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Superando el Abuso Espiritual Junto con Job: Interacciones con Bildad (Parte 3)

David Alves hijo

Llegamos al final del dialogo entre Job y sus tres supuestos amigos. Habíamos considerado la respuesta de Job a lo que le había dicho Elifaz. En esta última sección en donde hay el diálogo entre Elifaz, Bildad, Zofar y Job; es Bildad el último en decirle algo a Job. Después va a aparecer otro personaje llamado Eliú que también hablará con Job. 

Elifaz le había acusado falsamente de realizar una larga lista de pecados. Vimos cómo Job en respuesta expresó querer ir directamente ante la presencia de Dios porque sabía que no era culpable de esas cosas. Después vemos cómo Job parece exhibir los pecados de sus tres acompañantes en el capítulo 24. Habla de varias cosas terribles de las que probablemente eran culpables. Esto es lo triste y lo serio de los abusadores espirituales que buscan manipular a los demás utilizando la calumnia. Al final de cuentas, son sus pecados que son expuestos y Dios se encarga de vindicar a aquellos que habían sido acusados falsamente. Job describe cómo este tipo de personas buscan realizar sus fechorías en la oscuridad, pero también hace ver cómo prontamente son descubiertos.

Al final del capítulo 24 Job reconoció el poder y la soberanía de Dios cuando existen injusticias. Después de dar una larga lista de las cosas abominables que hacen sus abusadores espirituales, él dijo: “Pero Dios” y comienza a atribuirle a Él reconocimiento por la justicia que Él ejecuta contra los perversos. Podemos encontrar consuelo en ese “pero Dios”. Es posible que abusadores espirituales nos hagan la vida imposible y hagan toda una serie de cosas muy dolorosas y humillantes; pero nunca se nos olvide que a pesar de todo, Dios está en control. Job nos recuerda que tarde o temprano, Dios arrastrará a los poderosos con Su poder. 

Hay algo muy interesante que describe Job en cuanto a la forma en la que Dios trata a las personas que nos causan grandes males. Él señala que Dios no los derriba inmediatamente sino que les da seguridad, los sostiene y los exalta. Esto debemos recordarlo cuando somos el objeto de alguna injusticia provocado por un supuesto líder espiritual. Es posible que pase tiempo en el que sufras falsas acusaciones y presiones de manipulación de distintos tipos; pero necesitamos recordar que no siempre continuarán las cosas así. A pesar de que tus agresores parecen fortalecerse, exaltarse y beneficiarse más y más, y tú pareces ser más y más humillado, afrentado y descartado; Dios está en completo control. Llegará el día, como dice Job, que ellos serán arrastrados, humillados y cortados. 

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Al final de cuentas, no tiene caso que te estreses, que respondas a las agresiones o que trates de defender tu reputación. Mejor deja las cosas en las manos del Todopoderoso y llegará el día cuando Dios tendrá que tratar con tus agresores espirituales. Aunque parezca difícil o hasta imposible que esto suceda, mantén la promesa de Proverbios 14:19 en tus pensamientos. Salomón nos dice a través del Espíritu: “Los malos se inclinarán ante los buenos, y los impíos, a las puertas del justo”. Deja las cosas en las manos de Dios. No guardes rencor sino perdona. Un día esas personas que te agredieron tanto, serán los que te necesiten a ti. Piensa en cómo cambiaron las cosas entre José y sus hermanos. Al principio, José sufrió mucho a mano de sus hermanos; pero después sus hermanos llegaron a Egipto y se postraron ante él porque necesitaban comida. 

¿Qué podían responder los amigos de Job a esto? Únicamente respondió Bildad y fue muy breve lo que dijo. El capítulo 25 es el capítulo más breve de todo el libro. Estos tres hombres ya no hallaban qué decir porque se dieron cuenta que no podían manipular a Job a su manera. Las palabras de Bildad dan la idea de que no le importaba la maldad de él y la de sus amigos, porque al final de cuentas el hombre no puede ser justo delante de Dios. ¡Qué pobre excusa dio Bildad para justificarse! El hombre sí es pecador, pero también es responsable por lo que hace. En vez de disculparse con Job, parece ser que le echó la culpa a su naturaleza pecaminosa.

En los capítulos 26-31, Job es el único que habla. Analiza esa sección y verás cómo Job reconoce la soberanía perfecta de Dios sobre todas las cosas vista en Su vasta creación; hace afirmaciones sobre el castigo que le espera a los malvados que pecan contra el Juez de toda la tierra; recordó los tiempos felices que vivió; se lamentó de todo lo que había sufrido a mano de estos tres hombres; y termina asegurando que era un hombre íntegro. 

Después de esto, ya no leemos sobre los amigos de Job. Quedaron para siempre en el olvido. Pero sobre Job sí continuamos leyendo de él y es alguien de quien seguimos hablando y de quien seguimos aprendiendo tantos años después de que vivió. Los injustos son disciplinados por el Señor y quedan en el olvido. Los que sufren terribles ataques pero se mantienen cerca del Señor, confiando en Él y defendiendo la verdad; serán recordados por generaciones y serán de ejemplo a otros para la gloria de Dios.