David Alves Jr.
“No tengo ganas de nada,” dijo Perezoso. “Igual yo. Tengo mucha flojera,” le respondió Apatía. Negligencia pensó: “He trabajando mucho hoy, me merezco unas horas de hacer absolutamente nada”.
Es normal, es hasta bien visto, pero ¿qué dice Dios?
Dios señala la gandulería como pecado. El hábito de no querer llevar a cabo una actividad provechosa, ya sea física, mental o espiritual, no es de agrado al Señor.
En los siete días de la creación, Dios mostró el ejemplo perfecto de todo lo que es contrario a la desidia. El Señor Jesucristo siempre mostró ocupar su tiempo de forma provechosa. Él dijo: “Me es necesario hacer las obras del que me envió” (Jn. 9:4).
Dios puso a Adán en el huerto del Edén, y lejos de animarle a ser un holgazán, le dio actividades que él debía de desempeñar (Gn. 2:15).
Pensemos en todos aquellos hombres y mujeres espirituales que sirvieron a Dios y que nos son de gran ejemplo. Todos ellos mostraron un manejo adecuado de su tiempo y de que se mantuvieron ocupados realizando actividades productivas.
Descanso vs. Flojera
¿Quiere decir que está mal descansar o que reposar es lo mismo que ser perezoso? ¡Claro que no! Dios descansó al concluir la creación del universo. El Señor Jesucristo le recomendó a sus discípulos que necesitaban descansar (Mr. 6:31). Nuestros cuerpos sin duda necesitan descanso, pero una cosa es reposar, y otra cosa es no tener el deseo de hacer algo de provecho. Por el otro lado, debemos de medirnos en los descansos que tomamos y reposar lo que realmente necesita el cuerpo.
¡No hay tiempo que perder!
El tiempo es un tesoro que el Señor nos ha dado que él espera que cuidemos y que manejemos sabiamente. Pablo escribió a la iglesia en Efeso: “Aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (Ef. 5:16). Mientras sentimos desgana; los segundos, los minutos, las horas, los días, los meses y los años velozmente avanzan, y dejamos de hacer cosas que realmente tienen valor.
Las consecuencias de la negligencia
Hay quizás cuatro áreas en nuestras vidas en las que Dios espera que hagamos una inversión sabia de nuestro tiempo, las cuales son: nuestra vida personal, la iglesia, la familia y nuestro empleo.
La flojera, sin duda alguna, afecta cada una de estas áreas en nuestras vidas. En cuanto a mi vida personal, me puede inhibir en mi lectura o en la oración. El otro extremo de la pereza, sería pensar que tengo que saturar mi agenda con todo tipo de actividades, cuando Dios nos enseña que es absolutamente indispensable que pasemos tiempo a solas con él. No todo en la vida es estar allá y acá, haciendo esto y aquello.
Mi desenvolvimiento en la asamblea también se ve afectada por el enemigo de la apatía. A veces no tenemos ganas de congregarnos. En otras ocaciones sentimos pereza en estudiar la Biblia para poder dar una enseñanza que sea de beneficio a los hermanos. También nos hace que nos pongamos todo tipo de excusas en porque no puedo apoyar en una actividad de la iglesia como salir a evangelizar o visitar a los enfermos.
No hacer nada, de igual manera perjudica a nuestras familias. Muchas veces al sentir pereza nos atrae pasar tiempo en el celular, en la computadora, o viendo la televisión. Pensamos que es descanso, cuando realmente es holgazanería. Esto nos aísla de nuestras familias y dejamos de pasar tiempo en convivencia y en armonía. Dios quiere ver familias unidas que utilizan su tiempo para conversar, arreglar la casa y para servirle a él de muchas maneras.
El área laboral en nuestras vidas también se ve afectada. Una cosa es no poder trabajar por discapacidad, enfermedad o vejez; y otra cosa es no trabajar por simplemente no tener las ganas de hacerlo. Pablo escribe acerca de esto y dice: “si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo” (1 Tm. 5:8). Pablo tuvo que exhortar a hermanos en Tesalónica que no querían trabajar al decirles: ‘’Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma’’ (2 Te. 3:10).
Proverbios aborda en abundancia el tema de la desidia y de las consecuencias que tiene en nuestra vida. Citamos solamente algunos:
“Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco de sueño, un poco de dormitar, y cruzar por un poco las manos para reposo; así vendrá tu necesidad como caminante, y tu pobreza como hombre armado.” (Pr. 6:9-11)
“La mano negligente empobrece; mas la mano de los diligentes enriquece.” (Pr. 10:4)
“El indolente ni aun asará lo que ha cazado; pero haber precioso del hombre es la diligencia.” (Pr. 12:27)
“El perezoso mete su mano en el plato, y ni aun a su boca la llevará.” (Pr. 19:24)
“El deseo del perezoso le mata, porque sus manos no quieren trabajar.” (Pr. 21:25)
Remedios
No queremos que el Señor nos diga a nosotros lo que le dijo aquél amo a su siervo, cuando vio que no trabajó los talentos que le había dejado: “siervo malo y negligente” (Mt. 25:26). Queremos que el Señor nos recompense por haberle servido, habiendo removido el hábito de la gandulería en nuestras vidas.
Es obvio que la oración y la lectura de la Palabra siempre nos ayudan a corregir todo mal hábito que tenemos. Necesitamos con la ayuda de Dios disciplinar nuestros cuerpos para formar hábitos que son de mucho agrado a él. Pablo escribió acerca de esto al hablar de la vida cristiana siendo como una carrera. “Golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre” (1 Co. 9:27). Ya no debemos querer hacer lo que nosotros queremos. “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gál. 2:20).
Las siguientes son algunas sugerencias de cosas que podemos implementar que también nos podrán ayudar a usar nuestro tiempo de forma provechosa:
1. Descansar mejor. Desvelarse genera cansancio innecesario durante el día. Estudios muestran que parte del problema del desvelo es el estar viendo pantallas (celular, televisión, computadora) en la noche. Esto hace que el cerebro este muy activo y de esta manera se nos va el sueño. Toma el hábito de no mirar pantallas hasta una cierta hora para poder dormir temprano.
2. Agendar actividades. Es una buena inversión conseguirse una agenda y escribir en ella las actividades que quieres desempeñar. Al hacer estas anotaciones, sentirás un compromiso por cumplir con la tarea puesta por delante y sentirás mucha satisfacción al poder palomear todas las cosas con las que cumpliste.
Usemos nuestro tiempo para la honra de nuestro Dios.
