de señores”. Se garantiza que él derrotará a la bestia, a los gobernantes de la tierra y a los que estén sobre la tierra.
II. El reino del Rey
En los capítulos 20-22 de Apocalipsis Juan ve el reino esplendoroso de Jesucristo. J. Sidlow Baxter subraya que el libro contiene dos puntos que sirven como el clímax de su contenido: el Cordero sobre su trono (capítulos 1-5) y el Rey reinando sobre los suyos (capítulos 21-22).5 Primeramente se detalla sobre él reinando sobre los redimidos aquí sobre la tierra después de su segunda venida. Después se detalla cómo será la Nueva Jerusalén sobre la cual él también gobernará. El Hijo de Dios eternamente y para siempre será el glorioso Rey que reinará sobre todas las cosas.
Conclusión
No cabe la menor duda de que el propósito principal de Apocalipsis es revelar a Jesucristo. Este debe ser el enfoque de este libro al estudiarlo. Es de gran consuelo a la iglesia y de gran advertencia a los impíos contemplar las formas en las que Jesucristo es presentado. Él es el Hijo del Hombre que posee toda preeminencia y autoridad. Él es el Cordero que amó a los suyos al ir al madero, pero que de igual forma vaciará juicios terribles sobre los que le rechacen. Él es el terrible Juez que castigará justamente toda perversidad. Él es el glorioso Rey que reinará por siempre. Estas manifestaciones de Jesús deben hacer que los incrédulos crean en él y que la iglesia se entregue por completo a él para honrarle como él lo merece.
- A.M. Hodgkin, Christ in all the Scriptures (Londres, Inglaterra: Pickering and Inglis Ltd., 1948), 245. ↩︎
- Robert H. Mounce, The Book of Revelation (Grand Rapids, MI: William B. Erdmans Publishing Company, 1977), 57. ↩︎
- John F. MacArthur, Revelation 1-11 (Chicago, IL: Moody Press, 1999), 167. ↩︎
- Mal Couch, ed., A Bible Handbook to Revelation (Grand Rapids, MI: Kregel Publications, 2001), 236, 237. ↩︎
- J. Sidlow Baxter, Explore the Book: A Basic and Broadly Interpretative Course of Bible Study from Genesis to Revelation (Grand Rapids, MI: Zondervan Publishing House, 1974), 346. ↩︎