David Alves Jr.
Lv. 23:15-22; Nm. 28:26-31; Dt. 16:9-12
En el primer mes del año, llamado Abib, en el calendario judío, se llevaban a cabo tres festivales solemnes: la Pascua, los Panes sin levadura y las Primicias. La siguiente celebración anual se llamaba: Fiesta de las semanas (Éx. 34:22; Nm. 28:26; Dt. 16:10, 16) o Pentecostés (Hch. 2:1; 20:16; 1 Co. 16:8). Dios estipuló que Pentecostés se realizara 50 días después de llevarse a cabo las Primicias. Al celebrarse las Primicias, tenían que contar 7 semanas y al día siguiente, siendo el día Domingo, era Pentecostés (Lv. 23:15-16). Comenzaban a contar desde que metían la hoz en las mieses (Dt. 16:9). Se denominó después Pentecostés porque esta palabra en griego significa el día quincuagésimo o día número 50.
La fiesta de las Semanas o de Pentecostés representa la formación de la iglesia, el cuerpo de Cristo. Lucas nos da el dato histórico de que el Espíritu Santo descendió sobre los cristianos reunidos en el aposento alto, el mismo día que se celebraba Pentecostés en Jerusalén (Hch. 2:1). Estamos notando como las primeras 4 celebraciones nacionales de Israel concuerdan con distintos eventos significativos en la vida de Cristo. En la Pascua, encontramos su muerte; en los Panes sin levadura, su sepultura; en las Primicias, su resurrección; y en Pentecostés, su envío a la tierra del Espíritu de Dios después de ascender al cielo tal y como él lo había anticipado a sus apóstoles. Si leemos Hechos 1:3, 4, 13-15; 2:1 vamos a llegar a la conclusión de que la iglesia se formó 50 días después de la resurrección del Señor. Este número concuerda con el número de días que habían entre las fiestas de las Primicias y de Pentecostés.

Al igual que en la fiesta de las Primicias, en la fiesta de las Semanas presentaban en el templo de su cosecha. Se les especificó que debían de presentarle a Dios ”grano nuevo” (Lv. 23:16). Durante este día especial, no podían realizar trabajo alguno porque debían de apartarlo únicamente a Dios (Lv. 23:21; Nm. 28:26). Es necesario notar que en las Primicias ofrecían el primer fruto de la tierra; pero en Pentecostés, entregaban voluntariamente de acuerdo a como Dios los había bendecido (Dt. 16:10). Lo ofrecido en Pentecostés se convertiría en la manutención de los levitas quienes entregaban sus vidas al servicio en el templo. Lo que motivaba a la nación en celebrar esta fiesta era recordar que habían sido esclavos esclavos en Egipto (Dt. 16:12).
El fruto de la tierra presentado a Dios, representa el fruto que hubo el día de Pentecostés cuando se formó la iglesia. Según Lucas en los Hechos, en aquél día se manifestó el poder del Espíritu Santo de distintas maneras. Una de ellas siendo que ¡3,000 personas se convirtieron al escuchar al apóstol Pedro anunciar un mensaje de evangelio! Estas personas habían viajado a Jerusalén de varias partes para llevar a cabo la fiesta de las Semanas. El Espíritu de Cristo permitió que hubiese una cosecha muy fructífera en lo que era el inicio de una nueva era.
Junto con la cosecha, debían de ofrendar dos panes que eran mecidos ante la presencia de Dios (Lv. 23:17). Si la fiesta de Pentecostés representa el descenso del Espíritu Santo y su formación de la iglesia, el hecho de que eran dos panes presentados, nos hablan de dos pueblos que conformarían el cuerpo de Cristo. Los 2 panes son judíos y gentiles en un solo cuerpo (1 Co. 10:32; Ef. 2:11-22). Debe de llamarnos también la atención algo sobre los ingredientes de estos panes. Se especificó a Israel que debían ser con dos décimas de efa de flor de harina y cocidos con levadura. ¡Qué extraño! En la segunda fiesta anual debían de comer panes sin levadura, pero estos dos panes en la fiesta de las Semanas sí llevaban levadura. Este ingrediente representa el pecado. Hasta el arrebatamiento de la iglesia, nosotros lucharemos con el pecado, pero gracias al Señor tenemos la victoria por medio de él (Gál. 2:20; 5:24). La levadura al pasar por el fuego en el horno pierde su efecto. De igual manera con nosotros, Cristo sufrió el juicio de la ira de Dios para que el pecado no domine nuestras vidas (Rom. 8:3). Viene el día cuando Cristo podrá presentar a la iglesia que él fundó sin ningún pecado (Ef. 5:27).

De acuerdo a Levítico 23:18,19 y Números 28:27-31, durante esta celebración también se ofrecía lo siguiente:
– 7 corderos de 1 año sin defecto, 1 becerro y 2 carneros en holocausto con sus libaciones.
– 1 macho cabrío en expiación
– 2 corderos de 1 año en ofrenda de paz.
En otras ocaciones hemos considerado lo que cada uno de esos tipos de sacrificios y ofrendas nos señalan sobre el Señor Jesús. Solo notaremos que en las Primicias que representan la resurrección de Cristo, no habían tales sacrificios. Quizás esto nos hace ver como no hacen falta por la impecabilidad de Cristo y por la grandeza de su obra. La iglesia sí requiere del simbolismo detrás de estas ofrendas por las faltas que sí hay en nosotros.
Al considerar la cosecha de cada familia y lo que tenían que ofrendar en la fiesta de Pentecostés, Dios les instruyó a que no segaran todo el campo, ya que él quería proveer algo para los que estaban necesitados (Lv. 23:22). Increíble pensar que quizás por esta ley, fue que el Señor y sus discípulos comieron de un campo por el cual iban pasando porque tenían hambre y aún así los Fariseos los criticaron. Pero regresando a la provisión hecha por Dios para los necesitados, esto nos puede hacer pensar en como nosotros podemos beneficiarnos de lo ocurrido en aquella cosecha ya mencionada realizada hace 2,000 años por el poder del Espíritu Santo. A través de su bautismo pertenecemos a este maravilloso cuerpo del Señor (1 Co. 12:13).

Por último, notamos que se le pide a los Israelitas que se alegren junto con toda la sociedad Hebrea en la celebración de este festival (Dt. 16:11). Esto no ocurría en las fiestas de Panes sin levadura o en el día de la Expiación donde se les pedía afligirse. Pero en Pentecostés, podían expresar alegría. Representa el gozo que permitió el Señor con la venida del Consolador y el inicio de la iglesia un día de Pentecostés despúes de se muerte, sepultura, resurrección y ascensión.