David Alves Jr.
Te ruego que me dejes recoger
y juntar tras los segadores entre las gavillas.
Rut 2:7
La necesidad de Rut fue tan mayúsculo que la encontramos rogándole a otros en más de una ocasión. Le rogó a su suegra Noemí para que ella le dejara ir a los campos a recoger espigas en el campo de alguien tuviese gracia de ella. Le suplicó también al mayordomo de los segadores de Booz para que él la dejara “recoger y juntar tras los segadores entre las gavillas”.
La actitud humilde y la disposición de deprecación de Rut exhibe su menester, pero también manifiesta su confianza en que a través de Booz podía encontrar la ayuda que tanto requería. Al ver la insistencia y la importunidad de Rut, podemos ver en ella lo mismo que algunas personas mostraron hacia Jesús.
Veamos algunos ruegos hechos al Señor.
i. En Lucas 5:12 un hombre leproso le rogó que lo limpiara de su enfermedad.
ii. En Lucas 8:28 un hombre endemoniado de Gadara le rogó que no lo atormentara.
iii. En Lucas 9:38 un hombre le rogó que sacara el espíritu maligno que estaba en su hijo.
iv. En Juan 4:47 un hombre le rogó que fuese a ver a su hijo y lo sanase porque estaba a punto de morir.
Estos solo son algunos ejemplos personas que imploraron el favor del Señor, así como Rut también lo hizo con Booz. Estos ruegos no solo representan la exorbitante necesidad que tenemos los seres humanos de Cristo Jesús, pero también exponen el reconocimiento de por lo menos dos cosas en cuanto a Él.
Estos ruegos destacan:
i. El señorío del Señor. Estos ruegos fueron hechos a Él porque estas personas identificaron Su dominio, mando y potestad. Personas habían escuchado Sus afirmaciones en cuanto a quién era Él; vieron Su autoridad en los milagros que hizo en los elementos, objetos y personas, y determinaron de alguna manera, que Él está por encima de todo. Sobrecoge el hecho de que aún un endemoniado reconoció el señorío de Jesús. Esto es una clara muestra de que los demonios creen y tiemblan ante la presencia del soberano Dios (Stg. 2:19). El señorío del Hijo de Dios es tan preponderante que en un día futuro, todos los espíritus de maldad que estarán debajo de la tierra, confesaran “que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Fil. 2:11).
ii. El poder del Señor. Estos ruegos fueron hechos a Él porque reconocieron Su capacidad, aptitud y suficiencia. Nosotros adoramos al Cristo del Calvario por ser el Todopoderoso que nada ni nadie puede limitar Su fuerza irresistible. Respondemos con alabanza a las magníficas palabras del Espíritu Santo a través de Pablo. “En Él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de Él y para Él” (Col. 1:16).
¡Cuánto glorifican los ruegos a nuestro Señor! Lo enaltecen. Lo celebran. Lo aclaman.
Toda honra sea dada a Jesús el Señor. Toda gloria sea dada al poderoso Salvador.
(Imagen por Aarón Burden en Unsplash)
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Hermosa enseñanza. También le rogamos a nuestro amado Señor porque Él es Eterno y Grande en Misericordia como para escuchar nuestro ruego. Nadie ha tenido tanta compasión por nosotros los seres humanos como nuestro Señor y Dios. Por eso le amo tanto, porque Él me amó primero y escucho mi ruego.🙏
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Gracias
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