Temas contemporáneos

Superando el Abuso Espiritual Junto con Job- Interacciones con Bildad (Parte 1)

David Alves Jr.

Si Elifaz fue injusto en su trato a Job, Bildad va a actuar aún más cruelmente. Esto suele suceder. Entre líderes que gobiernan fatalmente a la iglesia de Dios, siempre habrá el cabecilla que brillará por encima de los demás en su maltrato y agresividad. Elifaz le dirigirá la palabra a Job en los capítulos 8, 18 y 25. En esta ocasión veremos sus ataques psicológicos, emocionales y espirituales en el capítulo 8; y la respuesta de Job en los capítulos 9 y 10.

Bildad comienza por censurarle. No perdió nada de tiempo para buscar cerrar su boca. Lo agrede verbalmente al cuestionarle: “¿Hasta cuándo hablarás tales cosas, y las palabras de tu boca serán como viento impetuoso?” No solamente lo calla, pero también le señala que sus palabras son inservibles.

Es muy extraño que líderes en la iglesia se parezcan tanto a dictadores de regímenes totalitarios que se esmeran en silenciar a sus enemigos políticos. Un hombre de Dios jamás se prestará para esto. Más bien, confiará en Dios para que se corrija el pecado sin tener que recurrir a este tipo de técnicas de manipulación. De igual manera, estará convencido que la verdad siempre saldrá a la luz, sin importar quien hable o que es lo que se diga.

Otra cosa que hace Bildad para callar a Job, es descalificar su persona. Lo tilda como alguien que no busca a Dios; no es limpio de corazón ni recto; y es uno que se ha olvidado de Dios. Esto es muy común entre abusadores espirituales. Cuando quieren silenciar a alguien, lo calumnian para que lo que diga a los demás no sea creíble.

Los que nos pastorean deber ser amantes de lo bueno y justos (Tit. 1:8). No deben acostumbrarse a calumniar a los hermanos para que ellos puedan obrar ilícitamente con plena libertad.

Muchos cristianos han experimentado daño colateral que causa profundo dolor. No es porque hayan hecho algo malo sino porque sencillamente son familiares de alguien que sí ha cometido una falta. Bildad tenía algo en contra de Job. ¿Por qué involucró a su familia? Peor todavía, ¿por qué involucrar a sus hijos muertos e inculparlos de pecado?

Hermano, si un individuo cometió pecado, vea el asunto con esa persona. No tiene por qué meter a su cónyuge, hijos o demás familiares en el asunto. Es algo que tiene que ver con el que ha fallado y con nadie más. Sigamos cuidadosamente las palabras del profeta cuando dijo: “El hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo” (Ez. 18:20).

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Foto por Bernard en http://www.unsplash.com

Job era el más grande de entre los orientales, pero Bildad no lo consideraba así. Habla de él como siendo pequeño, al prometerle que si sigue el consejo de sus acompañantes, su futuro será grande. También le hace claro que si no consulta con los mayores de edad, no podrá salir de su prueba.

Nadie pondría en duda lo provechoso que es consultar a los que poseen mucha experiencia en la vida. El problema es que Bildad hace sentir a Job como siendo pequeño e insensato para obligarlo a que hiciera lo que ellos querían.

Cuando un creyente erra en algo, naturalmente escuchará a sus pastores, porque ha visto el cuidado que siempre le tienen. Las ovejas se dan cuenta cuando un anciano solamente interactúa con ellas para corregirle. Se fijan cuando los pastores se ausentan cuando están pasando por una dificultad y requieren ánimo y consuelo. El anciano que no ejerce cumplidamente su responsabilidad, tiene que hacer que la persona se sienta humillada e incapaz, para que siga lo que se le está diciendo. El verdadero obispo ama a las ovejas y sus palabras son aceptadas porque se dicen con amor, gracia y paciencia; junto con una vida de servicio para los demás en todo momento.

En su respuesta, Job muestra que su concepto de Dios ha sido pervertido por lo que le han dicho estos malos consejeros. El que había temido a Dios, ahora considera imposible que el hombre pueda justificarse delante de Dios. Lo ve como un Dios irracional que no nos entiende en nuestras luchas. Llega a tener la percepción de que no importa si uno es justo o perverso, porque Dios castiga severamente a ambos. Se resigna a pensar que no puede hacer nada para quedar lo suficientemente limpio ante Dios. Lo considera como alguien que se deleita en destruir a los que ha creado.

El trato de Bildad a Job es otro ejemplo del daño que puede causar el abuso espiritual. Dios nos ayude a repudiar su comportamiento y que tratemos a los hermanos como lo haría el Príncipe de los pastores.

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