David Alves Jr.

En Éxodo 29 se nos describe la ceremonia que se llevó en la presentación y la consagración de los sacerdotes en la inauguración del tabernáculo. Cuando hablamos de consagración, nos referimos a alguien entregándose y dedicándose a Dios. Por lo tanto, a través de lo ocurrido con Aarón y sus hijos, estaremos considerando la consagración de Jesucristo a su Dios. Nadie jamás se ha entregado a Dios como él lo hizo.
Primeramente, los sacerdotes fueron llevados a la fuente de agua que se ubicaba en el atrio para ser lavados con agua. Antes de servir, tenían que ser limpiados de sus impurezas. Lo mismo ocurre con nosotros. Dios primero exige santidad para poder complacerse en nuestro servicio a él. Este no fue el caso para el Señor. Él no tenía ningún pecado del que tenía que purificarse para poder entregarse a la voluntad de su Dios. De niño fue un “santo ser” (Lc. 1:35) y de hombre fue “sin pecado” (Heb. 4:15).
Al ser lavados, Aarón fue vestido con las vestiduras pedidas por Dios y después él y sus hijos fueron ungidos con aceite. (En Lev. 8 aprendemos que antes de que los sacerdotes fueron ungidos todo el tabernáculo también fue ungido con aceite. Nos da a entender que tanto el lugar como los varones estaban siendo entregados al servicio de Dios). Regresando a la unción de los sacerdotes, notamos que en Éxodo 30:22-25, se nos dan los ingredientes del aceite que era utilizado. Los cuales eran: 500 siclos de mirra, 250 siclos de canela aromática, 250 siclos de cálamo aromático, 500 siclos de casia y 1 hin de aceite de olivas.
Veamos a Cristo en cada uno de esos ingredientes:
- Mirra.
Es una resina aromática que viene de un arbusto pequeño que crece en el desierto, o sea, en condiciones difíciles. Sufre las condiciones del desierto para poder producir este perfume. Representa los sufrimientos de Cristo que fueron de olor grato a Dios. - Canela
La corteza interna de la planta se separa en su centro formando rollos. El perfume se extrae al destilar (hacer vaporizar) la corteza. Fragancia de disfrutar la hermosura de las cosas internas del Señor. - Cálamo
Viene de cañas que crecen en el río Jordán y son cortados antes de que florezcan. El aceite lo consiguen de la médula de la planta. Representa los pensamientos y las emociones del Señor. - Casia
Corteza externa quitada del árbol. Usada como un remedio para curar de muchas enfermedades. Representa el Señor curando corazones quebrantados por las pruebas de la vida. - Aceite de oliva
Olivos presionados para extraer su aceite. Hace pensar en los sufrimientos de Cristo en el huerto del Getsemaní.
El aceite en la Biblia muchas veces representa al Espíritu Santo. Por lo tanto, en la unción de los sacerdotes, podemos ver al Señor Jesucristo y su relación con el Espíritu Santo al estar aquí en la tierra. Fue ungido por el Espíritu Santo al ser bautizado en el río Jordán (Lc. 3:22). Él dijo: “El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos” (Lc. 4:18). En su humildad y afán de mostrar su completa dependencia en Dios, estuvo dispuesto a ser ungido por el Espíritu Santo para estar involucrado en todo lo que él hizo durante su vida aquí aún cuando él era Dios.
El orden que vemos en la unción de los sacerdotes es que primero fueron ungidos y después fue derramada la sangre del becerro y del carnero. Lo mismo ocurrió con el Señor Jesucristo. Primero fue ungido por el Espíritu Santo (Mt. 3:16; Hch. 10:38; 1 Jn. 5:6) y después fue derramada la sangre. En el caso de Cristo, no fue la sangre de animales, sino su propia sangre.