David Alves Jr.
Claro que no hay nada que modificar a la palabra de Dios que es perfecta y completa. El salmista lo resume bien cuando escribió: ”La suma de tu palabra es verdad” (Sal. 119:160). No nos referimos a eso. Lo que sí deberíamos considerar es cambiar la forma en la que leemos la Biblia.
En estos días de cuarentena considera lo siguiente:
1. No tener el hábito de leer
Todos tenemos hábitos, unos beneficiosos y otros perjudiciales. La lectura de la Biblia debe ser algo que hacemos todos los días. Será difícil que crezcas espiritualmente y que vivas en santidad si no lees todos los días. Así como no pensarías en pasar un día sin bañarte, cepillarte los dientes o ingerir alimentos, ¿cuánto más la lectura de la Biblia? Proponte la meta de no dejar pasar un día sin que leas. Quizás necesitas configurar la agenda en tu celular para que recibas una notificación que te recuerde que debes leer. Hazlo unos días sin fallar y verás que se convertirá en un habito. Pablo le dijo a Timoteo: ”Ocúpate en la lectura” (1 Tim. 4:13).
2. Tener el hábito de la lectura pero hacerlo sin reflexionar
Muchas veces por la prisa o por querer leer por cumplir con una rutina, no leemos la Biblia detenidamente. La tecnología nos ha robado del hábito de la meditación o reflexión. Debemos seguir el consejo que Dios le dio a Josué cuando se convirtió en el guía de su pueblo. ”Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él” (Jos. 1:8). Lee la Biblia con una libreta o una computadora a tu lado. Toma nota de lo que has aprendido y de las dudas que te quedaron de la lectura. A lo largo del día piensa en lo que has leído. Si unas horas después de haber leído, no te acuerdas de lo que leíste, entonces realmente no has leído como debería de ser. Evitemos ser como el hombre de Stg. 1:23 que se mira en el espejo y después se lo olvida como era su apariencia.
3. Demasiada lectura
Quiero desanimarte de hacer algo que es muy común. ¡No leas mucho! La mayoría no tenemos la capacidad de retener una abundancia de información. Muchos pensamos que el máximo objetivo con la lectura de la Biblia es poder leerla toda en un año. Dudo mucho que podamos retener todo lo que Dios nos quiere comunicar en tres capítulos al leerlos en un solo día. Yo te recomendaría que mejor leas una porción corta, pero que la analices detenidamente y que le saques el mejor provecho posible. Mejor toma un capítulo y divídelo en dos o tres y lee cada sección en dos o tres ocasiones a lo largo del día. Muchas veces me desanimada en mi lectura porque quería aprender todo en una sentada. Te recomiendo que apliques las palabras del profeta Isaías en relación a la lectura y al estudio de la Biblia. ”Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá” (Isa. 28:10).
4. Leer y tener a otros en la mira
En ocaciones leemos la Biblia para buscar munición que podamos hacer detonar a otros. En otras palabras, queremos leer la Biblia para corregir los errores de los demás, y no leer para ver qué podemos corregir en nosotros mismos. Cuando leas la Biblia, pregúntate: ¿qué me dice Dios en su palabra en cuanto a cosas que debo de cambiar en mi vida? Pablo al hablar de la inspiración de la palabra de Dios, nos hace ver que una de las funciones que tiene la Biblia, es para corregirnos (2 Tim. 3:16). Corrígete a ti, antes de que quieras corregir a los demás.
5. No orar antes de leer
Muchos me han dicho: ”hermano David, no he leído porque no entiendo nada de lo que leo”. Esto es algo normal en el caso de muchos de nosotros al comenzar a leer la Biblia. No sientas que eres el único. Lo que te puedo sugerir es que ores antes de que hagas una lectura de la Biblia. Cristo le enseñó a sus discípulos antes de ir a la cruz, que el Consolador vendría y que les enseñaría todas las cosas (Jn. 14:26). Con esto en mente, quiero que consideres el hecho de que Dios nos ha dado al Espíritu Santo. ¡Qué bendición! Como en todo en la vida, Dios no nos deja a la deriva, y este también es el caso en cuanto a la lectura de la Biblia. Dios nos ha dado un Maestro. Así que antes de que leas, pídele a Dios que el Espíritu Santo te ayude a entender lo que vas a leer.
6. Únicamente leemos ciertas partes de la Biblia
Es común escuchar a hermanos decir: ”Yo solo leo los Salmos porque es mi parte favorita de la Biblia.” No me mal entiendas, ¡los Salmos son preciosos y de gran bendición! Pero no debemos siempre leer solamente una sección de la palabra de Dios. Pablo afirma que toda la Biblia nos es útil (2 Tim. 3:16). ¡Eso incluye a libros como Malaquías y Judas! Acostúmbrate a leer la Biblia de Génesis a Apocalipsis. No aprovecharemos la palabra del Señor al máximo si no tenemos un panorama general de la Biblia que se explica por sí misma.
7. Notificarle a medio mundo que leemos
El Señor Jesucristo condenaba a los fariseos por hacer cosas solo para ser vistos por los hombres (Mt. 23:5). Nuestra comunión con el Señor, a través de la lectura de la palabra de Dios, debe ser algo íntimo y privado. Esto para evitar la hipocresía. Debe ser algo entre él y nosotros. Evita decirnos a todos que te quedaste hasta las 3:00 am leyendo sobre las ruedas de Ezequiel o publicar fotos en las redes sociales de tu Biblia abierta para que todos sepamos que estás leyendo. Es de mucha bendición que conversemos sobre la palabra de Dios, pero si lo estoy haciendo para mostrarle a los demás que sé de la Biblia, hemos perdido por completo el propósito que Dios le ha dado a la lectura de su ley.
Dios nos ayude a leer su palabra de la manera más efectiva posible para que podamos entenderla y obedecerla.

Que buenos consejos Amén, son de bendición Muchas gracias.
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