Historias de la Gracia de Dios

Yo Honraré a los que Me Honran- Los Secretos al Éxito de Truett Cathy

David Alves Jr.

Para poder tener un negocio exitoso, ¿qué se necesita? ¿Mucho dinero? ¿Inversores millonarios? ¿Buena suerte? ¿Creer en uno mismo? La palabra de Dios y la experiencia de Truett Cathy, nos demuestran que no necesitamos nada de eso. Lo que necesitamos es honrar a Dios y seguir los principios que él nos ha dado en su palabra, en cuanto a la administración de un negocio.

Truett Cathy es el fundador de la cadena de comida rápida llamada Chick-fil-A. Aunque no es tan conocida como algunas otras, tiene 2,700 restaurantes en Norte América y Puerto Rico; y está creciendo exponencialmente, colocándose entre las cadenas de comida con más ingresos en Estados Unidos, solo por detrás de McDonald’s y Starbucks. En el 2021 tuvieron ingresos de casi 17 mil millones de dólares.

¿Por qué citar estas cifras? Porque Truett Cathy, quien fundó y administró esta empresa, lo hizo siendo creyente en Cristo Jesús.

Antes de seguir, debemos preguntar, ¿es el objetivo de este escrito incitarnos a todos a querer ser emprendedores multimillonarios? Obvio que no. El dinero es amoral, al no ser ni bueno ni malo. El dinero es inmoral cuando es algo amado. Escucho a cristianos generalizar y decir que todos los ricos son codiciosos. Esto está muy lejos de la realidad. Algunos de los creyentes más humildes que conozco, son los que más han prosperado. No hay que ser ricos para ser codiciosos. La obsesión por tener más es una tentación para todo ser humano.

Estaremos viendo cómo el mismo Truett Cathy es un ejemplo de alguien que emprendió uno de los negocios más grandes de su país sin ser amante del dinero. El enfoque de este escrito, no es promover la lujuria, sino demostrar cómo un hombre siguió principios bíblicos en su negocio, y por lo tanto, fue grandemente prosperado por Dios. El deseo es que esto pueda ser de ayuda a hermanos que tienen negocios y buscan administrarlos de una forma que es agradable al Señor.

Imagen tomada de http://www.time.com

El que persevera alcanza

El Sr. Cathy no nació en un hogar donde abundaba el dinero, sino todo lo contrario. Por ahí del año 1920, durante la Gran Depresión, su padre perdió la granja que tenían, y nunca pudo recuperarse de tal fracaso. Su madre tuvo que trabajar arduamente y ganar el pan de cada día para su familia. A pesar de todas las adversidades, su madre hacía a sus hijos escuchar el evangelio predicado en la radio y los alistaba cada Domingo para que fueran a la congregación donde se reunían. A los doce años de edad, Truett Cathy creyó en Cristo, y dedicaría el resto de su vida a servirle a Dios. Por 50 años fue miembro de la misma iglesia, por 47 años fue maestro en la Escuela Bíblica e impactó un sin fin de vidas por diversas cosas que hizo al querer honrar al Señor.

Desde su niñez, el Sr. Cathy aprendió a vender cosas pequeñas para poder apoyar a sus padres y para comprarse lo que necesitaba. Se vio en la necesidad de comprarse una bicicleta, se esforzó en vender y ahorrar, y por fin pudo comprarse una que le costó 4 dólares. En su vejez, a pesar de que había llegado a ser un multimillonario, siempre recordó esa como su mejor compra, por la enseñanza que le dejó.

Nadie le regaló nada. No nació en un entorno que le facilitó lograr lo que alcanzó. Obedeció a Dios y a su palabra, y le fue bien. A pesar de llegar a ser muy rico y famoso, siempre dijo que la Biblia era la guía máxima de su vida. Sufrió todo tipo de adversidades, pero siempre confió en Dios. Cuando tenía dos restaurantes, uno se quemó, y perdió algo por lo cual se había esforzado mucho. La empresa tardó varios años en poder crecer. Dos de sus hermanos murieron cuando el avión en el que iban se estrelló. Pero eso no le detuvo, confió en Dios y perseveró con su ayuda, para llegar a tener centeneras de restaurantes. Es un claro ejemplo de lo que Salomón aconseja en Proverbios. “La mano del negligente empobrece; mas la mano de los diligentes enriquece.” Con la ayuda de Dios, el que persevera alcanza. Él quiere que seamos constantes en todas las áreas de nuestras vidas, incluyendo en la administración de nuestros negocios.

Da a Dios lo que es de Dios

Hay dos cosas peculiares acerca de la cadena Chick-fil-A del Sr. Cathy. La primera es que no encontrarás carne de res en su menú, sino solo pollo. La segunda es que no abren el día Domingo. ¿Una empresa tan exitosa cierra todo un día? Así es. Por causa de sus convicciones bíblicas, el Sr. Cathy casi al final de su vida, dijo que la decisión más beneficiosa para su empresa, fue haber decidido que no trabajaran el día del Señor. Humanamente hablando, esto es un suicidio económico y hace que Chick-fil-A tenga pérdidas millonarias. Pero sabemos que, aunque así piensa el hombre, hay un Dios que está en control de todas las cosas y que él honra a los que le honran (1 Sam. 2:30). Es obvio que el Sr. Cathy estaba convencido de esto. Sabiendo que el Domingo es quizás cuando más personas salen a comer, decidió no trabajar para que él y sus trabajadores cristianos no se vieran interrumpidos en su deseo de congregarse el primer día de la semana. Muchas veces la gente le decía: “Mira cuánto dinero estás perdiendo por cerrar el día Domingo”. Él les respondía: “Están equivocados, porque generamos más ganancias en seis días de lo que la competencia genera en siete días”.

Hermanos, Dios no es deudor de nadie. Él premia a los que se sacrifican por él. ¿Cuántas veces nos vemos con la tentación de trabajar o de abrir el negocio sabiendo que nos impedirá poder congregarnos? ¿Hay necesidades? Claro que las hay, siempre las habrán; pero Dios quiere que entendamos que todo saldrá bien cuando le ponemos a él primero. Debemos darle al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios (Mt. 22:21). Nunca se nos olvide que las provisiones materiales, de acuerdo a Cristo Jesús, vienen cuando buscamos primeramente el reino de Dios (Mt. 6:33). Dios no necesita que trabajes todo el tiempo para que no tengas tiempo para él, y así puedas prosperar. ¡Él es el dueño del ganado sobre mil montañas! Lo único que quiere de ti es tu plena entrega y confianza.

Imagen tomada de http://www.chick-fil-a.com

El que siembra generosamente

El Sr. Cathy es también un gran ejemplo de la promesa bíblica: “El que siembra generosamente, generosamente también segará” (2 Co. 9:6). A lo largo de los años, no solo proveyó empleo para un gran número de personas, pero también buscó muchas maneras de ayudar a los más necesitados. Como multimillonario, pudo haber vivido disfrutando todo tipo de lujos desmedidos para él mismo, pero no lo hizo. Amasó una fortuna de más de 6 mil millones de dólares, pero no lo veía como suyo. En una reunión muy importante en la sede de Chick-fil-A, le preguntó a los que formaban parte de su comité ejecutivo: “¿Por qué estamos aquí?” “¿Cuál es nuestro mayor objetivo empresarial?” En esa reunión decidieron que el lema de la empresa sería: “Glorificar a Dios al ser mayordomos fieles de todo lo que se nos encomienda. Ser una influencia positiva a toda persona con el que entablamos contacto en Chick-fil-A.

Podemos aprender del Sr. Cathy que él no consideraba la empresa como suya, sino de Dios. Estaba convencido de que él solo era un administrador, y que todo, incluyendo las ganancias, eran de Dios; y debían ser utilizadas de una manera que fuera agradable a él. Esto debe animarnos a ser generosos con lo que Dios nos da, porque le estamos ofrendando a él, lo que él mismo nos ha dado. Lo otro que pudiéramos resaltar de su ética de trabajo era la honestidad que le caracterizó. Al estar convencido de que debía administrar correctamente la empresa que Dios le había dado, no podía pensar que iba a ser prosperado si trabajaba de forma deshonesta. Lo mismo es con nosotros. No podemos tener balanzas adulteradas (Pr. 20:23) y pensar que nos va a ir bien. No hay nada de verdad en el dicho del mundo: “El que no tranza, no avanza”. Es todo lo contrario. Dios recompensa a los que son generosos con sus bienes y a los que son rectos.

Buen nombre mejor que muchas riquezas

Cuando Truett Cathy era niño, su maestra le pedía llevar a él y a sus compañeros un versículo de la Biblia al salón cada Lunes. En una de esas ocaciones, su madre le ayudó a buscar un texto que pudiese citarlo en su escuela, el cual fue Proverbios 22:1, que dice: “Más vale el buen nombre que las muchas riquezas, y el favor que la plata y el oro.” Ese versículo fue el que la maestra escogió para que los alumnos se lo aprendieran de memoria esa semana y ese fue uno de los textos bíblicos que más marcó al Sr. Cathy a lo largo de su vida. De hecho, esas son las palabras que están sobre su tumba. Su empresa multimillonaria no lo era todo en su vida; mas bien, Dios era el enfoque de su vida. En vez de obsesionarse con tener más y más bienes, se enfocó en tener un buen nombre. El Sr. Cathy entendía que había mucho más valor en vivir una vida ayudando a los demás, compartiendo la palabra de Dios con todos y agradando a su Salvador en todo lo que hacía.

Dios ayude a los hermanos que son emprendedores y empresarios a seguir el ejemplo de este hombre; quien fue honrado por Dios, porque él lo honró en su vida.

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