David Alves hijo
Introducción
Cada iglesia tiene el compromiso delante de Dios de ser “columna y baluarte de la verdad” (1 Timoteo 3:15), al enseñar doctrina que sea sana y al contrarrestar doctrina que sea dañina. Pablo le pidió a Tito: “Tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina” (Tito 2:1). El apóstol le dijo a Timoteo que él tuvo que entregar a Himeneo y Alejandro a Satanás para que aprendieran a no blasfemar contra el nombre del Señor a través de sus falsas enseñanzas (1 Timoteo 1:20). Iglesias que maduran en la fe y que no se dejan influenciar por los falsos maestros que abundan, son de mucha honra y gloria para Dios.
Uno de los grandes enemigos del pueblo de Señor son las herejías enseñadas por los eruditos liberales. Gran parte de lo que afirman los liberales, neoliberales, neortodoxos y radicales tiene el potencial de perjudicar seriamente el bienestar de las iglesias y de aquellos que no conocen al Señor. Es sumamente importante que los cristianos estudien responsablemente la Palabra de Dios, que maestros sean capacitados por el Espíritu y que la verdad sea siempre presentada para que la teología contemporánea no perjudique el avance del evangelio. Una de las doctrinas más atacadas por los eruditos liberales es en relación a las Escrituras.
Con todo eso en mente, el presente escrito tiene como propósito presentar algunos detalles sobre la vida de Karl Barth y ciertas posturas suyas sobre las Escrituras. Esto se realizará porque este teólogo liberal enseñó distintas falsedades en cuanto a la naturaleza y esencia de la Palabra de Dios. Primeramente se señalarán cuáles fueron sus posturas, y después se refutarán estos planteamientos suyos en base a lo que enseña la Biblia. También se señalará lo que algunos teólogos ortodoxos han enseñado fielmente en cuanto a la doctrina de la Biblia. Es increíblemente importante que la iglesia del Señor esté sumamente clara sobre temas como la doctrina de la Biblia. Dios sea glorificado con lo que se explicará en cuanto a su Palabra y a través de creyentes estando convencidos de este aspecto fundamental de la fe cristiana.
Biografía de Karl Barth
I. Trasfondo
Karl Barth nació en Basilea, Suiza en 1886. Su padre, Fritz Barth, fue profesor de seminario del Nuevo Testamento y de la Iglesia Primitiva. Karl Barth estudió teología en los siguientes lugares de Alemania: Berna, Berlín, Tubinga y Marburgo. Fue enseñado por teólogos liberales de renombre como Adolf von Harnack y Wilhelm Herrmann. Al transcurrir el tiempo fue ordenado como ministro de la Iglesia Reformada Suiza y pastoreó una congregación en Safenwil. Durante ese tiempo, por causa de la Primera Guerra Mundial y por todos los estragos que esto fue dejando en la sociedad, fue que Barth comenzó a cuestionar muchas de las cosas que enseñaba la teología liberal. Esto le llevó a enfocarse en estudiar y enseñar sobre el poder del estado y la opresión que sufrían los pobres. Barth también enseñó en distintos seminarios en Alemania. Publicó obras que se volverían muy conocidas y que ejercerían gran influencia sobre muchas personas, lo cual continua haciendo hasta el día de hoy. Su obra La Dogmática Eclesial quizá sea la más memorable. Es considerada como siendo una de las más importantes del siglo XX. A la edad de 82 años, Karl Barth murió el 10 de Diciembre de 1968 en Basilea, Suiza.
II. Influencias
Hubieron distintos eruditos liberales que influenciaron a Karl Barth. Herrmann le hizo creer durante un tiempo que el hombre requiere de las experiencias para poder conocer a Dios. Kierkegaard logró que Barth adoptara su método dialéctico, lo cual es muy obvio en su comentario sobre el libro de Romanos. Schleiermacher, por medio de sus posturas, le hizo ver todo lo que estaba mal dentro de la teología liberal del siglo XIX. Kant le animó a no considerar la teología de manera subjetiva, y por lo tanto, favoreció una epistemología basada en la revelación. Lutero y Calvino le enseñaron en cuanto a la soberanía y la gracia de Dios. En cuanto al pensamiento de Barth sobre las Escrituras, él fue influenciado negativamente por pensadores como Herrmann, Kierkegaard y Blumhardt.
III. Impacto
En ciertas cuestiones, Barth ha sido una influencia positiva sobre la iglesia. Recalcó una postura acertada sobre la Trinidad, presentó correctamente a Jesús como siendo la revelación singular de Dios; y en términos generales, enseñó sobre distintas posturas que estaban equivocadas dentro de la teología liberal. Pero en otros aspectos, como es el caso de las Escrituras, sus pensamientos sobre este tema han tenido un impacto muy negativo sobre la iglesia a lo largo de los años. En vez de afirmar las grandes verdades dentro de la Bibliología, la ciencia que estudia la Biblia, ha puesto en duda distintas virtudes que poseen las Escrituras inspiradas por el Espíritu Santo. Por eso es crucial que sus posturas sean explicadas y refutadas utilizando la Biblia misma.

Posturas de Karl Barth sobre las Escrituras
I. La Biblia es un testimonio a la revelación de Dios
Barth creía que la Biblia no es la revelación de Dios, sino que es un testimonio a la revelación de Dios. Justin Eimers lo explica de la siguiente manera: “Para Barth, la Escritura tenía dentro de sí diástasis o distancia entre la Palabra de Dios y el texto bíblico. Esta distancia fue creada por el idioma, la cultura social, términos de frase, y cosmovisiones”.1 Para este teólogo liberal, los autores de la Biblia fueron receptores de la Palabra de Dios mediante la obra del Espíritu Santo, y ellos lo expresaron en la Biblia a través de su entorno y sus circunstancias. De acuerdo a James J. Cassidy, “Barth… no afirmará que sea la revelación de Dios. Solo la gracia de Dios en Jesucristo es revelación. La Escritura, al igual que la predicación de la iglesia, simplemente da testimonio de la Palabra de Dios en revelación”.2
II. La Biblia no es inerrante ni infalible
Para el teólogo suizo las Sagradas Escrituras contienen errores y por consecuente no es perfecta. Inerrante es algo que carece de errores. Infalible describe algo que no puede cometer errores. Para él la Biblia no es la Palabra de Dios, sino que es el producto del esfuerzo humano. Esto lo infiere con lo que escribió en su obra reconocida titulada La Dogmática Eclesial: “Si Dios no se avergonzaba de la falibilidad de todas las palabras humanas de la Biblia, de sus inexactitudes históricas y científicas, de sus contradicciones teológicas, de la incertidumbre de su tradición y, sobre todo, de su judaísmo, sino que adoptaba y se servía de estas expresiones en toda su falibilidad como testimonio, sería mera voluntad propia y desobediencia tratar de encontrar algunos elementos infalibles en la Biblia”.3
III. La Biblia no es inherentemente la Palabra de Dios ni autoritaria
Stephen J. Wellum hace ver que Barth afirmaba que Dios tiene que actuar para que la Biblia se convierta en su Palabra. Él creía que Dios debía hablar a través de las Escrituras para que entonces fuese considerada como siendo realmente su Palabra.4 Wellum también señala que Barth mira a la Biblia como siendo una revelación indirecta de Dios que da testimonio de Jesucristo.5 Barth dijo al respecto: “Un testimonio no es absolutamente idéntico a aquello de lo que da testimonio… En la Biblia encontramos palabras humanas escritas en lenguaje humano, y en estas palabras, y por tanto por medio de ellas, oímos acerca del señorío del Dios trino”.6
La perspectiva tripartita de Barth sobre la Palabra de Dios de igual forma resultaba en que se negara la autoridad que posee la Biblia en sí misma. Él hablaba sobre la Palabra revelada de Dios que es Cristo; la Palabra escrita de Dios que es la Biblia; y la Palabra proclamada de Dios que es la predicación. Esto demuestra que, de acuerdo a Barth, Dios tenía que hacer que su Palabra poseyera autoridad para que gozara de eso mismo, porque lo carecía en su esencia. Para Barth las Escrituras no son intrínsecamente inspiradas y autoritarias.
Refutaciones al pensamiento de Karl Barth
I. La Biblia es la revelación de Dios
Contrario a lo que dice Barth, la Biblia no solo da testimonio a la revelación de Dios, sino que las Sagradas Escrituras son la revelación misma de Dios. No es la única forma en la que Dios se ha revelado al hombre, pero sí se puede afirmar que la Biblia es la revelación del Señor, y no solo algo que da testimonio al hecho de que Dios se revela a sí mismo. John MacArthur afirma lo siguiente: “Otra forma de la revelación especial de Dios es el texto escrito de la Escritura”.7 Los escritores del Antiguo y Nuevo Testamento no consideraban que escribieron un mero testimonio a la Palabra de Dios, sino que estaban convencidos que escribieron la Palabra revelada del Señor.
El maestro bíblico John MacArthur también asevera que la Biblia es la revelación de Dios por los siguientes motivos: “Dios inspiró cada palabra registrada a través de autores humanos en cada uno de los sesenta y seis libros de la Biblia en su forma original. Como tal, cualquier texto de la Escritura es de una vez la verdadera, autoritaria Palabra de Dios y la palabra intencionada de cada escritor bíblico. Ninguna distinción puede ser hecha en ningún texto del componente divino y humano”.8
II. La Biblia es inerrante e infalible
Toda la Escritura afirma vez tras vez en cuanto a sí misma que ella es inerrante e infalible. La Bibliología contradice completamente lo postulado por Barth. Se pudiera definir la inerrancia de las Escrituras de la siguiente manera: “La inerrancia de la Escritura significa que la Escritura en los manuscritos originales no afirma nada que vaya en contra de los hechos”.9 En cuanto a la infalibilidad, se pudiera definir de la siguiente manera: “Infalibilidad significa incapaz de engañar o fallar, y cuando es aplicado a la Escritura significa que el texto bíblico, cuando es interpretado adecuadamente, nunca engañará a su lector”.10 La Biblia afirma ambas doctrinas como siendo veraces. En cuanto a la inerrancia de la Biblia, Pablo escribió: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (1 Timoteo 3:16). En cuanto a la infalibilidad de la Biblia, Pedro escribió: “Tenemos también la palabra profética más segura” (1 Pedro 1:19). No cabe la menor duda de que las Escrituras no contienen errores y que no poseen la capacidad de equivocarse.
III. La Biblia es inherentemente la Palabra de Dios y es autoritaria
El teólogo holandés Wilhelmus á Brakel, quien enseñó la Palabra de Dios en los siglos XVII y XIII, al refutar que la iglesia es quien le da la autoridad a las Escrituras, él escribió: “No creemos que la Biblia es divina porque la iglesia lo declare así, sino que las Sagradas Escrituras mismas manifiestan su divinidad al oyente o lector atento…”.11 Prosigue presentando distintos motivos por los que se puede comprobar que la Biblia es inherentemente la Palabra de Dios y que es autoritaria. Una de las evidencias de ello, según á Brakel, es el hecho de que los prefacios de los libros inspirados comienzan muchas veces con frases como: “Así dijo el Señor”, “El Señor habló diciendo” o “Escuchen la Palabra del Señor”.12 A pesar de que lo escrito por á Brakel tiene el enfoque de corregir a la Iglesia Católica, se puede aplicar para corregir lo aseverado por un teólogo liberal como lo fue Karl Barth. La Biblia sí es inherentemente la Palabra de Dios.
Salmo 19:7-9 es uno de muchos pasajes que hace abundantemente claro la autoridad que posee la Palabra de Dios. Es descrita como siendo “la ley de Jehová”, “el testimonio de Jehová”, “los mandamientos de Jehová”, “el precepto de Jehová”, “el temor de Jehová” y “los juicios de Jehová”. También se comprueba que verdaderamente es la Palabra de Dios y que es inherentemente autoritaria, cuando se observa el efecto que tiene sobre aquellos que la leen. De acuerdo a David, la Palabra de Dios puede convertir el alma, dar sabiduría al que la carece, alegrar el corazón y alumbrar los ojos. Él también asegura que las Escrituras son limpias, que permanecen para siempre y que son verdad, todas justas. David no hablaría de esa manera si la Biblia no fuese Palabra de Dios y careciese de autoridad divina.
MacArthur hace ver lo siguiente en cuanto a la autoridad que poseen las Escrituras: “Por otro lado, la revelación del Hijo de Dios puede ser autoritariamente conocida únicamente por medio de la Biblia… Sin la Escritura, Jesús no pudiera ser verdaderamente conocido.”13 El mismo escritor también lo dice muy concretamente y acertadamente cuando expresa: “La autoridad absoluta de Dios se lleva a cabo sobre la humanidad a través de su Palabra”.14 No cabe duda que la Biblia sí es la Palabra de Dios y que tiene una autoridad singular. La Biblia es Palabra autoritaria del Señor.
Conclusión
Después de haberse analizado algunas de las posturas de Karl Barth en cuanto a la Palabra de Dios, no cabe la menor duda de que son planteamientos falsos y peligrosos. Son pensamientos que ponen en serio peligro la sanidad espiritual de la iglesia. Lo enseñado por Barth sobre la Biblia, hace ver que el enemigo de las almas ha sido exitoso en buscar que las personas pongan en duda la naturaleza, la esencia y el contenido de la Palabra de Dios. Lo que la serpiente hizo con Eva en el huerto del Edén, es lo mismo que se viene repitiendo a lo largo de la historia. Encontramos que el diablo constantemente está preguntándole como si fuera a la personas: “¿Conque Dios os ha dicho…?” (Génesis 3:1). Esto lo hace para que todos duden de la Biblia.
Cada una de las propuestas consideradas de Barth, han sido refutadas con la Palabra de Dios porque es la base, el fundamento y la guía de la iglesia del Señor. Cada cristiano y cada congregación deben vivir convencidos de las palabras de David: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmos 119:105). Se debe tener el convencimiento de que solo la Biblia posee la suficiencia “para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16, 17). Esto es crucial para que se puedan señalar y erradicar todas las enseñanzas falsas, como las que Barth propuso en cuanto a la Biblia.
De igual forma se han utilizado los escritos de distintos teólogos que han enseñado provechosamente las Escrituras a lo largo de distintas épocas de la historia de la iglesia, para comprobar lo que enseña la teología ortodoxa en cuanto a la Biblia en base a lo que ella misma establece. Dios ha demostrado a través de los siglos que su Palabra es verdad y que él la preservará por siempre. Esto debe motivar a los creyentes de este periodo de la iglesia a enseñar las Escrituras fielmente y a siempre “presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo lo que os demande razón de la esperanza que hay en ustedes” (1 Pedro 3:15). Las doctrinas de Barth sobre la Biblia deben ser completamente rechazadas. Solo lo que dice la Biblia en cuanto a sí misma debe ser lo que se hable al instruir a la iglesia del Señor. Una iglesia que esté clara en cuanto a las verdades sobre la Biblia misma, lo más probable es que acertará en su interpretación de las demás doctrinas en la Palabra de Dios.
- «Logos», Justin Eimers, 14 de Octubre de 2020, https://www.logos.com/grow/karl-barth-doctrine-of-the-word-of-god-part-1-of-3/ ↩︎
- «Reformed Forum», 19 de Febrero de 2020, https://reformedforum.org/karl-barth-and-the-word-of-godness-of-scripture/ ↩︎
- Karl Barth, Church Dogmatics, vol. 4, (Peabody, MA: Hendrickson Publishers, 2010), 7. ↩︎
- «The Council on Biblical Manhood and Womanhood», Stephen J. Wellum, 10 de Junio de 2025, https://cbmw.org/journal/karl-barth-natural-revelation-and-its-implications-for-ethics/#:~:text=For%20Barth%2C%20then%2C%20Scripture%20is,the%20Bible%20is%20God’s%20Word. ↩︎
- «The Council on Biblical Manhood and Womanhood», Stephen J. Wellum, 10 de Junio de 2025, https://cbmw.org/journal/karl-barth-natural-revelation-and-its-implications-for-ethics/#:~:text=For%20Barth%2C%20then%2C%20Scripture%20is,the%20Bible%20is%20God’s%20Word. ↩︎
- Karl Barth, Church Dogmatics, vol. 1, (Peabody, MA: Hendrickson Publishers, 2010), 112, 113. ↩︎
- John MacArthur, ed., Essential Christian Doctrine: A Handbook on Biblical Truth (Wheaton, IL: Crossway, 2021, 54. ↩︎
- John MacArthur, ed., Essential Christian Doctrine: A Handbook on Biblical Truth, 56. ↩︎
- Wayne Grudem, Systematic Theology: An Introduction to Biblical Doctrine (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2020, 85. ↩︎
- John MacArthur, ed., Essential Christian Doctrine, 75. ↩︎
- Wilhemus á Brakel, The Christian’s Reasonable Service, vol. 1 (Grand Rapids, MI: Reformed Heritage Books, 2021), 32. ↩︎
- Wilhemus á Brakel, The Christian’s Reasonable Service, vol. 1, 32 ↩︎
- John MacArthur, ed., Essential Christian Doctrine: A Handbook on Biblical Truth, 54. ↩︎
- John MacArthur, ed., Essential Christian Doctrine: A Handbook on Biblical Truth, 70. ↩︎