David Alves Jr.
El actor Johnny Depp demandó a Amber Heard, con la que estuvo casado, por 50 millones de dólares por difamación. Ella entonces lo demandó utilizando la misma acusación por la cantidad de 100 millones de dólares. Las deliberaciones ya han llegado a su final y el jurado dará a conocer sus conclusiones.
Más de 500 millones de personas han estado viendo este caso. Muchos cristianos han estado siguiendo este caso legal con mucho interés y detenimiento. Quizás esto se debe a distintas razones. Sería provechoso examinar nuestros corazones para ver porqué este asunto nos ha llamado tanto la atención.
Algo con lo que todos batallamos es que nos da curiosidad saber acerca de la vida personal de los demás. ¿Realmente necesito saber lo que Depp y Heard hacían en su vida personal? Esto es involucrarse en el chisme, lo cual no agrada a Dios. No solo con este asunto, pero con cualquier otro, no debemos interesarnos o entrometernos en lo que no nos incumbe. Pablo repudiaba que cristianos vivieran haciendo eso (2 Tes. 3:11). En vez de enfocarnos en las problemáticas de los demás, analicemos nuestros propios asuntos, y corrijámoslos.
En cierta manera, este tipo de situaciones pueden llamarnos la atención, porque nos relacionamos a las vidas de las personas a las que estamos mirando en la pantalla. Es como una novela llena de drama, complicaciones y suspenso. Las personas se sienten atraídas a mirarlas porque se identifican con lo que están viendo. El caso legal entre Depp y Heard nos hace ver que aunque son considerados celebridades, ellos tienen los mismos problemas que tiene cualquier otro matrimonio. El problema es que como cristianos no deberíamos poder identificarnos con dos personas que no viven vidas regeneradas por el Espíritu Santo. Hay algo muy mal si tienes los mismos problemas que tuvieron estas dos estrellas del cine cuando vivieron juntos. Lo peor no es solo que tengamos los mismos problemas que ellos, sino que nos atraiga mirar el caso legal para justificarnos, y pensar que es normal tener ese tipo de conflictos domésticos. Debemos más bien mirar las Escrituras para saber cuál es el modelo instituido por Dios para que nuestro matrimonio le glorifique. En términos generales, el hombre debe amar a su esposa, y ella debe sujetarse a él (Ef. 5:22, 25).
La realidad es que si no estuviese Johnny Depp involucrado en este caso, no le estarías prestando atención. Su fama influye muchísimo. Hay muchos otros casos legales que involucran a personas desconocidas, a los cuales no les estás prestando ninguna atención. Por ser considerado celebridad, esto es lo que hace que nos llame la atención querer ver los procedimientos legales de su caso. La impresión que tengo es que Johnny Depp alcanzó su fama por las películas “Piratas del Caribe” pero puedo estar completamente equivocado. Como cristiano, ¿debería llamarme la atención ver películas llenas de elementos que se oponen a distintos principios de Dios? El punto es que el caso legal entre Depp y Heard no debería atraerme porque no debería saber quienes son. “No amen al mundo, ni las cosas que están en el mundo” (1 Jn. 2:15).

Pudiéramos llegar a auto-engañarnos al pensar que pasando horas viendo los testimonios y los cuestionamientos de los abogados es un buen uso de nuestro tiempo. Esto porque según estamos aprendiendo términos legales. Si tienes el deseo de aprender sobre demandas civiles, lo ideal sería que lo aprendieras leyendo un libro sobre este tema. Volvemos a lo mismo, la realidad es que no nos llama la atención el lado legal, sino que más bien despierta nuestra curiosidad.
Este tipo de casos nos hace pensar que somos parte del jurado y que somos el juez. Esto se debe a que desafortunadamente somos muy dados a juzgar las vidas y los actos de los demás. Esto va en contra de lo que Dios quiere para nosotros. Él no quiere que juzguemos a otras personas (Mt. 7:1). A final de cuentas, no tenemos toda la información necesaria para dar un dictamen al respecto, y la realidad es que nuestra opinión no tiene ningún peso. Deja cada caso legal en las manos de Dios y que él guíe a los que sí están directamente involucrados.
Tendrías que preguntarte también si te es edificante escuchar todo lo que se dice en este caso. El ser humano también es propenso a agradarle aquello que es profano. ¿Te causa gracia que se le acuse a Amber Heard de haberse defecado en la cama de Johnny Depp? Debemos buscar todo aquello que nos purifica (1 Jn. 3:3) y no lo que nos contamina. Dios nos ordena a través de su siervo: “Consérvate puro” (1 Tim. 5:22). A un hijo de Dios no debería llamarle la atención hablar sobre personas alcoholizadas golpeándose, difamándose y viviendo desordenadamente.
Lo irónico de todo es que un caso de difamación llame la atención de tantos cristianos que viven calumniando a los demás. El pecado de la maledicencia es muy común entre aquellos que dicen llamarse cristianos. Hay personas que hablan falsamente sobre los demás con toda facilidad. Escuchan algo y lo divulgan sin saber si es verdad o no. El pecado de la maledicencia debe ser juzgado por la iglesia (1 Co. 5:11) y el que lo practica habitualmente muestra no ser una persona realmente transformada por el evangelio (1 Co. 6:10).
Por último, sea cierto o no de lo que le acusa Amber Heard a Johnny Depp o viceversa, no es mi lugar dar sentencia ni es de mi interés. Lo que sí llama la atención en nuestra sociedad en los últimos años es el movimiento “me too”. En resumen, quien sabe quien decide que es tiempo de cancelar a cierta persona, y se inicia una campaña sucia donde un número de mujeres alegan haber sido abusadas por esa cierta persona. Sin oír cual es el testimonio del individuo e ignorando todas las discrepancias en las acusaciones de las mujeres, se acepta completamente todo lo que se alega. Cualquier persona que muestra apoyo a cierto individuo es amenazada y hostigada. Esta cultura secular nos está afectando a nosotros. Cuando alguien nos es inconveniente, por ejemplo por poner en peligro nuestro poder, buscamos eliminar a esa persona, al suscitar todo tipo de acusaciones sin ningún fundamento. Y los que vemos todo lo que se hace a esa persona, somos hechos a sentirnos presionados a aceptar ciegamente lo que se está haciendo. La ley de Dios para Israel, también es para nosotros: “Por boca de dos o tres testigos se decidirá todo asunto” (2 Co. 13:1). Eso no quiere decir que si cuatro hermanas acusan a un hermano de lo mismo, significa que inmediatamente podemos concluir que es verdad. Cada caso se tiene que ver por separado, y los dos o tres testigos son para cada acusación. No metamos el movimiento “me too” a la iglesia del Señor.