David Alves hijo
En una entrevista hecha recientemente al papa Francisco, se le preguntó sobre aquello que le da esperanza en este mundo. Su respuesta fue la siguiente. “Ves tragedias, pero también ves muchas cosas hermosas. Ves madres heroicas, hombres heroicos, hombres que tienen esperanzas y sueños, mujeres que miran hacia el futuro. Eso me da mucha esperanza. La gente quiere vivir. La gente sigue adelante. Y la gente es fundamentalmente buena. Todos somos fundamentalmente buenos. Sí, hay algunos sinvergüenzas y pecadores, pero el corazón mismo es bueno”.
Las dos cosas sobresalientes que él dijo fueron: “La gente es fundamentalmente buena”; y también: “El corazón mismo es bueno”.
¿Es esto conforme a las enseñanzas de la Biblia? ¿Lo dicho por el papa está en acuerdo o en desacuerdo con lo estipulado por Dios en la hamartiología?
La hamartiología es la rama de la teología sistemática que estudia la doctrina del pecado. Romanos 3 sería un ejemplo de una pasaje crucial que expone aspectos importantes de la hamartiología. Obviamente hay muchos puntos a considerar en relación al estudio del pecado de acuerdo a las Escrituras. Hay por lo menos dos premisas importantísimas dentro de la hamartiología, las cuales fueron negadas por el papa en sus palabras citadas.
En primer lugar, el papa negó la doctrina bíblica del pecado original. La palabra de Dios claramente señala que toda la humanidad ha heredado el pecado de Adán por su desobediencia cometida en el huerto. Dios afirma esto claramente en Romanos 5:12, “Tal como el pecado entró en el mundo por medio de un hombre, y por medio del pecado la muerte, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron”. Nadie nace siendo bueno. Todos nacemos en pecado. David creía en la doctrina del pecado original, porque él escribió: “Desde la matriz están desviados los impíos; desde su nacimiento se descarrían los que hablan mentiras” (Sal. 58:3).
En segundo lugar, el papa negó la doctrina bíblica de la depravación total. Las Sagradas Escrituras puntualizan repetidamente que toda persona es inherentemente e intrínsecamente mala. La palabra de Dios corrobora indudablemente que todo el ser de la persona ha sido afectada por la corrupción moral. Contrario a lo que dijo el papa, no hay persona que sea fundamentalmente buena ni que tenga un corazón bueno. Lo que Jehová dijo de la gente en los tiempos de Noé, lo pudiera decir de nosotros también. “El Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era solo hacer siempre el mal” (Gn. 6:5). Dios dice en Jeremías 17:9, “Engañoso que todo es el corazón, y sin remedio; ¿Quién lo comprenderá?”. Cristo Jesús enseñó que del corazón salen cosas horribles y contaminadas (Mt. 15:19). Pablo contradice al papa al escribir en Romanos 3:12, “No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”.
Los engaños del papa deben hacer que personas dejen de creer en las palabras y en las tradiciones de los hombres e indaguen en la palabra perfecta de Dios. El Señor expone en Su Libro que no somos fundamentalmente buenos y que nuestro corazón está completamente torcido por la maldad. Pero Dios también revela en la Biblia el remedio que Él ha dispuesto para todo individuo. Jesús fue enviado a este mundo para morir y resucitar por nuestros pecados. Todos aquellos que renuncian a la inmundicia y confían en Él son perdonados y regenerados. Gente fundamentalmente mala y corazones que son perversos, son transformados y regenerados al aceptar el evangelio del Señor Jesús. Él asegura en Juan 3:3, “En verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios”.
Imagen: Coronel Gonorrea en Unsplash
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