David Alves hijo

Una de las maneras en las que el cristiano crece en su fe y profundiza su adoración de Dios, es considerando detenidamente sus atributos y sus propósitos. Una de las muchas características que Dios posee de manera gloriosa es su fidelidad. Se estará considerando lo que significa que Dios es fiel y las implicaciones que esto debe tener sobre la iglesia. Algo que también les ayuda en gran manera a los que son hijos de Dios, es hacer un análisis de los distintos pactos que son mencionados a lo largo de la Escrituras, en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento. Esto debe realizarse especialmente con aquellos que son considerados pactos principales, porque sobresalen en el panorama general de la Teología Bíblica. Son aquellos que fueron realizados por Dios con distintos individuos que representaron a su pueblo y que delinearon sus propósitos para los que conforman su nación redimida.
Se considerará la fidelidad de Dios a la luz de su pacto, de sus convenios realizados a lo largo de la historia. Al pensar en este tema, se analizará primeramente cómo Dios prometió distintas cosas en los pactos; algunas de las cuales son: la descendencia, la tierra y el trono. Se demostrará también que lo que Dios prometió, se ha cumplido de manera parcial o inmediata, pero llegará el tiempo cuando se cumplirá de manera completa. El objetivo por delante es poder causar un asombro profundo entre creyentes al contemplar la Persona de Dios, lo fiel que Él es y todos sus propósitos que él ha determinado y ordenado a través de sus pactos. Esto hace resaltar al gran Dios a quien sirve y adora la iglesia de Cristo Jesús.
La fidelidad de Dios
A. Significado
Al hablar de la fidelidad de Dios, se está haciendo referencia al hecho de que Dios es constante y perseverante en su carácter y en su Persona. La fidelidad o la inmutabilidad del Señor indica que él no cambia en su forma de ser. El teólogo Norman Geisler afirma de manera muy clara que no solo Dios no cambia, pero que es imposible que él cambie. También señala el hecho de que hay cosas que no puede hacer, como por ejemplo, actuar en contra de su carácter incambiable e inmutable.1 Varios pasajes bíblicos confirman esta maravillosa cualidad de Dios. Uno de ellos es en Lamentaciones 3:22, 23 donde Jeremías dijo: “Nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad”. El estudio de los pactos demuestra que Dios sí cambia en la forma en la que él actúa a lo largo de los tiempos en la manera en la que administra a su pueblo, pero a la misma vez, esta rama de la teología comprueba que es completamente imposible que su Persona y su carácter sean modificados. Su Ser no cambia, pero sus planes sí pueden cambiar si así lo ha determinado con anticipación. Nada puede interrumpir su fidelidad. Ninguna catástrofe, ningún evento portentoso, ninguna persona poderosa, pueden alterar la fidelidad del Rey del universo.
B. Implicaciones
El hecho de que Dios es fiel, tiene distintas repercusiones en él, y también deben de haberlos en la iglesia. En cuanto a Dios, al ser inmutable, esto resulta en que él cumpla lo que promete en sus pactos. No importa qué suceda ni quien quiera oponerse al Señor o a su pueblo, lo que él determina, se cumple. Dios mismo se compromete a los suyos a través de estos pactos y estos pueden incluir, como por ejemplo, una tierra, prosperidad o un reino. Todo esto se cumple en gran manera a través de la descendencia de Abraham.2
La fidelidad de Dios en general y en relación al cumplimiento de sus pactos, también debe repercutir grandemente en la iglesia. Los cristianos deben responder a su fidelidad al depositar toda su fe en el Todopoderoso y al servirle fielmente. Pero por encima de todo, debería resultar en que los justificados por la fe, le ofrezcan la adoración que él tanto merece. Esto no es algo que solo debe afectar a iglesia de manera intelectual, sino que debe hacerlo de toda manera posible para que él sea honrado conforme a lo que él exige.
Los pactos de Dios
A. Significado
Un pacto es un convenio que Dios hace con los suyos en el que él mismo se glorifica y busca el bien de los que forman parte de su comunidad regenerada. Por lo regular, en los que pactos que él ha establecido, pueden notarse los juramentos que él hace y las señales o símbolos que da como muestra de sus maravillosos propósitos. Por ejemplo, a Noé se le dio el arcoíris, a Israel se le dio la circuncisión y el juramento que hizo con Abraham. La Biblia demuestra que hay pactos condicionales e incondicionales. La fidelidad de Dios será vista en los pactos principales que Dios hizo con Su pueblo redimido.
Se considerará lo que apunta el escrito Mal Couch en lo que escribió al redactar lo siguiente: “La teología del pacto minimiza pactos bíblicos que son importantes y obvios que claramente son delineados en la palabra de Dios; el pacto Abrahamico y, surgiendo de esto, el pacto Palestino (la tierra), el pacto Davídico, y el nuevo pacto”.3
B. Implicaciones
Los pactos son una manera en la que Dios manifiesta su soberanía, poder y fidelidad. De forma general, él ha escogido a los pactos para que manifiesten todo lo que tiene que ver con la infinita y radiante gloria de su Persona. Hay muchas cosas en las que los pactos de Dios repercuten para el pueblo de Dios, pero se dará enfoque en uno solo de ellos. Para los cristianos, los pactos deben resultar en que los estudiantes de la palabra de Dios puedan trazarla e interpretarla acertadamente. Las falsas doctrinas surgen cuando no se divide la Biblia apropiadamente al entender los distintos pactos estipulados en la revelación divina. Pablo le pidió a Timoteo que trazara bien las Escrituras (2 Tim. 2:15). Para poder entender la escatología, la rama de la teología sistemática que estudia los eventos proféticos, es indispensable estudiar los pactos. Esto lo recalca J. Dwight Pentecost, maestro de las Escrituras, en su libro titulado “Things to Come” al afirmar lo siguiente: “Los pactos que se encuentran en las Escrituras son de importancia primaria al intérprete de la Palabra y al estudiante de la Escatología. El programa escatológico está determinado y prescrito y limitado por la interpretación de ellos. Estos pactos deben ser estudiados diligentemente como la base de la Escatología Bíblica”.4
Promesas Realizadas
A. La desendencia
Uno de los enfoques del Antiguo Testamento es registrar la historia de los pactos y de las promesas que Dios hizo con los suyos y también narrar cómo su pueblo respondió a ellos.5 Esto se apreciará al considerar lo que Dios prometió, en por lo menos tres maneras. Primeramente, se considerará la desendencia que el Señor anticipó. Esta descendencia contiene dos aspectos. Su primer aspecto sería la venida de un Mesías, un Salvador, que nacería de un linaje elegido por el Señor. Esto se prometió, por ejemplo, a Adán en Génesis 3:15 después de la caída. A Abraham se le dijo en el pacto que hizo con él, que su descendencia sería de bendición a todas las familias de la tierra (Gn. 12:3). Su segundo aspecto, es en cuanto a Dios llamando una gran comunidad de personas que llegaría a ser su pueblo, siendo de la descendencia de Abraham (Gn. 12:2).
B. La tierra
En el pacto hecho con Abraham, se hizo también la promesa de que Dios le daría a su descendencia una tierra en la que ellos habitarían (Gn. 12:1). Años después esto mismo se le prometería a la familia del padre de la fe (Éx. 6:8; Dt. 34:1-12; Jos. 1:13). Dios tuvo el propósito de darle una tierra especifica a los que formarían parte del pueblo que él escogería. No morarían en cualquier lugar, ni andarían como nómadas. El Dios de los hebreos destinó un territorio especialmente para ellos. Los pactos de Dios prometieron un linaje, una tierra, pero también un trono.
C. El trono
David, hijo de Abraham, de la tribu de Judá y rey en Israel; tuvo el privilegio de que Dios hiciera pacto con él. Una de las cosas de las que Dios le aseguró, fue en cuanto al gobierno de su nación. Dios comunicó a los suyos, que de la descendencia de David, siempre saldría el que reinaría a la nación de Israel (Gn. 49:22-26; 2 Sam. 7:11-16; 1 Cr. 22:10; 29:23; Jer. 23:5). A pesar de que David falló, Dios tuvo gracia de él y le prometió esta bendición, porque fue un hombre que se arrepintió de su maldad y que buscó tener un corazón conforme al corazón de Dios. Es sobresaliente ver cómo Dios hizo saber a su pueblo sobre todo lo que él permitiría que sucediese con ellos. Una descendencia sería escogida. Una tierra sería destinada para ellos. Una familia reinaría sobre ellos. Todo esto lo cumplió por medio de hombres débiles y falibles, para que solo él recibiera toda gloria y honra.
Promesas Cumplidas
A. Parcialmente
No es de sorprender que Dios ha cumplido todo lo que él ha prometido en sus pactos. Esto se debe al hecho de que él es perfectamente fiel. El Señor ha deseado que sus pactos tengan primeramente un cumplimiento inmediato o parcial. En segundo lugar, las Escrituras también hacen claro que Dios ha ordenado que sus pactos tengan un cumplimiento final, completo y total. Dios en su infinito conocimiento, deseó hacer saber su revelación de manera progresiva. Esto exalta la inescrutable sabiduría que le caracteriza únicamente a él y es otro motivo por el cual él debe ser alabado por en cima de todo y de todos.
En primer lugar, en cuanto a la descendencia prometida, Dios cumplió esto con la creación de una nación numerosa llamada Israel. En relación a lo profetizado en los pactos acerca de la descendencia, Dios también lo cumplió con la venida de su Hijo Jesucristo. La Escritura señala muy claramente que el Salvador fue descendiente de Abraham. Jesucristo es la simiente de la mujer prometida a Adán en Génesis 3:15. El que descendió de la nación de Israel vino del cielo para ser el Redentor de Israel. Por él es que todas las familias de la tierra pueden ser bendecidas.
En segundo lugar, en cuanto a la tierra pronunciada en los pactos realizados por Yahweh, esto se cumplió cuando Israel tomó posesión de la tierra de Canaán en los días de Josué. Lo que se le prometió a Abraham se cumplió cuando los hijos de Jacob derrotaron a las naciones cananeas bajo la mano poderosa de Dios. Tristemente, por causa del pecado de Israel, esta tierra de ellos sería atacada por distintos enemigos y los judíos serían exiliados de esta tierra en más de una ocasión. A pesar de esto, Israel jamás perdería la posesión de su tierra porque Dios no podía fallar en sus promesas y porque decidió siempre tener gracia hacia los suyos.
En tercer lugar, en cuanto al trono prometido a la descendencia de David, esto se cumplió porque cada uno de los reyes de Judá provinieron del linaje de este varón que gozó de mucha prominencia en los propósitos de Dios. El Soberano del universo es quien decide quién reina y nadie llega al trono sin su consentimiento.
B. Completamente
Por último, se considerará el cumplimiento final o completo de lo que Dios prometió en sus pactos, haciéndolo mediante su magnífica fidelidad. En primer lugar, en cuanto a la descendencia prometida, esto se ha cumplido con la formación de la nación del Señor y del cuerpo de Jesucristo, compuesto por judíos y gentiles. A través de la fe, toda persona que ha creído en Dios, es hijo espiritual de Abraham (Gál. 3:7) y esto cumple la promesa que en él serían benditas todas las naciones de la tierra (Gál. 3:8). Esto se vincula con el nuevo pacto prometido por Dios a través de Jeremías y cumplido después de la venida del Hijo de Dios y del derramamiento de su sangre. En segundo lugar, en cuanto a la tierra prometida, esto tendrá su cumplimiento final cuando Jesús, el Rey de reyes y Señor de señores, le dé a su pueblo toda la tierra como morada suya. El Hijo de Dios tendrá su trono en Sion (Jerusalén), pero tendrá perfecto dominio sobre todas las naciones del planeta. En tercer lugar, en cuanto al trono prometido, este pacto tendrá su cumplimiento total cuando Jesús reine por los siglos de siglos, porque Él es hijo de David (Mt. 1:1; 9:27; Lc. 1:27, 69; Ap. 5:5). El comentarista Fruchtenbaum señala que lo prometido por Dios a David, no se cumplió totalmente cuando Salomón, el hijo de David, llegó al trono. Al considerar 1 Crónicas 17:10b-14, este autor cristiano subraya que esta promesa se cumplirá con el reino eterno de Jesucristo.6
Conclusión
El Soberano Dios quien está en control de todas las cosas, escribió la historia de su pueblo por adelantado, al revelar lo que él deseaba que sucediese en cada uno de sus pactos. Esto lo puede hacer por su ilimitado poder, por su perfecta omnisciencia y también por medio de su interminable fidelidad. Al haberse considerado particularmente la fidelidad de Dios en los pactos que él ha ratificado, se puede llegar a las siguientes conclusiones.
Él fielmente cumplió con la descendencia que prometió, fielmente cumplió con la tierra que prometió y fielmente cumplió con el trono que prometió. No puede haber ninguna duda de que el Dios de Israel y el Señor de la iglesia, es absolutamente y completamente fiel, perseverante e inmutable. Aún el diablo con toda su fuerza y maquinaciones, y con todos sus demonios, no puede derrocar lo que Dios ha firmemente estipulado de antemano.
Una consideración cuidadosa sobre todo esto debe resultar en que ocurran las siguientes cosas. En primer lugar, Dios debe ser adorado por cada persona que él ha redimido. Al contemplar la grandeza, la sabiduría, la misericordia y la constancia de Dios, debe producir en la iglesia actual un anhelo profundo de exaltarle y alabarle. En segundo lugar, los cristianos deben también servirle a Dios lealmente al contemplar lo leal que él ha sido a los suyos. Debe humillar al pueblo del Señor que él permanece fiel, aún cuando nosotros le somos infieles (2 Tim. 2:13). Esto debe hacer que los hijos de Dios se entreguen completamente a él para servirle. En tercer lugar, el resultado de la fidelidad de Dios en su pacto, también debería infundir en cada hijo de Dios a poseer un profundo e intenso sentido de querer depositar toda su fe y toda su confianza en el Padre de luces en quien no hay variación (Stg. 1:17). Él debe ser confiado por quién es él, pero también porque él ha demostrado a través del cumplimiento de sus pactos y promesas, que posee completa soberanía sobre todas las cosas y que todo se lleva a cabo de acuerdo a su perfecta voluntad. Nunca ha perdido control de algo para así dejar de ser fiel. Dios es hermosamente fiel y él asombrosamente cumple todo lo estipulado en su pacto.
- Geisler, Norman, Systematic Theology, vol. 2 (Minneapolis, MN: Bethany House, 2003), 75. ↩︎
- Heading, John, Treasury Bible Doctrine (Toronto, Canadá: Everyday Publications, 1977), 387. ↩︎
- Couch, Mal, An Introduction to Classical Evangelical Hermeneutics: A Guide to the History and Practice of Biblical Interpretation (Grand Rapids, MI: Kregel Publications, 2000), 157. ↩︎
- Pentecost, Dwight J., Things to Come: A Study in Biblical Eschatology (Findlay, OH: Dunham Publishing Company, 1962), 65. ↩︎
- Heading, John, Treasury of Bible Doctrine, 386. ↩︎
- Fruchtenbaum, Arnold G., The Footsteps of the Messiah: A Study of the Sequence of Prophetic Events (Tustin, CA: Israel Ariel Ministries, 1982), 433, 434. ↩︎
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