Cristo en toda la Biblia

Las Fiestas de Israel: Los Tabernáculos

David Alves Jr.

Levítico 23:39-44; Deuteronomio 16:13-17

Llegamos a la última celebración en el año para el pueblo de Israel. La fiesta de los tabernáculos se realizaba el día 15 del séptimo mes, llamado Tishri. Tenía una duración de 7 días. Comenzaba un día de reposo el día 15 y terminaba el día 21 también en día de reposo.

Este séptimo festival en el calendario Hebreo, se celebraba después de la cosecha de la era y el lagar. La era donde se trillaban los granos y el lagar era donde prensaban los olivos para extraer el aceite.

Era una de tres fiestas en donde se requería que los varones viajaran a donde Dios estableciera su glorioso nombre (2 Cr. 8:13). Las otras dos eran: panes sin levadura y pentecostés.

Al llegar a Jerusalén y al iniciar el festival, debían de hacer enramadas hechas de ramas con fruto árbol hermoso, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos y sauces de los arroyos. Durante toda la semana habitarían en esos tabernáculos.

No era como en el día de la expiación que tenían que experimentar aflicción por sus pecados. Esta semana era todo lo contrario. Debían de alegrarse y gozarse todos por la cosecha que habían tenido, pero también, al recordar cuando habían salido de la esclavitud de Egipto para salir al desierto y morar en tiendas o tabernáculos. Cuando salieron de Ramses en Egipto llegaron a Sucot (Éx. 12:37) que significa: ”tabernáculos” o ”tiendas”. Dios no quería que se olvidaran de donde él los había sacado.

Lo mismo desea Dios de nosotros. Él quiere que cada primer día de la semana nos reunamos para hacer memoria de su Hijo. Según la lectura en Nehemías 8:13-18, el pueblo de Israel dejó de celebrar esta fiesta durante unos 800 años. El hombre es propenso a olvidarse de darle gracias a Dios por las bendiciones que ha recibido de él. Así como él quería que Israel lo conmemorara cada año; de igual manera, él quiere que pensemos en los sufrimientos de su Hijo semanalmente. Constantemente Dios quiere que recordemos lo que le costó a su Hijo sacarnos de la terrible condición en la que nos encontrábamos al estar en el pecado para que no se nos olvide.

En Juan 7:2 vemos que la fiesta de los tabernáculos está relacionada con el rechazo que sufrió el Señor. Fue una ocasión que aprovecharon sus hermanos para burlarse de él al decirle que fuese a Jerusalén a cumplir con la fiesta y así sus discípulos verían sus obras y creerían en él. Lamentamos la pena y la humillación que tuvo que sentir de su propia familia. Quizás tu puedes encontrar consuelo en esto al considerar que tu Señor supo lo que es tener parientes opuestos a las convicciones de uno que son de agrado a Dios.

Recordarían que ellos habían morado en tiendas, pero que también Dios lo había hecho al morar en una tienda muy especial que conocemos como el tabernáculo. Esta estructura en el desierto nos hace pensar en el cuerpo que Cristo habitó para venir a este mundo. El discípulo amado escribió de él: ”aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros” (Jn. 1:14). La palabra ”habitó” es la misma palabra que se utiliza en la Biblia al hablar del tabernáculo. Gracias a Dios por la encarnación de su Hijo y por aquél que moró entre nosotros.

Fiesta De Los Tabernáculos Y Su Significado Bíblico.

Durante los siete días de la fiesta de los tabernáculos también se ofrecían sacrificios a Dios (Nm. 29:12-38; Esd. 3:4). Interesante que el número en vez aumentar, disminuye al avanzar los días. Esto pareciera anunciar que después de ofrecerse miles de animales bajo el pacto antiguo, habría un solo sacrificio de Cristo que excedería a todos los demás y satisfacería las demandas de la justicia de Dios.

De acuerdo a Deuteronomio 31:10-13 cada siete años en la fiesta de los tabernáculos, se reuniría a todos los presentes para que escucharan la ley siendo leída. Todos nos hemos beneficiando enormemente cuando en el partimiento del pan, hermanos han compartido pensamientos preciosos sobre la persona y la obra del Señor Jesucristo. Leamos las Escrituras en la cena del Señor o al finalizarla.

El profeta Zacarías nos describe escenas magníficas del milenio que es el periodo de mil años por lo cuales Cristo reinará sobre la tierra. Durante esa época esplendoroso se cumplirá con la celebración de la fiesta de los tabernáculos. Ya no como sombra, sino que este evento fungirá como una de las muchas maneras en las que se le traerá homenaje al Rey en la gran ciudad de Jerusalén (Zac. 14:16).

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