David Alves Jr.
Números 17
En el capítulo anterior, aprendimos sobre la rebelión que hubo contra Moisés y Aarón. Dios hizo muy claro lo que él consideraba al respecto, porque esos dos siervos vivieron, pero los rebeldes fueron tragados por la tierra. En este capítulo, Dios va a volver a manifestar su aprobación de Moisés y de Aarón, especialmente de este último.
Dios les pidió que juntaran doce varas y que escribieran sus nombres sobre cada una de ellas. Por ejemplo, en la vara de la tribu de Leví, se escribió el nombre de Aarón. Esas varas serían llevadas dentro del tabernáculo delante del arca porque Dios se manifestaría al hacer que la vara del varón que él había escogido floreciera para que ya no hubiesen quejas por parte del pueblo.
Así hizo Moisés, y al día siguiente, cuando fue a recoger las varas, se percató de que la vara de Aarón ”había reverdecido, y echado flores, arrojando renuevos, y producido almendras”. Todo el pueblo miró esto y vieron que las varas que los representaban a ellos, no le habían sucedido lo mismo que la de Aarón.
Dios le pidió a Moisés que la vara de Aarón se guardara en el arca de la alianza como testimonio a su pueblo de que no cometieran el error de oponerse al sumo sacerdote que él había designado para estar a cargo de su casa.

La vara de Aarón que reverdeció claramente podemos ver al Señor Jesús y en ella podemos ver su:
- Encarnación
La vara que reverdeció, inicialmente fue exactamente como todas las demás. En esto vemos la maravilla de que Dios se haya manifestado en forma de hombre (Fil. 2:7). Aunque era Dios, al venir a este mundo, estuvo aquí como hombre, pero sin pecado. - Sacrificio
Así como las varas fueron introducidas al lugar santísimo antes de que reverdeciera la de Aarón; de la misma manera Cristo se sacrificó para que nosotros pudiésemos tener acceso a ese mismo lugar. Es en base a su sangre derramada que nosotros tenemos libertad para entrar a la presencia de Dios (Heb. 10:19). - Resurrección
La vara era un objeto inerte, pero milagrosamente fue lleno de vida al reverdecer y producir fruto. Sin duda, esto nos habla de la gloriosa resurrección de nuestro Amado. Aquél que fue puesto en la tumba sin vida, derrotó a la muerte para siempre vivir en el poder de una vida indestructible (Heb. 7:16). La vara produjo almendros. Se dice que los árboles de almendro son los primeros en florear después del invierno. El invierno pudiera hablarnos de la muerte del Señor. Eso ha quedado atrás, ahora él vive para nunca más morir otra vez. La vara produjo fruto. Según Isaías 53, nosotros el fruto de la obra de la cruz. La vara produjo renuevos, Cristo es el Renuevo de Dios (Isa. 4:2; 53:2; Jer. 23:5; 33:15; Zac. 3:8; 6:12). - Representación
Cada vara representaba a cada una de las tribus. Cristo es nuestro representante. Por medio de su resurrección, él representa a aquellos que hemos comenzado una nueva vida (Rom. 6:11) y a los que han dormido en él (1 Co. 15:20). Como si fuera, la vara que nos representa a nosotros, lleva el nombre que es sobre todo nombre- el Señor Jesús. - Exaltación
Aarón fue vindicado aquél día. Había sido atacado y dudado, pero ahora el hecho de que su vara fue la única que reverdeció, le continuó dando el privilegio de estar a cargo del santuario de Dios. En Hebreos 3, el contraste se hace entre Jesús y Moisés estando sobre la casa de Dios. La resurrección del Señor, le permite gozar poder estar sobre todas las cosas. - Reino
La vara siendo puesta en el arca en el tabernáculo y en el templo, representa el reino glorioso de nuestro Salvador. La vara habla de autoridad. El que fue menospreciado sobre la cruz, gozará de plena autoridad por los siglos de los siglos.
Gracias a Dios por la resurrección de su Hijo con gran poder y gloria.
