Superando el Abuso Espiritual- Interacciones con Elifaz (Parte 3)

David Alves Jr.

Es la tercera vez que Elifaz procurará manipular emocional, sicológica y espiritualmente a Job. Los objetivos de los escritos sobre este tema es para que los que causan este tipo de aflicciones en otros, puedan dejar de hacerlo; y también para que los que reciben este tipo de trato, se den cuenta que no es bíblico la manera en la que están siendo tratados por sus líderes. 

Este es un tema que me interesa mucho, porque se habla muy poco de él, y esto es algo que permite que los que infligen abuso espiritual sobre otros, lo continúen haciendo. De igual manera tengo un interés particular en que tengamos estas discusiones por escrito, porque he visto el tremendo daño hecho a personas que he conocido en distintos lugares y a mi familia misma. No tengo ninguna inconveniencia en hablar de esto, porque tengo el deseo de ayudar a los que están dolidos por el trato que han recibido de personas que supuestamente son creyentes; y que sirven supuestamente a Dios como ancianos o misioneros. 

Por ahí supe que aquellos que han querido abusar de mí espiritualmente para sacarme de mi sujeción a Cristo para hacerme estar bajo el dominio de ellos, escribieron que no incluía mi nombre en este tipo de escritos, insinuando que lo hacía para ocultar mi identidad. Nada puede ser más contrario a la verdad. Mi familia ha pagado muy caro al defender la gloria y la palabra de Dios ante las fuerzas de Satanás vistas en hombres que han obrado muy intensamente para destruirnos a nosotros y la obra de Dios en mi país de adopción. Gracias a la gracia del Señor, no tengo nade que ocultar. No quepa la manor duda. Yo soy David Alves hijo, no tengo ninguna intención de esconderme ni de dejar de tratar este tema del abuso espiritual. Con la ayuda de Dios, lo señalaré y corregiré hasta que el Señor me llame a su presencia, sin importar las consecuencias que esto me genere. Fui puesto sobre esta tierra para glorificar a Dios, no para complacer a los hombres. En mi audiencia, hay uno solo, y él es Dios. No me interesa la popularidad, porque los hombres populares, muchas veces gozan de eso porque no tienen convicciones. Actúan, enseñan y viven preocupados por agradar al hombre. No tengo rencor por todo lo que he vivido. Ya hace tiempo que perdoné a mis abusadores espirituales. Mi intención aquí no es exhibir a mis agresores, porque Dios lo ha estado haciendo, sino ser de ayuda para que este cancer del abuso espiritual se extinga entre nosotros, y para ser de consuelo a los que están sufriendo los efectos de haber recibido este tipo de maltrato. 

Regresemos al tema que tenemos por delante, en cuanto al tercer ataque de Elifaz en contra de Job, y ver cómo este respondió. Elifaz y sus compañeros mayormente habían atacado a Job tratando de convencerle de que él estaba sufriendo porque Dios lo estaba castigando como lo hace con un hombre malvado. Pero ahora Elifaz tiene que cambiar el método de ataque, porque ve que Job aún no ha cedido a la manipulación que vienen tratando de imponer sobre él. Elifaz ahora abiertamente miente y calumnia a Job a su propia cara. En Job 22:5-9 le acusa de una serie de cosas que mostraban la supuesta gran malicia de Job y que sus maldades eran a tal grado que no tenían fin. Lo acusó de tratar injustamente a sus hermanos en cuestiones de prendas, hasta enviarlos a casa desnudos. Le señaló por no darle agua al cansado, y de abstenerse de darle comida a los hambrientos. Inventó que Job favorecía a los pudientes para que ellos tuviesen muchas tierras, y a la misma vez las dejaba con sus manos vacías. Hasta lo acusó de haber quebrado las manos de los huérfanos. 

Sr. Eleazar: “tengo un gran problema con todo esto que está diciendo”, le diríamos todos con un gran sentido de indignidad. Le preguntaríamos con un terrible asombro: “¿Cómo es posible que hables así de Job?” “El Job que veo yo, de acuerdo a las Escrituras, era un hombre justo, recto y santo delante de Dios.” Si usted le dijera esto a Elifaz tendría toda la razón porque esa es la manera en la que el Espíritu nos lo presenta. No hay ninguna indicación por parte de Dios que Job practicaba todas estas atrocidades en su vida. Todo indica que su vida era todo lo contrario. Era un hombre íntegro, respetado por los demás y amado por Dios. 

Pero esto es lo que hacen lo abusadores espirituales. Primero intentan controlar a la persona al hacerlo ligeramente y lentamente. Un comentario leve por aquí, otro comentario por ahí. Cuando ven que la persona no se somete a su voluntad, le van subiendo a los grados de calor en el horno. Después sigue el rechazo, luego las amenazas, luego el aislamiento, y después siguen las terribles calumnias. Las acusaciones falsas vienen cuando los abusadores espirituales se dan cuenta que no pueden manipular a la persona, pero lo que les preocupa es que esa persona exponga a otros lo que le han venido haciendo ellos como líderes. Vienen las calumnias para desacreditar la palabra del involucrado, para que los demás se alejen de él, y así nunca sepan cuál es la realidad. Esto es exactamente lo que hizo Elifaz. Pensó que por medio de su maledicencia fulminaría a Job y lo sepultaría para siempre. ¿Ha sufrido esto? Le entiendo en cierta manera. Sé lo que es que correos electrónicos se envíen por todo el mundo con contenido completamente falso acerca uno. Sé lo que es ser el tema de las conversaciones de muchos con acusaciones motivadas por el infierno mismo. Le entiendo. Pero recuerde que Cristo le entiende aún mejor. Él supo lo que es ser el objeto de las peores calumnias. Encuentre consuelo en él.

Por otro lado, ¿entiende el daño que causa cuando habla falsamente de alguien? Las palabras no se las lleva el viento como algunos dicen. Sus palabras tienen el potencial de herir, enfermar, deprimir, y hasta matar a alguien. Matar suena exagerado, pero literalmente eso es lo que sucede. Sus críticas, chismes y mentiras pueden llegar a causar que alguien adquiera enfermedades mortales o podrían sus comentarios satánicos apresurar el envejecimiento de alguien. Recuerdo el día cuando tuve que llevar mi esposa al vehículo y dejar a nuestros tres hijos pequeños atrás con hermanos en la fe con mucha urgencia porque ella estaba muy mal. Manejé lo más rápido que pude al hospital. En el camino, Penélope estaba tan mal que ella sintió que se iba a morir y se despidió de mí. Me dijo que me amaba, que cuidara a los niños y que me esperaba en el cielo. Jamás olvidaré mirándole en el retrovisor una y otra vez, esperando en una de esas verle haber pasado a la presencia de Dios. Pensábamos que tenía problemas cardiacos, pero no era eso. Estaba teniendo una crisis nerviosa muy severa. Todo debido a meses y meses de continuos ataques intensamente malévolos de hombres que enseñan la palabra pura del Dios santo en la República Mexicana. Por favor no calumnie usted a los demás. Esto es destruirle la vida a las personas. Dios se toma con seriedad el pecado de la maledicencia, y usted también debería hacerlo. Es hora que se arrepienta de su lengua dañina y se acostumbre a hablar todo lo que es puro. 

Esto es exactamente lo que encontramos en el capítulo 23 con la respuesta de Job a las palabras nefastas de Elifaz. Con gran dolor le respondió: “Hoy también hablaré con amargura; porque es más grave mi llaga que mi gemido”. Estas son las palabras de una persona que ha sido salvajemente calumniada. En su desesperación, Job habló de cómo le confortaría mucho encontrar a Dios, poder hablar con él, porque sabía que en él si encontraría justicia y apoyo. Así hay muchos que son tratados hoy en día. Son maltratados y agredidos al grado que sienten que no hay una sola persona en el cuerpo de Cristo que le puede ser de ayuda y sienten en su amargura que Dios está muy lejos de ellos y que no puede ser encontrado. Ven a Dios de esta manera porque sus agresores les han distorsionado su manera de ver las cosas. Esto es lo más grave del abuso espiritual. Necesitamos entender que al manipular o maltratar a alguien espiritualmente, no solo les estamos causando severos daños en todos los aspectos de su ser, pero también podríamos afectar la percepción que un hijo de Dios tenga de su Padre. 

Job sabía que era un hombre que buscaba vivir en santidad, y por lo tanto, no hizo caso a las falsas acusaciones. ¿Qué había detrás de todo, entonces? Job entendió que el Omnipotente lo estaba turbando con un propósito muy específico. Él dijo: “Me probará, y saldré como oro.” Job sabía que Dios estaba usando a estos tres hombres perversos para probarle y para enseñarle. Job entendía que aunque sus tres amigos estaban actuando perversamente, Dios estaba colocándole en el fuego para purificarle como se purifica el oro, para que Job pudiera ser aún más agradable a Dios.

¿Cuál es la lección para nosotros? Por más que le duela que personas hablen falsamente de usted, aún si son líderes que lo hacen para tratar de manipularle o censurarle, acéptelo como algo que Dios está permitiendo. No trate de defenderse, Dios le vindicará. No guarde rencor, sino más bien ame a sus enemigos y bendígalos. Ore para que el amor de Dios toque sus corazones y les haga recapacitar. Pídale a Dios que le ayude a aprender las lecciones que él quiere que usted aprenda a través de esa amarga experiencia. Quizás Dios quiere que sea más santo, más obediente, más paciente, más amoroso, más dispuesto a perdonar, más humilde, más sensible, más misericordioso Dios no se equivoca. Lo que hombres nos hacen para nuestro mal, Dios lo usa para nuestro bien.