David Alves Jr.
Algunos estiman que durante el último año de pandemia, los gamers de videojuegos han incrementado en un 65%. ¡Es mucho! ¡Demasiado!
Obviamente se debe al mayor tiempo que estamos pasando en casa al estar restringidos en nuestras actividades relacionadas con lo familiar, recreativo, laboral y eclesial.
Pero, ¿qué nos dice la Biblia acerca de un cristiano jugando videojuegos? ¿Cuál será el pensar de Dios sobre esta actividad? No hace falta decir que los video juegos nos son mencionados en la palabra de Dios, pero el santo libro sí nos otorga consejos que nos puedan dar dirección en cuanto a este tema.
En este ocasión, no nos enfocaremos en niños jugando videojuegos, si no que lo consideraremos pensando en varones que son salvos y que son adolescentes o adultos.
Los videojuegos llevan a la persona a un mundo fantasioso. Te permiten encontrarte parado frente a una portería de un estadio de fútbol lleno de personas para tirar un penal en el último minuto del partido para ganar el campeonato. Te hacen poder integrarte a un equipo SWAT para ser el héroe al rescatar un grupo de personas secuestradas al dispararle a varios delincuentes armados. Los videojuegos hacen pensar en la mente imaginativa de un niño, no de un joven o adulto. A los niños les fascina poder imaginarse este tipo de cosas fantásticas. Lo preocupante es cuando adolescentes o adultos quieren regresar a su niñez e introducirse en ese mundo de irrealidad. Pablo escribió: ”Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño” (1 Co. 13:11). Quizás sea tiempo de considerar que es una muestra de inmadurez y que Dios quiere que te comportes de forma varonil (1 Co. 16:13). La palabra misma lo dice, son video juegos. Hay algo fuera de lugar cuando un adolescente de 19 años o un adulto de 32 años quiere seguir jugando.
Pensemos en la inversión económica que tienes que hacer para entretenerte jugando videojuegos. ¿Cuánto dinero tendrías que gastar para comprar la consola, los juegos, los audífonos con micrófono, la silla especial, y la lista nunca termina. ¿Es el mejor uso de tu dinero? ¿No podrías mejor invertir ese dinero en algo más productivo? Con tantos gastos en algo que al final es realmente frívolo, los videojuegos y muchísimas otras actividades, terminamos haciendo tesoros aquí en la tierra y no en el cielo (Mt. 6:19, 20). Como muchas cosas en la vida, con los videojuegos, no solo es la inversión inicial. Siempre van saliendo cosas mejores y uno siente la presión y el deseo de poder comprar lo más actual o popular.
Entretenerse con los video juegos, no solo resulta en una gran inversión económica, pero también en un exorbitante uso de tu tiempo. Esto no es algo que uno pueda hacer por solo 20 minutos por lo adictivo que es. Tu tiempo es sumamente valioso, ¿será posible que estes pasando una infinidad de horas empleando una actividad que no tiene un beneficio intelectual ni espiritual en tu vida? Existe el riesgo de que esta actividad consuma tanto de tu tiempo que se convierte en un ídolo o en un dios. Debemos evitar todo lo que se convierta en una pasión que le quite al Señor el lugar que solo él debe tener en nuestras vidas. Huye de pasiones juveniles (2 Tim. 2:22) y no seas amador ”de los deleites más que de Dios” (2 Tim. 3:4). Sería muy provechoso para ti y para los que están a tu alrededor, si siguieras el consejo de Pablo cuando dijo: ”Aprovechando bien el tiempo” (Ef. 5:16). Imagínate si, esas horas que pasas jugando; las utilizaras para convivir con tu familia, aprender una habilidad que te sea de provecho o estudiaras la palabra.
La realidad es que al final de cuentas, esta actividad refleja un corazón egoísta. La mentalidad es: ”YO quiero entretenerme jugando videojuegos, así que voy a gastar MI dinero comprándolo todo lo que a MI me llame la atención.” ”YO voy a aislarme de mis seres queridos o dejar de hacer cosas con otros, porque YO quiero jugar.” El salmista habló acerca del deseo que tenía de no poner nada delante de sus ojos que fuese injusto, o la palabra puede significar algo que carece de valor (Sal. 101:3). También habla de querer apartar delante de sus ojos todo lo que es vanidad (Sal. 119:37). No vale la pena usar tu dinero y tu tiempo en esto y perder tanto en varias áreas de verdadero valor en tu vida.

Dedicar tanto tiempo a los videojuegos tiene que pasar su factura también con la mente. Te hace convertirte en una persona anti-social al pasar tanto tiempo metido en ese mundo de fantasía. Esto genera un daño en ti, porque a la larga esto produce depresión. Después de perder tanto tiempo y ver tantas cosas indebidas, no puedes si no sentirte vacío e insatisfecho. También daña tus relaciones con otros. Tu esposa, hijos y amistades te sienten distante porque pasas tanto tiempo alejado de ellos cuando juegas, y cuando estás con ellos, tu mente está distraída pensando en misiones que tienes que completar o niveles que necesitas alcanzar para mejorar tu habilidad como gamer.
No solo es algo que únicamente te daña intelectual y emocionalmente, si no también espiritualmente. Ver constantemente a personas siendo brutalmente asesinadas con tu arma de fuego o escuchar todas las palabras obscenas que se dicen, ¿cómo te ayuda en tu pureza? Las escenas promiscuas que repetidamente aparecen en medio de toda la violencia ¿Cómo es algo que te acerca a Dios? Si un juego es calificado como no apto para niños de una cierta edad por su contenido debe ser una buena indicación que tú tampoco deberías estarlo jugando. Dios aborrece ”al malo y al que ama la violencia” (Sal. 11:5). Aquellos que aman al Señor, se caracterizan por aborrecer el mal (Sal. 97:10). Como cristianos debemos pensar en todo aquello que tiene que ver con lo puro (Fil. 4:8).
Es muy preocupante todo lo que generan los videojuegos en tu vida. Con mucho cuidado y ternura, hablando de manera franca, quiero sugerirte: véndelo todo para recuperar tu dinero; dedica tu tiempo en lo que te beneficie a ti y a tu familia; y sobre todas las cosas, emplea tu corta vida en todo aquello que le trae gloria a Dios. Él está buscando varones maduros y sabios que le sirvan de todo corazón. ¿Aceptas el reto?