David Alves Jr.

La Real Academia Española define el machismo de la siguiente manera: ”Actitud de prepotencia de los varones respecto a la mujeres.”
¿La Biblia habla sobre este tema? ¿Qué piensa Dios sobre el machismo?
Hombres, esta semana nos toca a nosotros examinarnos. Mujeres, la siguiente semana estaremos tocando el tema del feminismo.
Dios es muy claro en cuáles son nuestros roles como hombres y mujeres, y cómo es que él quiere que nos comportemos los unos a los otros.
Dios le da un lugar especial a la mujer
Muchos críticos de la Biblia señalan que las Escrituras defienden el machismo por la forma de expresarse sobre la mujer. Por ejemplo, el hecho de que la mujer no predica. Realmente es todo lo contrario. Dios le ha dado un lugar a la mujer que no es visto en muchas de las civilizaciones y culturas que han existido.
Un ejemplo de muchos que pudiéramos dar es lo que hace Dios en la genealogía de Jesucristo en Mateo 1. Los judíos no incluían a las mujeres en las genealogías. Hay algo muy notorio en la descendencia del Señor. ¡Cuatro mujeres son mencionadas! Esto era algo completamente nuevo. Creo que Dios quiere comenzar el nuevo testamento mostrando la importancia que él siempre le ha dado a las mujeres.
Si Dios valora de una forma muy especial a las mujeres, nosotros como hombres deberíamos de hacer lo mismo. Pablo escribió: ”Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gál. 3:28). En cuestión de importancia y de valor, Dios ve a hombres y a mujeres por igual. Si esto no es considerado, entonces caeremos en el error de pensar que el hombre tiene más valor que la mujer y eso se reflejará en la forma en la que tratamos a las mujeres.
Los roles dados a la mujer no justifican el machismo
La Biblia enseña que la mujer se sujeta al varón. ‘El varón es la cabeza de la mujer” (1 Co. 11:3). Dios quiere que en la iglesia la mujer se sujete al varón. Pablo escribe sobre la mujer: ”ni ejercer dominio sobre el hombre” (1 Tim. 2:12). El diseño divino para el matrimonio es que la mujer se sujete a su marido (Ef. 5:22, 23).
Todo eso está muy claro. Dios lo dice en su palabra y debemos practicarlo. Pero eso no significa que como hombres se justifica el poder ser machistas y que podamos tratar a las mujeres de una manera denigrante.

Muestras de machismo
- El hombre ve a la mujer como una sirvienta.
Es la mentalidad de que la mujer le sirve al hombre día y noche cuando él lo pida. Dios desea que las mujeres cuiden los hogares (Tito 2:5) pero eso no le da licencia al hombre que considere que la mujer debe esperar ansiosamente cada minuto del día para recibir una orden de su parte. - El hombre ve en la mujer una falta de inteligencia para poder tomar una decisión. Recuerda que ”el que halla esposa halla el bien” (Pr. 18:22) y que la mujer nos fue dada como ”ayuda idónea” (Gn. 2:18, 20). El esposo espiritual como cabeza toma las decisiones pero lo hace habiendo consultado a su esposa.
Esto incluye en las finanzas del hogar. La idea de que el hombre de su salario le da su ”semana” a la esposa y que él puede hacer lo que quiere con el resto, es completamente foráneo a lo que Dios contempla en una relación matrimonial. También las ideas de que ella tiene su salario y yo el mío o decir que ella pague algo que está comprando de su dinero, son cosas que debemos evitar. En el matrimonio, somos un solo cuerpo. - El hombre abusa verbalmente o físicamente a la mujer.
Dios exige de los esposos: ”Amad a vuestras mujeres” (Ef. 5:25; Co. 3:19). Nos pide también que consideremos constantemente: ”Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo” (1 Pe. 3:7). El verdadero macho (hombre) jamás lastimaría el cuerpo o los sentimientos de su esposa.
Quiero pensar que entre nosotros los cristianos, el abuso físico es algo anormal y atípico. Pero quizás el abuso verbal sí sea más común. La sujeción no es algo que se exige. Tampoco se logra a través de chantajes o de manipulación psicológica. - El hombre se burla o critica a su esposa frente a otras personas para humillarla. Los asuntos privados de un matrimonio deben quedarse dentro del matrimonio y no divulgarlos con el afán de hacer sentir mal al cónyuge.
- El hombre piensa que puede tener una vida social, salir con sus amigos y salir a pasear; pero que la mujer debe de quedarse en casa lavando trastes y cambiando los pañales de los niños.
- El hombre piensa que le afecta en su masculinidad ayudar a su esposa con los quehaceres del hogar o el cuidado de los hijos. El otro extremo sería que la mujer haga poco en el hogar porque lo hace el marido cuando eso es una tarea que Dios le ha encomendado a hacer a ella (Tito 2:4, 5). Ambos necesitan considerar las necesidades de cada, pero a la vez, también considerar los distintos roles que Dios nos ha dado.
- El hombre considera que todas las mujeres son sentimentales y que el hombre por ser hombre no es sentimental, y por lo tanto, no considera importante las necesidades emocionales de la mujer. El confidente número de una mujer, debería ser su esposo y viceversa. Hay algo terriblemente mal, cuando sentimos más confianza en hablar con otras personas sobre necesidades emocionales por encima de nuestros cónyuges. Muchas veces, por el hecho de que la esposa no encuentra el apoyo emocional en su esposo, ella lo busca en alguien más y eso termina en infidelidad.
- El hombre en la iglesia piensa poder tener la misma autoridad con todas las hermanas como si fueran su esposa. No es apropiado que un hombre le quiera dictar a las hermanas cómo deben vestirse de forma personal. Si lo va a hacer del púlpito a todos en general, lo deberá hacer con gracia y con soporte bíblico. Estoy de acuerdo que es un tema que debe enseñarse, pero para algunos, pareciera que la vestimenta de las hermanas es una obsesión. Sería completamente inapropiado que un varón se le acerque a una hermana y le diga que su falta está muy pegada o que se blusa revela demasiado. Sería más prudente que eso lo hagan las hermanas ancianas en la iglesia (Tito 2:5).
De igual manera, ancianos espirituales van a querer apoyarse en la experiencia y en el consejo de las hermanas mayores. Sería una forma de machismo espiritual, pensar que las hermanas por ser mujeres no podrán contribuir con una perspectiva prudente sobre alguna situación.

Por lo tanto, Dios nos ayude como hombres a no vernos más allá de lo que el Señor nos ha creado y dado; y que también veamos el inestimable valor que Dios ve en las mujeres.
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