David Alves Jr.
No soy doctor, y en este escrito, no estoy imaginando ni pretendiendo serlo. La realidad es que he evitado escribir hasta ahora sobre el tema por lo mismo, pero han habido varias personas que han pedido mi opinión al respecto. No podré dar instrucciones médicas, pero sí considero que hay puntos que debemos tratar en saber cómo afrontar la presente pandemia mundial.
Sabiduría y sujeción
¿Qué debemos hacer cuando las autoridades prohiben que personas se reúnan en un mismo lugar o cuando vemos que a nuestro alrededor el virus se está propagando? No hay un versículo en la Biblia que diga: ”Suspenderás las reuniones de la iglesia cuando haya una epidemia”. Pero la Biblia sí enseña que el cristiano debe caracterizarse por ser una persona que muestre cordura y prudencia (Sal. 119:66; Pr. 3:5; 1 Tim. 3:2). Exponer al pueblo del Señor a una enfermedad que pueda quitar vidas no lo veo razonable. Si las autoridades prohiben que nos reunamos, no lo están haciendo por ir en contra del evangelio, sino que lo están haciendo por nuestro bien. La Biblia sí dice que debemos sujetarnos a las autoridades (Tito 3:1). No hay ninguna duda de que nuestro Dios es grande y que su poder es ilimitable. Lo mejor que podemos hacer en estos tiempos es confiar en nuestro Padre y perseverar en la oración. Pero los que digan que no se enfermarán porque el poder de Dios es infinito, deberían de comenzar a no poner seguro a las puertas de su carro o de su casa de noche para evitar un robo. También deberían dejar de mirar a ambos lados de la calle al cruzarla para ver si no vienen vehículos. A veces podemos ir más allá de lo permitido al hablar del cuidado de Dios y llegamos a tentar a Dios al asegurar que, a pesar de nuestras negligencias, Dios nos va a cuidar. Cristo le dijo a Satanás: ”No tentarás al Señor tu Dios” (Mt. 4:7; Lc. 4:12).
Precauciones
No estoy diciendo que de una vez todas las asambleas en todo el mundo deben suspender sus actividades. Cada asamblea es autónoma y por lo tanto deberá tomar su propia decisión. De igual manera, geográficamente hablando, cada asamblea está en un entorno distinto a las demás. Algunas están en zonas de riesgo más que otras. Hay la posibilidad de que si las autoridades aún no han prohibido reunirse, y si la epidemia aún no se ha presentado en nuestra zona, quizás hayan precauciones que se puedan tomar antes de tener que suspender las reuniones. Consultar la opinión de las autoridades y de médicos ayudará mucho en poder tomar una decisión acertada.
Debemos de seguir las precauciones dadas por los expertos, no solo en cuestiones de las iglesias, pero también en la vida cotidiana. Por ejemplo: suspensión de clases o jornada laboral; salir a pasear; medidas de higiene y salud, etc… Italia es un claro ejemplo de un país que no se lo tomó en serio y ahora está pagando las consecuencias. Todo por no seguir las ordenes dadas por las autoridades de no salir o de no reunir grupos de personas. Sería mejor actuar de más, que no hacer lo suficiente y después lamentarlo.
Partimiento del pan
Varios me han preguntado sobre qué hacer en el caso de la Cena del Señor. Al comer del mismo pan y beber de la misma copa, existe la preocupación que sea un riesgo al poder contagiarnos del coronavirus. Amigos doctores con los que hablé ven complicado el hecho de que un grupo de creyentes se reúna para comer o beber del mismo pan o de la misma copa. La recomendación de los médicos es que no haya ningún tipo de reuniones, considerando que es una pandemia mundial con la que estamos tratando.
Si se suspenden las reuniones en una asamblea, los ancianos deberían animar a los hermanos que oren y estudien la Biblia juntos. También deberían considerar enviar mensajes de audios para que los hermanos puedan recibir alimento espiritual, aunque sea a través de una grabación.
Hijos sin clases
En muchos países se han suspendido las clases. En México por ejemplo, la Secretaría de Educación ha anunciado que no habrán clases durante las próximas cuatro semanas. Quizás te estás preguntando cómo le harás al tener a tus hijos en casa todo el día. Te preocupa pensar cómo los podrás mantener ocupados. La tentación sería de que los video juegos o Peppa Pig sean los que se encarguen de entretenerlos.
La hermana Patricia Aquino, con experiencia en la crianza de hijos y en home school (educación en casa), hace unos días publicó en Facebook algunas sugerencias de actividades productivas que podemos realizar con nuestros hijos con la suspensión de clases. También compartió cosas que debemos evitar. Con su permiso, se las comparto, y son las siguientes:
- No les des videojuegos ni celulares para entretenerlos. Los idiotizarás y se dañarán la vista, la espalda y la mente. Los tiempos de videojuegos y celulares deber ser limitados a máximo una hora, contados con cronómetro y sin excepciones.
- Acércate a alguna mamá que sea homeschooler (educa en casa). Ellas tienen mil recursos sobre actividades útiles que pueden hacer los niños.
- Pon a los niños a trabajar en casa junto contigo. Arreglen juntos closets, pinten la casa, reparen lo que haya que reparar. Les darás una herramienta invaluable para toda la vida.
- Asigna un tiempo específico para aprender una habilidad que vaya acorde con sus capacidades. Puede ser caligrafía, pintura, dibujo, ajedrez, electricidad, carpintería, música, tocar un instrumento, cocina, huertos urbanos. ¡Hay tanto qué hacer! Enséñales a tus hijos a ser productivos, serviciales y útiles.
- Lean y estudien juntos la Palabra de Dios. No sólo la lean, estúdienla. Hay muchos buenos comentarios en línea si no tienes los libros. Tomen un libro de la Biblia y estúdienlo a profundidad. Escriban cada versículo en un cuaderno, haz competencias de memorización. Tus hijos tendrán el mejor tiempo de su vida durante estas semanas. Te lo aseguro.
- El trajín de la vida diaria nos impide compartir tiempo y conocer a nuestros hijos. Aprovecha este tiempo para disfrutarlos y ahondar tu relación con ellos.
- Baja tus expectativas de casa limpia, relájate, al estar ellos todo el día. Lo normal es que se ensucie. No pretendas tener la casa impecable.
Decretos, promesas divinas y la sangre de Cristo
Algunos mal llamados pastores decretan y declaran que el coronavirus desaparecerá por lo que ellos ordenan. Nosotros no tenemos la autoridad de mandar a Dios. Podemos pedirle algo en oración con mucho respeto y esperamos que él haga su voluntad. Declarar o decretar que suceda algo no nos corresponde.
Muchos publican en las redes sociales que como Dios promete que él nos cuida, no nos podrá dar el virus. El Salmo 91 y otros pasajes bíblicos nos deben animar y consolar cuando nos preocupa que nos enfermemos y muramos. Gracias a Dios por sus promesas fieles en su palabra y su presencia con nosotros; pero eso no significa que no nos pueda dar el coronavirus. Quizás sea la voluntad de Dios que enfermemos. Lo que podemos hacer es orar y aceptar la voluntad de Dios aunque no sea lo deseado.
También se ha vuelto muy común que se publiquen comentarios sobre cómo la sangre Cristo cubre nuestros hogares, y por lo tanto, no nos dará el coronavirus. La Biblia enseña que la sangre del Señor nos limpia de nuestros pecados (1 Jn. 1:7), pero no hay ningún versículo que hable sobre cómo cubre nuestros hogares e impide que nos acontezcan problemas, como contraer el coronavirus. Tenga cuidado con lo que comparte en sus redes sociales. No porque algo tenga una cita bíblica o hable del Señor, signifique que es correcto y debe de publicarlo. Publica escritos que concuerden con lo que dice la Biblia.

Mi Estimado hermano, agradezco me corrija, si estoy errando. Soy Lesbia Salazar de Pérez, de la Asamblea de Boquerón en Carabobo – Venezuela, actualmente en Quito -Ecuador. He estado meditando en todo esto, pudiera considerarse está pandemia una antesala de la venida de Nuestro Amado Señor? Por qué pienso así? Recordando los episodios de Noé, cuando subió al arca. Moisés cuando sacó a Israel de Egipto: muerte de los primogénitos. Cuando nace El Señor, muerte de todos los niños menores de 2 años.
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Muchas gracias por compartir
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