Cristo en toda la Biblia

Sansón, el Juez Preparado por Dios Desde la Niñez

David Alves Jr.

Jueces 13:24, 25

Su nacimiento

No nos dice la Escritura cómo fueron las condiciones en las que nació Sansón. Tampoco conocemos mucho de la situación económica de sus padres. A pesar de esto, sí podemos estar absolutamente seguros de que este siervo del Señor no nació en las circunstancias en las que sí lo hizo el Mesías, el Siervo perfecto de Jehová.

En cuanto a nuestro Redentor, la Palabra de Dios sí nos demuestra claramente que José y María eran pobres; y que Jesús nació en un espacio profundamente humilde. Sabemos que eran pobres porque ofrecieron la ofrenda de los pobres al presentar a Jesús en el templo. En el evangelio de Lucas aprendemos con asombro que el Hijo del Altísimo fue envuelto en pañales y fue puesto en un comedero para animales al haber nacido. La palabra “pesebre” mencionada en su nacimiento, conlleva la idea de un establo y de un comedero usado para alimentar a ganado. Vemos, entonces, al Dueño del universo naciendo en suma pobreza. En Corintios aprendemos que esto fue para que nosotros pudiésemos ser enriquecidos en lo espiritual.

Sabemos que Dios envió a su Hijo nacer en este mundo en “el cumplimiento del tiempo” (Gál. 4:4). Dios destinó quién sería el único Salvador, pero también el tiempo en el que vendría a entregar su vida por nosotros. Sansón nació cuando los filisteos tenían bajo su dominio a los israelitas, lo cual se prolongaría durante cuarenta largos años. A Sansón le tocó nacer y servir en una época de gran oscuridad espiritual para su nación.

Mucho peor fue la condición del mundo y de Israel cuando nació el Cristo de Dios. El mundo estaba completamente viciado por el pecado; e Israel y varios territorios estaban bajo el dominio opresivo, perverso y pagano del imperio Romano. Dios sabía en qué época de la historia habría de nacer Sansón, uno de los libertadores de Israel. ¡Cuánto más con nuestro Señor! Su Padre sabía perfectamente en qué condiciones estaban Israel y el mundo cuando vino el Señor. Su Padre también sabía perfectamente que Cristo Jesús nacería en los tiempos del imperio Romano quienes castigaban a ciertos reos con la muerte por crucifixión. Nuestro Dios siempre muestra su completo control sobre los tiempos y los eventos. Envió a su Hijo en ese período de la historia para que muriera sobre una cruz; y así cumplir la profecía del Salmo 22 y para que así padeciera por el pecado de todo hombre.

Damos gracias a Dios por el nacimiento de Sansón, por la forma en la que usó su vida por el bien de su pueblo. Damos gracias a Dios infinitamente más por el nacimiento de Jesús, por el hecho de que vino para completar la inmensa obra de la redención de su Dios en nuestro beneficio.

Su nombre

La Biblia está llena de nombres hermosos con significados preciosos. Manoa y su mujer llamaron a su hijo Sansón. Su nombre quiere decir: “como el sol” o “que brilla”. Nos preguntamos, ¿por qué le habrán llamado así? Lo más seguro es que le llamaron así porque habían visto la gloria de Dios en el Varón que se les había aparecido para avisarles sobre el nacimiento de su hijo. Esta pareja quedó, como si fuera, encandilada por las excelencias de nuestro Padre; y lo más probable es que deseaban que su hijo reflejara las virtudes de Jehová en su vida.

El nombre de Sansón es bello, pero no hay nombre como el de nuestro Señor. Al nacer, la instrucción de Dios para sus padres, fue que le pusieran por nombre Jesús. Eso mismo hicieron. Cuando nació le pusieron este preciosismo nombre que significa: “Dios salva”. ¿Cómo igualar ese nombre? Nos hace siempre pensar en el que vino para salvar a su pueblo de sus pecados.

Amamos ese nombre que es sobre todo nombre.

Jesús, tierno nombre de precio y valor,
tu nombre bendito, Jesús Salvador,
por cima de todos, sin par, sin igual,
exhala fragancias de amor celestial.

– Autor desconocido

Pensamos no solo en la hermosura de su nombre, pero también en él como el reflejo perfecto de la gloria de su Padre. Sansón brilló como el sol para Dios en este mundo, pero tuvo fallas. Fue un hombre como cualquiera de nosotros con fortalezas, pero también con grandes debilidades. No así el Cordero de Dios. En la gloria y en la tierra siempre brilló en él la magnífica excelencia de Dios. “Él es la imagen de Dios” (Col. 1:15). Él es “el resplandor de su gloria” (Heb. 1:3). Jamás hubo un momento en el que no lo hizo.

Al pensar en el sol y en el brillo del significado del nombre de Sansón, meditamos en el que se transfiguró sobre un monte y su rostro fue como el sol. Consideramos a Juan viendo a Cristo en la gloria, también le miró y vio que su rostro era como el sol. El profeta Malaquías anticipó que habría uno llamado el Sol de justicia que en sus alas traería salvación. Ese Sol de justicia es nuestro amado Salvador, la revelación esplendorosa del glorioso Dios. De Cristo sí se puede decir con precisión que él es como el sol y como el que brilla.

Su crecimiento

Leemos en la Palabra en cuanto al crecimiento de Sansón, que fue un desarrollo bendecido por el Señor Dios. Nuestro Padre fue moldeando e instruyendo a este siervo suyo desde su niñez, como lo ha hecho con muchos de los que le han servido.

Como en cualquier otro aspecto, el crecimiento de Sansón no puede ser comparado con el de nuestro precioso Salvador. En el evangelio de Lucas leemos que “Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombre”. Aún con su Hijo, Dios fue preparando a este Siervo tan singular para todas las encomiendas que tenía para él. En Isaías 49, donde se profetiza acerca del Señor, vemos algo al respecto. El Siervo de Jehová entendía esto, cuando dijo de su Padre: “el que me formó desde el vientre para ser su siervo”. Jesús creció sabiendo que desde que estaba en el vientre de María, Dios lo había llamado para servirle. Su llamado había sido realmente desde antes de la fundación del mundo. En ese mismo pasaje, el Siervo del Señor, miraba su crecimiento y su preparación como si fuera una saeta bruñida guardada en la aljaba de su Dios. Él fue como una flecha que fue especialmente preparada y guardada para el momento indicado.

El crecimiento de Sansón fue bendecido por Dios, pero ¿cuanto más el de nuestro Señor? Sufrió rechazo, pobreza y anonimato; pero Dios le bendijo grandemente para que su desarrollo fuera de gran agrado para él; de gran beneficio a los que rescataría del pecado; y para que él cumpliera todos sus propósitos.

Glorificamos a Dios por la forma tan sabía en la que preparó al que sería el Salvador del mundo.

Su poder

Al crecer Sansón en el campamento de Dan, de donde era su familia, el Espíritu Santo comenzó a manifestarse en él. El poder de Sanson, no era suyo, sino de Dios. Estaremos estudiando más adelante como él pudo hacer cosas extraordinarias porque el Espíritu estaba sobre él.

Meditemos en cómo esto acentúa el maravilloso ministerio público de Jesús, quien hizo todo en el poder del Espíritu que vino sobre él al bautizarse. Pero esto también señala la humildad de nuestro Mediador, porque él siendo el Dios Todopoderoso, dependió en el Espíritu de su Padre para realizar todo lo que él hizo. Sansón estaba completamente necesitado del poder de Dios para poder servirle. En el caso de nuestro Señor, él lo hizo para comprobar que venía de Dios y para sernos de ejemplo a nosotros que también estamos tan necesitados siempre del poder del Espíritu eterno de nuestro Dios.

Bendeciremos mañana en el día del Señor al Dios Triuno que siempre ha obrado conjuntamente en favor de nosotros por su eterna misericordia. Dios ayude a cada uno a honrarle como él es digno.

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