David Alves Jr.
Quizás sea bueno considerar los siguientes cinco puntos antes de tomar una decisión:
1. Investiga la vacuna
Sería provechoso que investigara la procedencia y los componentes de la vacuna antes de aplicársela. Antes de introducir algo en su cuerpo, es su responsabilidad averiguar cuales son los posibles beneficios o efectos que pudiera llegar a tener. Nuestra responsabilidad es cuidar nuestro cuerpo que es ”templo de Dios” (1 Co. 6:19).
2. Confía en Dios, no en la vacuna
Dios es el único que puede obrar para que el virus disminuya en su esparcimiento por el mundo y prevenir que usted lo contraiga. Quizás Dios utilice para bien la vacuna, pero al final de cuentas, él es el que tiene la capacidad para revertir la situación por la que estamos pasando mundialmente. No sea como el rey Asa que en su ”enfermedad no buscó a Jehová, sino a los médicos” (2 Cr. 16:12).
3. Imposición de la vacuna
La decisión de ponerse o no la vacuna, debe recaer en cada persona. Cada quien debe orar al Señor, tomar una decisión y cada quien respetarnos sobre la conclusión a la que hemos llegado. A veces pensamos como cristianos tener la autoridad de imponer algo sobre otros. En cuanto a la vacuna y en cuanto a muchos otros aspectos de la vida cristiana; no es nuestro lugar estarle diciendo a los hermanos qué sí deben hacer o qué no deben hacer. Por ejemplo, si usted considera que sí debe ponerse la vacuna, su responsabilidad es mostrar un amor sufrido a aquellos que no quieren ponérsela porque tienen una opinión distinta a la suya (1 Co. 13:4)
4. No te hace ni más, ni menos espiritual
Sería incorrecto utilizar la vacuna como un parámetro para juzgar, quienes de los hermanos, son espirituales y quienes son carnales. Una vacuna no determina eso. Lo que sí determina si un cristiano es espiritual, es la capacidad que muestra en poder respetar las decisiones de los demás. Hay áreas en la vida en las que podemos tener una diferencia de opinión y otras en las que no se puede, porque tenemos que sujetarnos siempre a las Escrituras. En el caso de la vacuna, sí puede existir una diferencia de opinión. Necesitamos ser espirituales al comprender que ”el reino de Dios no es comida ni bebida (¡ni vacuna!), sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” (Rom. 14:17).
5. No debe afectar las actividades de la iglesia
Sería preocupante que en una asamblea se le diera un mejor trato o más responsabilidad a un creyente que sí se vacunó, que a alguien que no se la haya aplicado. Sería incorrecto decirle a los hermanos que solamente los que se han vacunado pueden estar presentes en las reuniones de la iglesia. Otra vez, necesitamos recordar que esto es una decisión personal y que cada quien tiene la libertad delante del Señor para hacer lo que ellos consideren como lo mejor para ellos y su familia. No permitamos que la vacuna cause división entre nosotros. Siempre mantengamos en mente las palabras de Pablo: ”Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros” (Fil. 2:3, 4).