David R. Alves
Números 19
¿Por qué se menciona a Eleazar y no a Aarón en Números 19?
Hay enigmas, aun para rabinos judíos, en relación a la ofrenda de la vaca alazana. El hecho de que se menciona a Eleazar como sobreveedor de este ritual amerita nuestra atención. Su involucración y experiencia se pueden resumir en nueve puntos. Eleazar:
- recibía la vaca cuando era traída al Tabernáculo (v. 3);
- sacaba al animal fuera del campamento;
- hacía que otro degollara al animal;
- tomaba de la sangre del animal con su dedo y la rociaba hacia el Tabernáculo siete veces (v. 4);
- hacía quemar la vaca ante sus ojos (v. 5);
- echaba madera de cedro, hisopo, y escarlata en medio del fuego en que ardía la vaca (v.6);
- lavaba sus vestidos, y también su cuerpo con agua (v.7);
- regresaba al campamento;
- era inmundo hasta la noche.
Algunos rabinos piensan que a Aarón no se le permitió involucrarse con esta becerra por el triste episodio en Éxodo 32 en el que él formó un becerro de oro, el cual Moisés quemó en fuego, lo molió, y echó el polvo en agua e hizo que lo bebiera el pueblo.
Por otro lado, parece que se está enfatizando la importancia de la función de Aarón como sumo sacerdote en Israel. Dios prescribió medidas de cuidado extremo para que no se interrumpiera su servicio. En Levítico 21:11 vemos que no podía estar en un lugar donde yacía una persona muerta, ni siquiera por su padre o madre, y no podía salir del santuario. ¿Será por esto que se hace cargo Eleazar de la vaca alazana?
Los últimos tres puntos en la lista arriba nos muestran algo muy curioso. Eleazar, al involucrarse con lo de la ofrenda de esta vaca, cuyo propósito era el de la purificación, del inmundo, ¡él mismo sería contaminado e inmundo hasta la noche!
Cristo, nuestro Gran Sumo Sacerdote, era “santo, inocente, sin mancha” (Hebreos 7:26). Creo que teólogos como Charles Ryrie tuvieron razón al pensar que Adán fue creado inocente pero no santo. O sea, él podía pecar, ¡y lo hizo! Para Cristo, sin embargo, era imposible pecar ni ser contaminado por el pecado.
Hermosas ilustraciones de esto se ve cuando tocó al leproso (Lc. 5:13); tocó el féretro del joven de Naín (Lc. 7:14); y tomó de la mano (del cuerpo sin vida) del hija de Jairo (Lc. 8:54).
Eleazar era el tercer hijo de Aarón pero al morir Nadab y Abiú (Levítico 10) y él reemplazaría a Aarón como sumo sacerdote en Israel al morir su padre. Esta transición en el sacerdocio se da en el siguiente capítulo (Capítulo 20). Una explicación es que el anciano Aarón, a sus 123 años ya no podía efectuar este tipo de sacrificio.

Aarón era uno de los “débiles hombres” (Heb. 7:28) y debido a la muerte no podía continuar. Es imposible ser preciso, pero la tradición judía calcula que desde Aarón hasta la destrucción del templo en el año 70 d.de C. hubieron 82 sumo sacerdotes en Israel.
Sin embargo, Cristo, sacerdote según el orden de Melquisedec, nuestro Gran Sumo Sacerdote, vive según el poder de una vida indestructible (Heb. 7:16), su sacerdocio permanece para siempre (Heb. 7:24). Nunca será reemplazado, ni habrá que entrenar a otro.
Por último, es posible que se vea en Números 19 una figura de lo terrenal. La vaca tendría que morir para proveer el agua de purificación. Veremos en otra entrega, como ya hemos sugerido, que esta agua nos habla de la limpieza que obtiene el creyente hoy al aplicar la Palabra de Dios en el poder del Espíritu Santo. Pero mientras esto sucede aquí sobre la tierra, tenemos uno en el cielo, del cual Aarón prefigura, que está intercediendo a nuestro favor. Mientras Eleazar trabajaba fuera del campamento, Aarón se ocupaba del santuario.
Sea sobre la tierra, o allá en el cielo, Dios ha provisto medios para mantener nuestra comunión con Él
Será continuado…