David Alves Jr.
En Juan 6 el Señor hace semejanzas entre Él y y el pan que Dios hacía llover sobre el campamento de Su pueblo (Éx. 16 y Núm. 11). Veamos a Cristo en el maná.
1. La procedencia de Cristo
Israel recibía el pan del cielo. Era “trigo de los cielos” (Sal. 78:24) y “pan del cielo” (Sal. 105:40). Pablo nos dice de Cristo: “el Señor, es del cielo” (1 Cor. 15:47).
2. La manifestación de Cristo
Dios le hizo saber a su pueblo que al descender el maná, verían Su gloria. Quisiéramos haber visto lo que Juan vio en Cristo: “vimos Su gloria, gloria como del unigénito del Padre” (Jn. 1:14). Ver la gloria del Señor, era ver la gloria de Dios.
3. La pureza de Cristo
Antes de caer el pan, Dios mandaba un rocío y de esa manera no se contaminaba. Pensamos en todo el pecado que rodeó al Señor, mas nunca le contaminó. La santidad de Cristo también la relacionamos con el hecho de que el maná era color blanco.
4. El menosprecio de Cristo
Lo que caía era menuda como una escarcha, como una pequeña semilla de culantro. Habla de lo poco que los hombres pensaron del Señor. Maná significa: “¿Qué es esto?” porque el pueblo no sabía qué era lo que descendía. Natanael preguntó al oír de Cristo: “¿De Nazaret puede salir algo de bueno?”
5. La satisfacción de Cristo
Debían de recoger según lo que podía comer cada miembro de la familia. Cristo dijo: “el que a mí viene, nunca tendrá hambre…” (Jn. 6:35). El pan no debía dejarse para el día siguiente porque se echaba a perder. Si nosotros nos alimentamos del “pan de vida” continuamente, evitaríamos siempre repetir lo mismo en la Cena del Señor. El sabor del maná era dulce como hojuelas de miel y como aceite nuevo. No hay nada como tener comunión con el Señor. El pueblo llegó a cansarse de comer el maná. Dios nos ayude a que no nos suceda eso a nosotros con Cristo.
6. Los padecimientos de Cristo
Las mujeres molían, majaban y cocían el maná para servírselo a su familia. Cristo en la cruz fue “molido por nuestros pecados” (Isa. 53:5). Sintió como si fuera el calor abrasador de la ira de Dios por nuestros pecados.
7. La grandeza de Cristo
Al creyente que es fiel, se le promete que se le dará de comer del “maná escondido” (Ap. 2:17). Hay una infinidad de cosas que nos falta aprender de Cristo que las iremos aprendiendo en el cielo a lo largo de la eternidad. Hasta entonces, busquemos aprender más de Él y rindámosle la gloria que solo Él merece.

Foto por Matteo de Iorio en http://www.unsplash.com