David Alves Jr.
Un Domingo, siendo el día del Señor, Juan el apóstol vio a Cristo en toda su gloria en el cielo. Hagamos una comparación entre lo que Juan vio en Apocalipsis 1 con lo que vemos en Cristo en el día de su crucifixión.
Juan vio a Cristo “en medio de los siete candeleros” (Ap. 1:13). Nos muestra la autoridad y el señorío que tiene sobre cada una de las iglesias. En el día de su muerte, lo vemos también en medio pero de dos malhechores que fueron puestos junto a él (Mr. 15:28; Isa. 53:12) que lo hacían ver cómo si él también fuese un criminal.
En la gloria, Juan observó que el Señor Jesucristo estaba “vestido de una ropa que llegaba hasta los pies” (Ap. 1:13). En los evangelios lo vemos desnudado en dos ocasiones: en el pretorio ante cientos de soldados (Mt. 27:28) y sobre el Gólgota antes de ser crucificado (Jn. 19:23, 24). Piensa en la vergüenza que eso le habrá provocado.
Juan vio que en el cielo, su Salvador estaba “ceñido por el pecho con un cinto de oro” (Ap. 1:13). El cinto en la Biblia nos habla de servicio. Durante su servicio aquí en la tierra, también sirvió usando un cinto. En el aposento alto, la noche antes de morir, se ciñó con una toalla y se postró ante los pies de sus criaturas y seguidores para lavarles los pies (Jn. 13).
En el cielo la cabeza y el cabello de Cristo “son blancos como blanca lana, como nieve” (Ap. 1:14). Nos hace pensar en su pureza y sabiduría. En la tierra su cabeza llevó una corona de espinas entretejida que fue hendida en su sien con los golpes que le dieron (Mt. 27:29).
“Sus ojos como llama de fuego” (Ap. 1:14) nos hace ver que él todo lo escudriña, nada puede ser ocultado delante de él. Sobre la cruz, aquellos ojos fueron cerrados cuando él inclinó su rostro y entregó el espíritu (Jn. 19:30) al dar su vida por nosotros.
La próxima semana, si Dios permite, veremos las otras 5 descripciones que Juan da de lo que vio en el Señor.
