Cristo en toda la Biblia

El Holocausto Continuo

David Alves Jr.

Números 28

Este capítulo del libro de Números se centra en las distintas maneras en las que se debía ofrecer el holocausto continuo en el tabernáculo. Esto se ve por el hecho de que el holocausto continuo es mencionado en siete ocaciones en este pasaje (v.3, 6, 10, 15, 23, 24, 31). Este aspecto ceremonial de la adoración de Israel a Dios se ve en los siguientes eventos: 

v.1-8 El holocausto ofrecido todos los días
v.9-15 El holocausto ofrecido los días de reposo
v.16-25 El holocausto ofrecido en la fiesta de la Pascua y en los Panes sin levadura
v.26-31 El holocausto ofrecido en la fiesta de las Primicias 

En cada uno de ellos, podemos ver un aspecto maravilloso de nuestro Señor Jesucristo. 

En el holocausto ofrecido todos los días, vemos a Dios deleitándose en su Hijo de forma diaria. Cada día se debían de sacrificar dos corderos. Uno era ofrecido por la mañana y el otro era ofrecido al atardecer. Todos los días, Dios se complacía del olor de estos sacrificios que eran ofrecidos a él. Cristo era la delicia de Dios todos los días en la eternidad pasada (Pr. 8:30). A lo largo de su vida aquí en la tierra, en dos ocaciones el Padre expresó públicamente su agrado en él (Mt. 3:17; 17:5). Los holocaustos diarios jamás podían traer a Dios el mismo placer que él podía encontrar en su Hijo. 

En el holocausto ofrecido los días de reposo, vemos a Dios agradándose en su Hijo por toda la eternidad. Semanalmente, cada Sábado, los Israelitas debían ofrendar a Dios holocaustos. Igual que en el holocausto de cada día, eran dos corderos que eran ofrecidos por la mañana y la tarde. El día de reposo representa el reposo presente que tenemos en Cristo y el glorioso reposo que tendremos por siempre por medio de él. Nosotros nos deleitaremos en él cuando estemos con él en la casa del Padre y Dios se agradará en él por toda la eternidad. Por siempre, él será el Cordero inmolado (Ap. 5:6, 12; 13:8). Le admiraremos, por lo que él es y por lo que él hizo por nosotros.

En el holocausto ofrecido durante la Pascua, vemos a Cristo y su gran obra redentora. Israel debía celebrar la Pascua cada año. Al entrar a la tierra prometida, debían de ofrecer a Dios sacrificios cada uno de los siete días. Sabemos que la Pascua era celebrada para conmemorar el hecho de que habían sido redimidos de la esclavitud de Egipto. Nunca debían de olvidar de dónde habían salido y cómo había sido Dios el que lo había permitido a través de la sangre del cordero. De igual manera, Dios quiere que cada Domingo nosotros hagamos memoria de la muerte de nuestro Redentor, que para poder comprarnos, tuvo que derramar su sangre. Como Job, nosotros también nos regocijamos en el hecho de que nuestro Redentor vive y que un día le veremos (Job 19:25, 26) para darle las gracias que nos compró con su sangre derramada.

Por último, en el holocausto ofrecido en la fiesta de las Primicias, vemos la resurrección de nuestro Amado. En esta fiesta, los Hebreos ofrecían lo mejor de su cosecha. La vida que habían visto brotar de la tierra en el fruto que habían cosechado, era devuelto en parte a Dios. Esta fiesta representa la gloriosa resurrección de nuestro Señor. Pablo escribió: “Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho” (1 Co. 15:20). Por siempre seremos considerados primicias de Dios y del Cordero (Ap. 14:4). El hecho de que él haya resucitado, nos garantiza que nosotros un día resucitaremos y que veremos su bello cuerpo resucitado que jamás volverá a morir.

El holocausto continuo nos presenta hermosamente a nuestro Señor. La gran diferencia es que los holocaustos continuos, como lo dice su nombre, debían de ser presentados a Dios continuamente. Cada día, cada semana y cada año, debían de sacrificarse animales. Pero en el caso de nuestro Señor, él se sacrificó una sola vez- pero su sacrificio- por siempre le traerá un incomparable deleite al corazón de Dios.  

1 comentario en “El Holocausto Continuo”

  1. Paz a vosotros . Amados hermanos en la gracia del Señor Jesucristo, quiero hacerles una pregunta concerniente a la cena del Señor. Espero que ustedes no esten dentro de aquellos que cambiaron la forma de hacerlo. ¿Cambiaron uds la forma de partir el pan en pedacitos y la copa en copitas? Si lo hacen así, muéstrame el versículo en las escrituras. La Palabra del Señor es inmutable. Nosotros hemos sido enseñado por nuestro Señor Jesucristo, que El tomo el pan, lo partió y dio a sus dicipulos, y de una sola copa bebieron todos. Espero que uds sean de los que perseveran en la SANA DOCTRINA DEL SEÑOR JESÚS.

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