Iglesia según la Biblia

El Sacerdocio de Todo Cristiano

David Alves Jr.

Sacerdocio en Israel

El propósito de Dios era que Israel fuese ”un reino de sacerdotes, y gente santa” (Éx. 19:6). Pero por causa de la desobediencia, el sacerdocio fue limitado a la familia de Aarón de la tribu de Leví (Dt. 18:1; 21:5; 31:9). Dios deseaba que el sacerdocio fuese perpetuo (Éx. 40:15), pero de igual forma, eso también llegó a su final por causa de la rebeldía de la nación de Israel con la destrucción del templo en el año 70 después de Cristo.

Sacerdocio en el reino milenario del Señor Jesús

En el libro de Apocalipsis aprendemos que Dios nos dará la responsabilidad de ser reyes y sacerdotes durante el reino de Cristo que se extenderá sobre esta tierra por mil años (Ap. 1:6; 5:10; 20:6). Entre más servicio brindado a Cristo ahora, más responsabilidad recibiremos en aquella gloriosa época. ¡Claro que vale la pena servir y sufrir en esta vida para después ser galardonados!

Sacerdocio de nuestro Señor

Antes de seguir, tenemos que detenernos en un punto muy importante. No podemos hablar del tema del sacerdocio y excluir el sacerdocio presente de nuestro Señor Jesucristo. Aquél que vino a este mundo, no para ser servido sino para servir (Mt. 20:28; Mr. 10:45) y se fue al cielo para seguir sirviendo. No podemos comprender cómo el que es servido por millones de ángeles, desde allá él nos sirve a nosotros como nuestro Gran Sumo Sacerdote. El libro de Hebreos nos presenta esta gran verdad que tendremos que considerar más a fondo en otra ocasión.

Sacerdocio en la iglesia

En muchas congregaciones, hay una clara distinción entre el clero y laico. Una minoría tiene una función, pero la gran mayoría únicamente llega al servicio para oír un mensaje dado. Un ejemplo sería que muchos tienen la costumbre de tener un solo pastor que es el que mayormente predica la Palabra de Dios.

La Biblia enseña que todo cristiano tiene una función en la iglesia. El apóstol Pedro nos hace ver que los que hemos creído pertenecemos a un sacerdocio y que como sacerdotes debemos ofrecer a Dios sacrificios espirituales. La enseñanza católica es que únicamente los que imparten la misa son llamados sacerdotes. La Biblia enseña que todo creyente en Cristo es sacerdote.

”Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (1 Pe. 2:5).

”Vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pe. 2:9).

Las actividades en la asamblea, por lo tanto, no deben ser limitadas a unos cuantos hermanos. No todos pueden hacer todo, pero todos sí deberían de tener una responsabilidad. Dios ha dado dones a cada persona que ha creído en el Señor. A menos de que alguien no esté viviendo en pureza o que no ha mostrado responsabilidad con algún privilegio otorgado, cada hermano y hermana que conforma la iglesia, debe ministrar en el sacerdocio de una u otra manera.

Pedro nos hace ver que como sacerdotes, ofrecemos a Dios sacrificios espirituales. Ya no son sacrificios y ofrendas como en el sacerdocio bajo el antiguo pacto. De manera que todo lo que hacemos en conjunto con la iglesia o en nuestras vidas cotidianas es como un sacrificio que sube en agrado a la presencia de Dios.

Por causa de esto, es que en nuestras asambleas, más de uno participa públicamente en las reuniones. Distintos hermanos piden himnos, oran, predican y enseñan. Tener a un solo hermano que haga todo eso es ir en contra de la enseñanza bíblica en cuanto al sacerdocio de todos los cristianos.

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