David Alves Jr.
En el primer capítulo de la Biblia, Dios nos describe por primera vez algo del señorío de su Hijo en Su creación usando a Adán como figura. “Adán, el cual es figura del que había de venir.” (Rom. 5:14)
Después de que Dios creó todo, le otorgó a Adán autoridad sobre los animales y sobre toda la tierra (Gn. 1:26, 28). Dios al hablar con Adán emplea palabras como: “señoree”, “sojuzgadla”.
Esto es semejante a lo que hizo nuestro Padre al darle a Su Hijo plena autoridad sobre la creación. “A quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo” (Heb. 1:2). “Todo fue creado por medio de él y para él.” (Col. 1:16).
En el Salmo 8 se hace referencia al dominio que Dios le dio al primer hombre sobre la creación. El escritor a los Hebreos, nos hace ver que esas palabras escritas por David en el Salmo 8, describen también el dominio y la grandeza de Cristo en relación a la creación de Dios. “Le coronaste de gloria y de honra, y le pusiste sobre las obras de tus manos; todo lo sujetaste bajo Sus pies.” (Heb. 2:7-8)
La creación caída por el pecado de Adán le trae honra y gloria a Jesucristo. Imagínate cuánto placer le traerá al Señor los “cielos nuevos y tierra nueva” (2 Pe. 3:13). Esto será creado después de Su segunda venida y no se verá afectado por el pecado de Adán. “Los cielos cuentan la gloria de Dios” (Sal. 19:1).

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