David Alves Jr.
Números 20:1-22
Casi cuatro décadas después de que Moisés golpeó la roca en Refidim (Éx. 17), hizo lo mismo en Meriba. En este pasaje hay distintos aspectos de la historia que traen a nuestras mentes al Señor Jesucristo.
La escasez de agua hizo que el pueblo se juntara en contra de Moisés y Aarón. Ambos son figuras de Cristo. Moisés, resalta a Cristo como nuestro Redentor; y Aarón, como nuestro Supremo Sacerdote.
En la muerte de nuestro Señor, vemos a varios grupos de personas que se unieron en contra de él. Las distintas facciones religiosas que se oponían vehemente los unos contra los otros, se aliaron amigablemente solo para tramar la muerte del Mesías. El sacerdocio y el Sanhedrín se congregaron con el objetivo de criminalizar al perfecto Hijo de Dios. Pilato y Herodes se hicieron amigos. Una gran multitud se reunió en Jerusalén para exigir con gritos su crucifixión.
Cuando comenzaron a hablar en contra de Moisés, le recriminaron la culpa que él había tenido en haberlos sacado de Egipto y de lo que habían experimentado al estar en el desierto. Sin duda, estaban muy equivocados. Moisés había obrado ejemplarmente para el bien de la nación a través del poder de Dios.
El Señor Jesús recibió un sin fin de insultos atroces al ser juzgado y al estar colgado sobre la cruz. Sobornaron a personas para que testificaran falsamente en su juicio. Fue criticado y calumniado fuertemente frente a muchas personas. Padeció todo esto, al haber vivido como nadie más, al siempre buscar el bien para los demás y desear morir por los pecados de la humanidad.

Moisés y Aarón intercediendo por la nación delante de Dios, simboliza a Cristo como aquél que ”intercede por nosotros” (Rom. 8:34). Al postrarse ante Dios, la gloria de Jehová se les apareció para indicarles lo que iba a suceder.
Dios le pidió a Moisés que tomara su vara y que reuniese a la congregación. Debía de hablar a la peña en vista de todos para que diera su agua. Al estar todos reunidos, Moisés golpeó la roca dos veces para que saliera el agua, en vez de hablarle, tal y como Dios se lo había pedido. Su desobediencia le costó poder entrar a la tierra prometida.
La roca siendo golpeada se asemeja a Cristo siendo herido por Dios al castigarle por causa de nuestros pecados (Isa. 53:5). En el caso de Moisés, su desobediencia fue notoria a la hora de golpear la roca; pero con Cristo, vemos todo lo contrario, porque al ser castigado, él se mantuvo sumiso a su Padre. Su obediencia nunca varió, aún durante esas tres horas de tinieblas cuando los pecados de toda la humanidad estaban sobre él.
Moisés no pudo entrar al reposo de Israel junto con el pueblo de Dios. En ese sentido, y como en todos los demás, Cristo también supera a Moisés. El Señor sufrió el tormento para darnos a nosotros el reposo continuo y eterno como describe el escritor a los Hebreos.
El agua que salió de la roca golpeada, satisfizo la sed de todo el pueblo y de sus animales. ¡Cuánto mas la muerte de Cristo! Por medio de su obra es que él nos ofrece agua para que no volvamos a tener sed (Jn. 4:14; 6:35).
Muy bien explicado, bonita comparación de Moisés y Aaron con el Señor Jesús. Gracias hermano.
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Muy bien explicado y muy bonita la comparación de Moises y Aaron con El Señor Jesús.
Gracias hermano.
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