David Alves padre
Medítelo. “La crucifixión era un medio de ejecución horrible y tortuoso. Las víctimas desnudas eran atadas o clavadas (Jn. 20:25) a una cruz. La víctima podía permanecer con vida durante días y, después de la muerte, a menudo era consumida por perros, aves carroñeras o insectos. Josefo describió la crucifixión como “la más miserable de todas las formas de morir” (Guerra 7.5.4). Cicerón (106–43 a. C.) dijo que la crucifixión asustaba tanto a los ciudadanos romanos que se negaban a pronunciar la palabra cruz” (M. E. Dever).
Por siglos sin fin contemplaremos lo que nuestro bendito Salvador sufrió durante poco más de seis horas que estuvo colgado en el madero.
En el Salmo 22 Cristo describe la experiencia de un desierto caluroso: “… mi corazón fue como cera, derritiéndose en medio de mis entrañas. Como un tiesto se secó mi vigor, mi lengua se pegó a mi paladar, y me has puesto en el polvo de la muerte” (v.v. 14-15).
El Salmo 69 abre, sin embargo, con la escena de un diluvio. “Sálvame, oh Dios, porque las aguas han entrado hasta el alma. Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie; he venido a abismos de aguas, y la corriente me ha anegado. Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido; han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios” (v.v. 1-3). Ambos salmos enfatizan la tremenda sed del Varón de Dolores, con lengua seca y garganta enronquecida.
Hay seis referencias en los cuatro Evangelios en cuanto a lo que Cristo bebió o no bebió mientras estuvo clavado a la cruz. Parece ser que los soldados le ofrecieron algo de beber a Cristo en, por lo menos, tres ocasiones, quizás más. La Escritura no se contradice. Vamos a dividir estas citas en dos categorías y esto facilitará ver cuándo no bebió y cuándo sí.
- Antes de las horas de tinieblas:
a) “… le dieron a beber vinagre mezclado con hiel; pero después de haberlo probado, no quiso beberlo” (Mt. 27:34).
b) “Y le dieron a beber vino mezclado con mirra; mas él no lo tomó” (Mr. 15:23).
c) “Los soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre” (Lc. 23:36).
El vinagre era un vino barato y agrio que bebían los soldados y la gente de la clase baja.
Mateo menciona la mezcla de vinagre y hiel. Marcos dice que fue vinagre y mirra.

Hay dos maneras de armonizar estos pasajes. “La mirra daba mejor sabor al vino agrio y al igual que la hiel amarga tenía un efecto narcótico y estupefaciente. Ambos elementos pueden haber estado en la bebida que Jesús probó y se negó a beber. Las mujeres proporcionaron la bebida para amortiguar la sensación de dolor y los soldados pueden haber agregado la hiel para que sea desagradable” (A. T. Robertson).
Pero al mencionar mirra en vez de hiel, es posible que Marcos está siendo más específico que Mateo al dar el nombre propio del ingrediente que mezclaron con el vinagre. La mirra también servía de estupefaciente para mitigar el dolor. De cualquier manera, Cristo rechazó este vinagre. No permitió que nada minimizara su sufrimiento.
La mención que hace Lucas del vino que le ofrecieron al Señor enfatiza que fue un acto hecho en son de burla. No hay indicación que Cristo haya bebido lo que le presentaron en ese momento.
2. Después de las horas de tinieblas:
a) “Y al instante, corriendo uno de ellos, tomó una esponja, y la empapó de vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber” (Mt. 27:48);
b) “Y corrió uno, y empapando una esponja en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si viene Elías a bajarle” (Mr. 15:36).
c) “Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed. Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca. Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu” (Jn. 19:28-30).
Estas tres referencias parecen describir la ocasión en que Cristo sí bebió el vinagre. Después de clamar: “Elí, Elí, lama sabactani”, el siguiente dicho que se oyó desde la cruz de en medio fue: “Tengo sed”. Esto lo dijo Cristo para cumplir cabalmente la profecía que Él mismo había dicho por medio de David mil años antes de la crucifixión: “Me pusieron además hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre” (Sal. 69:21). La primera mitad de este versículo tiene que ver con lo que rehusó, pero en la segunda parte vemos la profecía que necesariamente tenía que cumplirse para que Él pudiese exclamar: “Consumado es”.
Aun en las bebidas que Cristo rehusó o aceptó, Él mostró que estaba en completo control de la obra que hacía, y puso su vida voluntariamente en el momento indicado, sabiendo que había cumplido lo que las Escrituras decían de Él.
Gracias.
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