David Alves Jr.
Lo normal sería que un enemigo hable muy mal de la persona a la que está atacando. Con el Señor Jesucristo, en el caso de algunos de sus opositores, fue diferente, porque hablaron bien de su persona. Vamos a notar cómo lo que hicieron fue resaltar la perfección y la inocencia del Señor.
Después de haberle traicionado, Judas dijo de la sangre de Cristo que era “sangre inocente” (Mt. 27:4).
Pilato fue el gobernador quien estuvo a cargo de su crucifixión. Él una y otra vez dijo de nuestro Salvador al interrogarlo: “no hallo delito en él” (Jn. 19:6).
Durante el juicio, la esposa de Pilato le mandó a decir en relación a Cristo: “No tengas nada que ver con ese justo” (Mt. 27:19). Y también lo hizo uno de los ladrones que fue clavado junto a él.
Después de ver su comportamiento al ser tratado tan cruelmente, él le dijo al otro malhechor refiriéndose a Jesucristo: “este ningún mal hizo” (Lc. 23:41).
Al comer del pan y meditar en el cuerpo del Señor, podemos pensar en aquel cuerpo que fue partido por nosotros y que jamás conoció el pecado, algo que reconocieron algunos de los que tuvieron parte en su muerte.

Foto por Alberto Restifo en http://www.unsplash.com