David Alves Jr.
Alguien tendría que vivir debajo de una roca o ser fríamente insensible a las necesidades emocionales y mentales de los demás, para negar el hecho de que la ansiedad es un problema real y frecuente en muchos de los hijos de Dios.
Extrañamente pareciera que sufrir ansiedad o depresión, siendo cristianos, es visto muy negativamente. Lo mostramos al subestimar a las personas que lo sufren. Tratamos de demeritar sus complejos mentales. Evitamos tocarlo en conversaciones y en las reuniones de la iglesia.
Digo extrañamente porque son estados emocionales comúnmente vistos en distintos personajes bíblicos que admiramos y cuando también es una tendencia del ser humano. Los Salmos hacen claro que David sufría de ansiedad. En el número 34, David habla de: “temores”, “angustias”, “quebrantados”, “contritos”, “aflicciones”. La experiencia de Elías cuando se encontró solo en la cueva y pidió que el Señor le quitara la vida, es evidencia de que el profeta de Dios sufría de depresión.
Por lo tanto, como miembros del cuerpo de Cristo, no debemos preguntarnos si la ansiedad es un problema existente; sino más bien, deberíamos asumir que lo es, y buscar maneras en las que podamos ayudar a los que sufren de ello. Pablo pidió: “Ayúdense a llevar los unos las cargas de los otros, y obedezcan de esa manera la ley de Cristo” (Gál. 6:2).

Definición y distinción
La ansiedad y la depresión son muy similares y en ocaciones ocurren en una persona de manera secuencial. Estudios muestran que el 50% de personas que sufren depresión, también experimentan ansiedad.
La ansiedad es una preocupación o un temor abrumador en el que uno solo puede ver que el porvenir tendrá un resultado negativo. La depresión es un estado emocional en el cual uno considera no tener propósito, valor o esperanza, aunado con un sentido profundo de tristeza.
Diagnóstico
Las siguientes preguntas pudieran ayudar a alguien a definir si sufre o no de ansiedad:
1. ¿Sientes constante nerviosismo o ansiedad?
2. ¿Se te dificulta poder dejar de preocuparte sobre algo?
3. ¿Te preocupas en demasía por distintas situaciones?
4. ¿Se te dificulta poder relajarte o dormir?
5. ¿Todo te molesta o irrita?
6. ¿Percibes seguido que algo terrible te va a acontecer?
7. ¿Sientes que se te va la respiración, te da dolor en el pecho, te mareas o sudas?
Si experimentas este tipo de cosas, lo más probable es que sufras de ansiedad y que debes buscar ayuda para remediar tu estado emocional. No solucionarlo repercutirá en tu condición física y espiritual.
La sociedad glorifica la ansiedad y pareciera que está de moda sufrirlo. Reconozco plenamente que la ansiedad es un problema existente, pero también creo que a veces se quiere vivir como si fuera un problema irreparable. Dios quiere ayudarte y él sin ninguna duda quiere hacerlo. “No nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Tim. 1:7). “Dios es fiel; no permitirá que la tentación (prueba) sea mayor de lo que puedan soportar” (1 Co. 10:13).
Creo que en ocaciones la ansiedad se desarrolla por querer llamar la atención. Las redes sociales han contribuido a esto. Desarrollamos una ansiedad por querer recibir noticias sobre muchas cosas; estar en constante comunicación y recibir respuestas inmediatas y recibir muchos likes en lo que hemos publicado. Cometemos el error de querer llamar la atención a nuestro estado emocional y no buscar una solución.
¿Es posible vivir una vida libre del control y del dominio de la ansiedad? ¡Claro que sí!

Causas
La ansiedad la padecemos por varias razones las cuales pueden ser:
– Historial de enfermedades mentales en la familia.
– Carácter de la persona (perfeccionista, fácilmente se molesta, tímida, falta de auto-estima, controlador).
– Eventos sufridos que son complejos (cambio de empleo; mudarse a otro lugar; embarazo o dar a luz; problemas en el empleo, hogar e iglesia; muerte de un ser querido; abuso verbal, sexual, físico o emocional).
– Problemas de salud. Hay enfermedades que pueden llevar a que suframos ansiedad. Por ejemplo: diabetes, asma, hipertensión, problemas de corazón y en tiroides o enfermedades crónicas de dolor (fibromyalgia, artritis).
– Adicciones. Muchas personas beben alcohol o se drogan para ayudar con su ansiedad, cuando realmente esas sustancias lo agravan.

Remedios
1. Cambios en estilo de vida.
– A parte de tu empleo, ocupa tu tiempo y tu mente en actividades que te agradan y que te benefician mentalmente. Por ejemplo: dibujo, lectura, fotografía, tejer, carpintería, hacer ejercicio, etc…
– Dormir por lo menos 8 horas. Quedarse despierto hasta las 2:00 am viendo Netflix no ayudará la situación.
– Escribe sobre cómo te sientes, lo que hiciste en el día o una reflexión sobre algo que viste o leíste.
2. Atención médica
El estrés produce un imbalance de sustancias químicas en nuestros cuerpos, y en ocaciones, es necesario consultar con un especialista que prescriba medicamentos que hagan a nuestro organismo retomar el balance deseado. Esto tendría que ser siempre bajo la supervisión de un doctor y con la mira de que solucione el problema mental o emocional y que no se convierta en una dependencia de por vida.
3. Ayuda de Dios
No por ser el último punto, signifique que sea el menos importante. Es todo lo contrario. La ayuda que Dios dará a través de distintos medios será lo más efectivo para poder tratar la ansiedad.
Las siguientes cosas en cuanto a lo espiritual nos ayudarán a no padecer ansiedad.
– Creer en Dios siempre
“No dejen que el corazón se les llene de angustia; confíen en Dios y confíen también en mí” (Jn. 14:1).
“Los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (Isa. 40:31).
“Confía en Jehová con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento” (Pr. 3:5).
– Orar sin cesar
“No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho” (Fil. 4:6).
– Deja de llevar tus cargas y dáselas al Señor
“Entrégale tus cargas a Jehová, y él cuidará de ti” (Sal. 55:22).
“Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque él cuida de ustedes” (1 Pe. 5:7).
“Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso” (Mt. 11:28).
– Haz tuya la paz que Cristo te quiere dar
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Jn. 14:27).
– Busca la compañía y consejería de cristianos espirituales que te escuchen, comprendan y animen.
“La preocupación agobia a la persona; una palabra de aliento la anima” (Pr. 12:25).

Totalmente de acuerdo, en las escrituras y el artículo completo. 🙏😢
Me gustaMe gusta