David Alves Jr.
Vislumbra leer lo que el Nuevo Testamento nos dice sobre eventos del Antiguo Testamento. Lejos de ser dos islas independientes, las dos partes de la Biblia se complementan perfectamente.
En Romanos 4, el apóstol Pablo utiliza la inconcebible fe de Abraham para comprobar que la justificación no es por obras, sino por una inamovible confianza depositada en la palabra de Dios. Al detallar la credulidad del padre de los patriarcas, dice del Dios en quien él puso toda su esperanza: ”llama las cosas que no son, como si fuesen” (Rom. 4:17).
Todo historiador tiene que indagar en el pasado para poder entonces escribir en el presente. Aún teniendo una gran variedad de fuentes y de tiempo para preparar su investigación, existe la posibilidad que su documento sea impreciso.
No así el Historiador divino. Él le comunicó eventos a Abraham que sucederían en el futuro con plena seguridad, que era como si ya se hubiesen llevado a cabo. Recuerda: él ”llama las cosas que no son, como si fuesen”.
Siendo forastero, le aseguró que le daría una tierra. A pesar de que era una persona desconocida, le profetizó que sería padre de muchas naciones. Aún siendo avanzado de edad y teniendo una esposa que era estéril, se le dijo que tendría un hijo quien le daría una descendencia innumerable, como lo son las estrellas del cielo y el polvo de la tierra. Se le notificó que su descendencia sería cautiva por 400 años en una tierra ajena. Y muchas cosas más.
Por eso Pablo escribió de Dios: ”llama las cosas que no son, como si fuesen”.
En algunos casos, tendrían que pasar varios siglos para que se cumplieran, ¡pero sí se cumplieron! En todas las promesas, las circunstancias harían pensar a algunos (no a Abraham) que eran imposibles de cumplirse, ¡pero sí se cumplieron! Cada una de las cosas que Dios le había contado con anticipación, se llevaron a cabo porque el Historiador de las edades, que es perfectamente omnisciente y omnipotente, siempre estuvo en control de todas las cosas.
El mismo Historiador que podía ver al futuro y asegurarle a Abraham de que todo marcharía bien conforme a sus designios perfectos, es el que ha escrito la historia de tu vida. ¿Hay lágrimas, necesidades, nerviosismo y tropiezos en tu historia? ¡Claro que las hay! ¿Hay un Dios que todo lo que te promete te lo cumplirá? ¿Existe un Historiador que ”llama las cosas que no son, como si fuesen”? ¡Seguro que lo hay! El Historiador que lo sabe todo y lo puede todo, te asegura que todo te irá bien si confías en él como lo hizo el padre de la fe. Deja todo en sus manos y permite que él sea el que escriba la historia de tu vida.