David Alves Jr.
En nuestra sociedad secular, esta es una pregunta muy común. Se ha vuelto normal que personas se pregunten si realmente existe Dios. Para muchos otros, no es algo sobre el cual estén preguntando, sino que ya establecieron su conclusión.
En nuestra defensa de la fe, es indispensable poder estar preparados para dar respuesta sobre algo tan fundamental, como tener que comprobar la existencia de Dios. De igual manera, deseamos que esto pueda ayudar a alguien que niegue la existencia de Dios.
Hay por lo menos tres cosas que puedes presentar como pruebas de la existencia de Dios, las cuales son las siguientes:
La Creación
La inmensidad y la majestuosidad de todo lo que vemos, y aún de lo que no vemos, señala la existencia de un Creador.
Miramos a los cielos y encontramos que Dios ha puesto en ellos por lo menos 1,000,000,000,000,000,000,000,000 estrellas.
Consideramos nuestro cuerpo y nos admiramos de que un adulto está compuesto por 1,000,000,000,000,000,000,000,000,000 átomos.
Vemos el poder de Dios también en el reino animal. Existen unas 10,000 variedades de aves; 33,000 variedades de peces; 7,000 variedades de mamíferos; 65,000 variedades de invertebrados; 13,000 variedades de reptiles; y 6,000 variedades de anfibios.
No logramos entender cómo el planeta tierra tiene un diámetro de unos 13,000 km y cómo el sol mide unas 109 veces más que el de la Tierra. Eso quiere decir que pudiéramos tomar un millón de planetas del tamaño del globo en el que vivimos y cabrían en un solo sol.
De tantas cosas que pudiéramos apreciar de la vegetación, únicamente consideremos los árboles hyperion, y nos sentimos tan pequeños al lado de estos enormes gigantes, que llegan a medir 116 metros de altura.
No tiene sentido decir que todo eso fue el resultado de una explosión. Tiene todo el sentido pensar que hubo un Creador que lo creó todo. Se necesita más fe para creer que el Big Bang trajo todo a existencia, a creer que Dios lo formó todo.
El salmista expresó: ”Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos (Sal. 19:1). Algo similar escribió Pablo: ”Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Rom. 1:20).
La creación es un testimonio tajante e innegable a la existencia de Dios.
Hay algo que toca cuerdas muy profundas en nuestros corazones cuando cantamos las palabras que tienen 136 años de antigüedad:
Señor, mi Dios, al contemplar los cielos,
El firmamento y las estrellas mil.
Al oír tu voz en los potentes truenos
Y ver brillar al sol en su cenit.
Mi corazón entona la canción.
¡Cuán grande es Él! ¡Cuán grande es Él!
Mi corazón entona la canción.
¡Cuán grande es Él! ¡Cuán grande es Él!
La Consciencia
Pablo escribió en Romanos 2:15 ”Mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos.”
Aprendemos que la consciencia es lo que nos permite conocer la diferencia entre lo bueno y lo malo. Es lo que nos da testimonio o lo que nos enseña y nos acusa o defiende, dependiendo de lo que hayamos hecho.
Esto es una clara muestra que como humanos somos muy distintos a los monos de los cuales se dice que hemos evolucionado. Ningún ser sobre la tierra tiene la capacidad de distinguir lo bueno de lo malo a parte de nosotros los seres humanos.
Si Dios no existe, no puede entonces existir una moralidad que sea perfecta. Sin su existencia, tampoco puede existir una justicia que sea perfecta. Es evidente que el ser humano es imperfecto. Por lo tanto, ¿cómo pudiéramos nosotros juzgar perfectamente entre lo que es moral e inmoral? De igual manera, ¿cómo pudiéramos nosotros ejecutar una justicia que sea perfecta? Imposible. La realidad es que requerimos la existencia de Dios quien es perfecto para establecer leyes de moralidad, indicarnos eso en parte a través de nuestras conciencias y establecer justicia sobre los actos indebidos del hombre.
Si Dios no existe, ¿por qué pueblos que nunca conocieron a Dios, llegaron a la misma conclusión sobre varios puntos relacionados a la moralidad? La gran mayoría concordaron que el robo y el homicidio es inmoral; y que ayudar al prójimo y casarse con una persona del sexo opuesto, es moral. ¿Quién les enseñó eso? Su consciencia dada por Dios.
La Eternidad
El predicador sabio de la antigüedad, el rey Salomón, al final de su vida escribió las siguientes palabras que contienen mucha profundidad. ”Ha puesto eternidad en el corazón de ellos” (Ecl. 3:11). Esto significa que Dios ha puesto en nosotros una percepción singular sobre nuestra existencia más allá de la muerte que nadie más en el universo la tiene.
Todas las culturas y civilizaciones han creído en vida después de la muerte. Realizaban todo tipo de ritos para que el ser querido llegara con bien a su destino eterno. ¿Quién puso eso en sus corazones?
¿Por qué para nosotros no es lo mismo que se nos muera una flor en el jardín, una mascota del hogar, a que se muera un familiar? ¿Quién puso eso en nuestros corazones?
Es Dios.
Él ha puesto eternidad en nosotros.
La búsqueda de la eternidad es muestra de fuimos creados a imagen de Dios quien es eterno al ser sin principio y sin fin
La pregunta no es si habrá vida después de la muerte; más bien, la pregunta es: ¿a cuál de dos destinos irá para estar por siempre? ¿Cielo o infierno? Lo que lo decide es lo que usted haga con el Salvador del mundo que murió y resucitó por nuestros pecados.
Hemos considerado tres pruebas de la existencia de Dios, pero hay muchísimas más. Al final de cuentas, por más pruebas que se den, la existencia de Dios, es algo que acepta por medio de la fe. ”Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Heb. 11:6).
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