David Alves hijo
¿Qué es?
La RAE define el sexteo, sextear o sexting como el “envío voluntario de mensajes e imágenes propias de carácter erótico a través del teléfono móvil o internet”.
¿Cuál es el problema de raíz?
Es un problema netamente espiritual; del corazón y de la mente. Hay algo que está profundamente mal con alguien que realiza esta perversa actividad.
Hay por lo menos tres pecados en el interior este individuo.
1) Concupiscencia
Está permitiendo su mente tener pensamientos inmundos e impuros. Desea lo prohibido e inmoral. No está dejando que su mente sea consumida por todo aquello que sea puro (Fil. 4:8). Se contamina a sí mismo porque manifiesta que de su corazón salen malos pensamientos (Mr. 7:20, 21).
2) Codicia
Al sextear, la persona está anhelando a alguien que no es su esposa. El décimo mandamiento prohibía codiciar a la mujer del prójimo (Éx. 20:17). Es posible que mayormente pensemos que la codicia solo está relacionado con el dinero. Al tener pensamientos sucios sobre una persona y al practicar el sexting con él o ella, estás dejando que tu corazón anhela a alguien por encima de Dios. Por lo tanto, sextear es codiciar. Tus afectos deben ser para Dios; no para una mujer que no es tu esposa, y que si es casada, es mujer de alguien más. El o la que sextea manifiesta claramente tener un vacío en su vida.
3) Impureza
Estos pecados no quedan ahí. En Santiago 1:15 leemos, “la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado”. En otras palabras, primero nace en la mente los pensamientos inadecuados, después vienen las palabras inapropiadas dichas o escritas a alguien, después ocurre la codicia o el deseo profundo por la persona, y después viene más impureza cometida.
Esta impureza cometida pudiera primeramente manifestarse en la masturbación, y el clímax sumamente negativo, sería tener relaciones sexuales con la persona con la que se sextea.

¿Cómo se da?
Se da por el móvil que nos permite comunicarnos con quien queramos. Todo inicia con un ¿cómo estás? La comunicación después se convierte más comprometedora. Viene el típico Qué bien te viste el día de ayer. Después de eso ya viene el sexting. Aquí ya es cuando dos personas hablan sobre cosas sexuales, deseándose el uno al otro, y se envían imágenes de su cuerpo.
¿Cómo dejar de hacerlo?
Hay distintas cosas que debes hacer para dejar de cometer el pecado del sexteo.
- Confiésaselo a Dios
El Espíritu nos asegura por medio del discípulo amado por Jesús, “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Jn. 1:9). - Confiésaselo a tu cónyuge
El sexting es una flagrante infidelidad a él o ella. Ocultarle algo a tu cónyuge nunca terminara bien. En Santiago 5:16 leemos, “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”. Si eres soltero, le estás siendo infiel a la pareja que Dios te dará algún día. - Confiésaselo a los pastores de la iglesia.
La codicia es motivo de que el pecado sea tratado por la iglesia. Uno de los pecados que inhibe a que alguien pueda ser miembro de la congregación es la avaricia (1 Co. 5:11). La avaricia es desear algo que alguien más tiene. Ya observamos que esto puede ser un bien material, pero también puede ser el cónyuge de alguien más. Esto también aplica a dos personas que sean solteras. El punto es que estás deseando algo que no es tuyo. El Señor dijo: “Yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (Mt. 5:28). - Controla tu uso del celular y las redes sociales
Suena anticuado y severo, pero al final de cuentas, no es propio que nos estemos mensajeando con una persona del sexo opuesto. Debemos también controlar la adicción que podemos llegar a tener de siempre estar en el celular viendo esto, viendo aquello; hablando con esta persona y hablando con esta otra persona. Esto te expone. Administra adecuadamente tu tiempo. Propónte no poner nada delante de tus ojos que sea impropio. Este fue el deseo del escritor del Salmo más largo. “Aparta mis ojos de mirar la vanidad” (Sal. 119:37). Haz como Job quien hizo un pacto con sus ojos para no desear a una mujer (Job 31:1). Disciplina tu mente a no desear a alguien sexualmente. Controla tus dedos para no escribir “palabra corrompida” (Ef. 4:29) a alguien.
Dios nos ayude a tener mentes, corazones y cuerpos puros. En el 2023, Dios sigue exigiendo que seamos santos así como Él es santo (1 Pe. 1:16). Renovemos nuestras mentes (Rom. 12:2). Ofrezcamos nuestros “cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios” (Rom. 12:1). No nos conformemos a este siglo (Rom. 12:2) en el que es sumamente común sextear.

Gracias.
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