Cristo en toda la Biblia

Yo Gusano

David Alves Jr.

Por más conocimiento o elocuencia que alguien posea, nadie puede comprenderlo ni explicarlo. Al estar nuestro Amado fijado a una cruz, él vio que era el ”desdén de los hombres y despreciado del pueblo”, y según el Salmo 22 en la Biblia Hebrea, él dijo: וְאָנֹכִי תוֹלַעַת וְלֹא־אִישׁ (”Pero yo gusano, y no hombre”).

Fue cosificado por los soldados como si fuera cualquier cosa. Fue desdeñado por la nación a la que vino a salvar, como si fuera cualquier otra persona. Esto lo hizo sentirse tan degradado, que se comparó a si mismo con un insecto. El que un día será visto como el gran león dominante y majestuoso de la tribu de Judá, en el madero, se consideró un gusano.

¿Puede explicármelo? Nadie puede.

No es la lombriz de tierra a la que se está refiriendo. Esa variedad es muy larga para lo que sentía Cristo de si mismo aquél día. Lo más probable es que se refería al ”gusano carmesí”. Esa una variedad de gusano muy pequeño que es común en el medio oriente. En tiempos antiguos, era molido y usado como tinta para dar color a las vestimentas. El Dios Altísimo se sintió así de pequeño. Él dijo: ”Yo gusano”.

http://blogs.universal.org/bispomacedo/en/2014/10/26/crimson/

Este gusano solamente pone huevos una sola vez en su vida. Se sujeta al tronco o en las ramas de un árbol tan fuertemente, que si fuese removida, se descuartizaría. Pone sus huevos y forma un cascarón protector. Al nacer los gusanos, la madre al estar sobre ellos, los protege y permite que ellos se alimentan de ella misma estando viva. Después de unos días al desarrollarse los gusanos, la madre muere; y al morir, ella expulsa un líquido carmesí que tiñe el árbol y a sus gusanos. Unos días después, la madre se seca y como una escarcha de nieve cae a la tierra.

Todo esto para que sus gusanos puedan salir con vida. Con razón, el Señor dijo: ”Yo gusano”.

Tola'ath (A Crimson Worm) – Biblical Word Studies

Su muerte sobre el tronco de un árbol puesto en el Gólgota, nos ha traído satisfacción y vida. Él tuvo que dar su vida una sola vez para protegernos del castigo eterno. Nada ni nadie podía quitarle de la cruz por el amor que nos tuvo, y aún así, su cuerpo fue destrozado. Su sangre, sí habrá manchado la cruz; pero lo más importante, es que tiñó nuestros corazones ennegrecidos por el pecado. Él tuvo que ser molido, como hacían con los gusanos, para que nuestros corazones fuesen purificados por su sangre.

Estimado hermano y hermana, contemplemos hoy al Cristo de la cruz con una vista renovada. ¿No merece él todo lo que somos?

Apreciado amigo y amiga, mira al Cristo de la cruz, y de todo corazón acepta por fe todo lo que hizo por ti para que seas salvo.

Por cada uno de nosotros, Cristo dijo: ”Yo gusano”.

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