David Alves Jr.
Josué 13:33
En los capítulos 13-21 de Josué se nos detalla cómo cada tribu de Israel fue recibiendo su territorio. En el capítulo 13 leemos que hubo una excepción hecha con la tribu de Leví, porque “a la tribu de Leví no dio Moisés heredad; Jehová Dios de Israel es la heredad de ellos, como él les había dicho” (v.33). Sí recibirían ciudades de las demás tribus para habitarlas (Jos. 21:3), pero no heredarían territorios como sucedió con las demás tribus. La heredad y la porción de los levitas, quienes ministraban en el santuario de Dios, sería Yahweh mismo. Él les había dicho: “Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de Israel” (Nm. 18:20).
Los levitas recibían su heredad en los diezmos y en los sacrificios que ofrecían los hebreos a Dios (Nm. 18:21; Jos. 13:14). Eso fue lo que Dios destinó como manutención para aquellos que dedicaban su vidas al servicio del tabernáculo o templo. A pesar de lo que podían tener materialmente, su porción más llamativa era Dios mismo. Lo mismo ocurre con nosotros, así como con Israel, nosotros somos la porción del Señor; y él es nuestra porción. Las naciones son la porción de Jehová (Sal. 2:18), y el que dio su vida por nosotros, lo es todo para nosotros.
Antes de continuar, deberíamos maravillarnos con adoración en nuestros corazones, al considerar que él nos haya elegido como su porción. Debemos asombrarnos de su gracia porque él no nos escogió porque vio algo atractivo en nosotros. Únicamente vio maldad, y aún así nos amó para hacernos su heredad. ¡Somos grandemente bendecidos aquellos que el Señor escogió para sí! “Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová, El pueblo que él escogió como heredad para sí” (Sal. 33:12).
Al pensar en el Señor siendo nuestra heredad, podemos notar que este es un tema recurrente en los Salmos. Queremos meditar esta semana sobre Jesús como nuestra porción en el precioso salterio inspirado por Dios, siendo una magnífica colección de 150 Salmos.
En los Salmos se enfatizan las siguientes cosas en relación al Señor como nuestra heredad.
- Es nuestro Sustentador deleitable
“Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa; tú sustentas mi suerte. Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, y es hermosa la heredad que me ha tocado” (Sal. 16:5, 6). - Es nuestro Pastor amante
“Jehová es la fortaleza de su pueblo, y el refugio salvador de su ungido. Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad; y pastoréales y susténtales para siempre” (Sal. 28:8, 9). - Es nuestro Guardador eterno
“Conoce Jehová los días de los perfectos, y la heredad de ellos será para siempre” (Sal. 37:18). - Es nuestra Fortaleza inagotable
“Abundante lluvia esparciste, oh Dios; a tu heredad exhausta tú la reanimaste” (Sal. 68:9). - Es nuestro Redentor tierno
“Acuérdate de tu congregación, la que adquiriste desde tiempos antiguos, La que redimiste para hacerla la tribu de tu herencia; Este monte de Sion, donde has habitado” (Sal. 74:2). - Es nuestro Testador poderoso
“Echó las naciones de delante de ellos; Con cuerdas repartió sus tierras en heredad, E hizo habitar en sus moradas a las tribus de Israel” (Sal. 78:55) - Es nuestro Reposo fiel
“Para hacerle descansar en los días de aflicción, En tanto que para el impío se cava el hoyo. Porque no abandonará Jehová a su pueblo, Ni desamparará su heredad” (Sal. 94:13, 14).
Los levitas lo tenían todo al tener a Yahweh como su porción. Cristo nuestro Señor, es todo lo que tenemos, y es todo lo que necesitamos. Adoremos de corazón al que es la porción de nuestro corazón.

Gracias.
Me gustaMe gusta
Si hermano que bueno es saber que Jesús no solo es nuestra salvación, sino también nuestra herencia, nuestra porción.
Me gustaMe gusta