Vida Cristiana

Todo lo Puedo en Cristo

David Alves Jr.

Pablo siempre vivió con Cristo como su enfoque. Esto lo vemos en cada uno de los cuatro capítulos que le escribió a la iglesia en Filipos. Para Pablo, en el capítulo uno, Cristo era su vida. Les comunicó: “Para mí el vivir es Cristo” (v.21). En el capítulo dos, Cristo era su mente, porque buscaba imitar su forma de pensar. Les escribió acerca de la mente de Cristo (v.5) al describir aquél que pasó de la exaltación a la humillación (v.6-11). En el capítulo tres, Cristo era su meta (v.8). Y en el capítulo cuatro, Cristo era su fortaleza (v.13). Él podía repasar todas las experiencias de su vida, y a pesar de que había sufrido mucho, él podía concluir: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.

Hay por lo menos cuatro cosas que Pablo nos enseña implícitamente al escribir esta frase bajo consideración.

Primeramente, Pablo nos demuestra que una vida de fe no es exenta de aflicciones. Él nos habla acerca de la necesidad continua que tenía de la fortaleza de su Salvador. Alguien que no sufre, no está necesitado de este recurso del Señor. Si esta frase la dijera alguien en la actualidad, es posible que muchos se imaginarían que está hablando de alguien que ha tenido grandes éxitos y que solo conoce lo que es estar en la cima de la montaña. Pero este no es el caso aquí. Pocos han sufrido las contrariedades, contratiempos y crisis que experimentó Pablo. Él es quien escribió acerca de poder hacerlo todo por medio de nuestro amado Señor.

Hay un gran número de pasajes que detallan lo sufrido por este siervo de Dios a lo largo de su ministerio. Pero si nos limitamos a observar lo que él escribe en la carta a los hermanos Filipenses, nos damos cuenta que verdaderamente padeció por obedecer a su Señor. Les explicó que él conocía lo que era servir mientras experimentaba, en cuanto a lo económico, humildad, hambre y necesidad (Fil. 4:12). Pablo podía soportar todas estas adversidades y muchas más, porque estaba convencido de esto: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. No ponía su mirada en las circunstancias de su vida, que eran mutables, sino fijaba su vista en su Dios, que es inmutable porque no puede cambiar.

¿Estás dispuesto a sufrir por Cristo? La pregunta no es si Cristo nos fortalecerá si padecemos al servirle. No hay ninguna duda de eso. Lo que está en duda es si nosotros estaremos disponibles a cumplir la voluntad de Dios y confiar en que su Hijo nos fortalecerá. Sin importar las pesadumbres que pudiéramos llegar a sentir o los peligros que pudiéramos llegar a tener.

En segundo lugar, por medio de la frase que estamos analizando, Pablo nos demuestra que prefería darle relevancia al Señor de sus pruebas que a las pruebas mismas. En otras palabras, él no permitió que todas esas circunstancias amargas que él experimentó, amargaran su corazón. Pablo optó por regocijarse de sus angustias porque podía ver cómo la mano de su Señor le había apoyado aún en los momentos más difíciles de su vida. Pablo ponía su atención en el Señor de sus pruebas, porque entendía dos cosas muy importantes. Estaba convencido de que el Soberano Señor permitía todo lo que se atravesaba en su camino, pero también estaba seguro, de que él le acompañaba en cada paso que daba. Pablo no permitía que las pruebas lo hundieran en un profundo sentido de depresión, sino más bien fortalecían su fe en el Señor.

Sigamos el ejemplo de Pablo. Él generalizó las cosas que sufría en el pasaje ya mencionado, pero no se quedó allí. Reconoció la gran verdad, que a pesar de todo eso, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Cuando otros te escuchan hablar, ¿con cuál impresión se quedan? ¿Lo grande que son tus problemas? ó ¿Lo grande que se ha manifestado el Señor en medio de tus problemas?

En tercer lugar, estas palabras de Pablo están impregnadas de su humildad. Si juzgaramos la vida de este varón, únicamente por este texto, nos daría una muy buena idea de su carácter. A pesar de que fue alguien que era muy conocedor de las Escrituras, recibía visiones muy importantes de Dios mismo, muchos se convirtieron al escucharle predicar, muchos fueron edificados por sus enseñanzas de la Palabra; él no se vanagloriaba por todo eso. El carácter humilde de Pablo lo llevaba a glorificar a su Señor al reconocer que si no fuera por su fortaleza, le sería completamente imposible soportar todas las penalidades que sufría como soldado de Cristo Jesús. Sin el apoyo de Cristo, nadie puede triunfar ni sufrir por él. En su día más oscuro o en su momento de más gozo, Pablo sabía: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.

¿A quién le atribuyes los éxitos que has tenido en los caminos del Señor? ¿Por medio de quién es que has podido perseverar a pesar de todas tus pruebas? Si consideras que es a través de ti, estás en serios problemas. Estás dejándote caer en el “lazo del diablo” (1 Tim. 3:7) que puede ser el orgullo. No importa qué experimentes en tu vida, sea bueno o malo, haz como Pablo. Dale a Cristo toda la gloria por lo que has hecho en tu vida.

Por último, en cuarto lugar, notemos lo que Pablo no dice en lo que le dijo a los Filipenses. Pablo no estaba afirmando que podía hacer todo lo que él anhelaba. Pablo sí está afirmando que al Cristo fortalecerle siempre, él podía soportarlo todo.

¿A qué me refiero? Cuando Pablo escribió: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, él no tenía en mente riqueza o fama. Muchos en la actualidad toman este versículo para decir que toda meta que tienen, se cumplirá por lo que dijo Pablo. Pero él no estaba diciendo que lo podía hacer todo. Lo que él afirmó fue que todo lo que tuvo que sufrir, él lo podía soportar a causa de la fortaleza que su Señor le daba.

Si esto no fuera cierto, ¿cómo explicamos lo que sucedió en 2 Corintios 12? En ese pasaje conmovedor, Pablo sufriendo su “aguijón en la carne” le pidió tres veces al Señor que se lo quitara. La respuesta que recibió no fue la que quería. El Señor le negó su petición en tres ocasiones y le dijo: “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. Por lo tanto, Pablo no podía pensar que él podía lograr ambiciones egocéntricas, porque Cristo le fortalecía. Más bien, él podía decir: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, porque él le socorría para poder sufrir por causa de su nombre.

Muchas veces lo que nos pasa en nuestras vidas, no es lo que quisiéramos. Pero como Pablo, podemos convencernos de que el Señor no nos dará una prueba más grande de la que podamos soportar y que él nos dará la gracia para aceptarlo todo.

Fortaleció su fe en Dios

Lo podía todo porque Cristo…

Lo mantenía humilde

No que todo lo podía hacer, pero podía soportarlo todo (En 2 Co. el Señor le niega su petición

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