David Alves hijo
Es muy común entrar a la casa de creyentes y encontrar este cuadro. En la imagen aparece un hombre de edad avanzada, con un libro y comida por delante de él sobre la mesa y está reverentemente orando, dándole gracias a Dios.
El fotógrafo que capturó la tierna imagen, la llamó “Gracia”. Su propósito al tomarla, fue para que representara lo que es la sobrevivencia durante tiempos de gran dificultad. Lo relacionó con las inmensas complicaciones vividas por los que lo dieron todo en la Primera Guerra Mundial y por las familias que se quedaron en casa sufriendo una terrible crisis. Quiso que todos los que vieran la fotografía fuesen inspirados a ser agradecidos aún en medio de las tempestades de la vida.
A partir de los años 1920, la fotografía se comenzó a conocer y a colocarse en los hogares de muchos miembros de la familia de Dios. A muchos en ese tiempo les llamó la atención la escena del cuadro porque se identificaban con el sentir de lo que ven en él. Más de cien años han pasado y a los que hemos puesto nuestra fe en el Señor, nos sigue llamando también la atención. Nos sigue motivando a ser agradecidos con Dios a pesar de las dificultades que nos rodean, afectan y preocupan.
Damos gracias a Dios por la imagen llamada “Gracia”. Este cuadro nos lleva a contemplar la gracia de Dios, todo aquello que él es y todo aquello que él nos da que no merecemos. Este cuadro nos aleja de la murmuración y de la queja. Lo que vemos en esta escena, nos motiva a tener un espíritu saturado de agradecimiento a Dios por cada bendición que fluye de su benevolente presencia.

Sigamos el ejemplo del hombre en la imagen. Es anciano, quizás con enfermedades y debilidades, pero se centra en la gracia de Dios. Quizás tiene hijos allá lejos arriesgando sus vidas por defender a su país, pero se encuentra satisfecho en la gracia de Dios. Por su edad, posiblemente ha enviudado, pero halla solaz en la gracia de Dios. Es notorio que solo hay un pan y una sopa delante de él, siendo el alimento más básico, pero aún así se maravilla por la gracia de Dios.
¿Qué hace a este hombre poder adquirir y mantener esta filosofía de vida? ¿Qué le hace poder mantenerse con tanta serenidad en medio de tiempos de guerra y de crisis? Su cabeza inclinada es muestra de que es alguien que adora a Dios y acepta lo que él diga, sin importar lo que acontece en su vida. Es obvio que su vida está centrada en Dios y que la base de su gozo no son sus vivencias, sino el Dios eterno, inmutable y Todopoderoso. También sobresale el hecho de que está orando. En oración, le presenta a Dios acciones de gracias, aún si es muy poco lo que va a comer. En vez de sentir resentimiento, endulza su alma al tener una disposición de gratitud hacia su Padre. Seguramente no solo da gracias por el alimento, sino por las otras bendiciones que recibe; pero también por las adversidades que le llevan más y más cerca a Dios.
¿Qué más hace para tener esta actitud de sobrevivencia ante la vida? Delante de él tiene un libro como ningún otro. Ese libro es la Palabra viva y eficaz del gran Dios del cielo que está en completo control de las circunstancias de su vida. En vez de cuestionar a su Padre, acalla su alma en la presencia de aquél que tiene todas las respuestas. Tiene una necesidad muy grande, lee la Biblia y le asegura que Dios le suplirá todo lo que necesita. Se aflige por alguna mala noticia que recibe, lee la Biblia y encuentra en ella un refrescante oasis que le trae gran consolación. Al dudar por algo que ha sucedido en su vida, lee la Biblia y es recordado que Dios está siempre en control y que nunca le dejará ni le desamparará. La realidad es que le llama mucho más la atención el pan espiritual en el libro que el pan físico que está sobre el plato.
Es claro que el hombre anciano del cuadro “Gracia” es un ejemplo a seguir. Es muestra que lo único que necesitamos para poder perseverar en las pruebas es la gracia de Dios. Es ejemplo de que lo único que nos hace sentirnos plenamente satisfechos, aun cuando no tenemos nada, es la gracia de Dios. El varón en la fotografía es un buen reflejo de lo que el Señor quiere que entendamos en lo que él le dijo a Pablo en su aflicción al no recibir la respuesta que él quería a su petición hecha. El Señor le dijo a Pablo cuando él le pidió que le quitara su aguijón en la carne: “Bástate mi gracia” (2 Co. 12:9).
Dios me ayude a ser como el hombre del cuadro “Gracia” al poder entregarme a Dios, disfrutar comunión con él y ser agradecido con él, aún si me encuentro en los días más difíciles de mi vida. Verdaderamente, su gracia es suficiente.